operapopular escribió:
Tamagno Grande escribió:
Gino escribió:
(aunque la revolución de Ruffo tuvo más aspectos negativos que la de Caruso) y por ser un fenómeno vocal.
Efectivamente, amigo Gino, quitando sus cualidades como cantante (en el siglo XX ha habido una media docena como él), la concepción errónea de su cuerda la ha lastrado hasta la fecha, y se ha cargado, literalmente, las interpretaciones de Verdi hasta Dios sabe cuándo.
Alguna vez volverán a haber barítonos, a pesar de la herencia de Ruffo.
Voto Lemeshev
Tamagno, Gino, ¿seríais tan amables de explicarme esos aspectos negativos o más que negativos de los que habláis o si se ha tratado en algún otro hilo?. A mí el "Titto" Ruffo me gusta y me parece interesante lo que comentáis.
Según mi punto de vista, formado no sólo con las audiciones sino con la lectura de artículos y libros sobre el tema, el impacto negativo de Ruffo tuvo dos vertientes,
- Las vocales
- Las interpretativas.
Ruffo no tenía la culpa de ser un fenómeno, pero la imitación vana de su timbre broncíneo y potentísimo a llevado a muchos barítonos a ensanchar el registro medio y a buscar el mismo sonido estentóreo al subir al agudo, lo que derivó en la llamada escuela del mugido. Una y otra vez se ha repetido la consecuencia de la ampliación y oscurecimiento forzado de la voz: se pierde el apoyo correcto sobre el aliento, es imposible entonces pasar la voz hacia el agudo, se buscan resonancias espurias. No se puede imitar un timbre, menos uno así.
Ruffo fue el abanderado del verismo en la cuerda de barítono. El impacto de sus nuevos modos (íntimamente ligados a su poderío vocal) se puede comprobar comparándolo con Battistini. No es que Ruffo careciera de la técnica correcta: la única mancha en su emisión era la debilidad del grave. Su maestro fue el mismo que el de Luca. Pero eligió potenciar un canto heroico y agresivo en detrimento de los contrastes y la elegancia, posiblemente lo que pedía su voz. Naturalmente este estilo espontáneo y demagógico encontró una época propicia con la hipertrofia expresiva del último romanticismo y el naciente verismo, tan preocupado por la verosimilitud dramática. El propio Ruffo dio ejemplo de los peligros de su forma de cantar porque su declive fue algo temprano y tras su retirada reconoció que no se sentía capacitado para enseñar canto. De Luca resumió: "No era una voz; era un milagro que él mismo dilapidó a ladridos"
Sin embargo la imitación de Ruffo se extendió rápidamente porque los públicos deseaban escuchar voces de esa potencia y
verdad. Curiosamente fueron los 50 los años en los que esta tendencia tuvo más fuerza, llegando a destruir la capacidad de los barítonos para cantar a media voz, con legato y agudos fáciles y timbrados: Bastianini, Protti, Gobbi, Bechi, Guelfi, todos padecieron el tittaruffismo de alguna manera.
Por lo menos actualmente son mis impresiones...