Todos conocemos a
Lorin Maazel (Francia, 1930), por su actividad como director de orquesta, ultimamente incluso en España como director titular de la Opera de Valencia.
Pero además, Maazel se dedica a componer. Opera, entre otras cosas.
En Mayo de 2005, se estrena en el Covent Garden
1984, la primera ópera de Lorin Maazel. El argumento, logicamente, parte de la conocida novela de George Orwell, adaptada previamente al teatro y al cine en varias ocasiones. El autor se implicó en la producción, asumiendo la mitad de los costes.
Tras el estreno en Londres, la ópera debía ser representada en Valencia, pero acontecimientos que todos conocemos han pospuesto esta producción para mejor ocasión.
No existe grabación "oficial", pero tanto el video como el audio están disponibles en nuestros cotos de caza habituales. Un par de fragmentos:
1984-Maazel-Acto-I
1984-Maazel-Acto-II
A pesar de recibir todo el apoyo mediático posible (incluso existe una página web en exclusiva:
http://www.1984theopera.com ), y contar con una producción de nivel y un buen elenco, el proyecto no acaba de despegar.
Winston ...... Simon Keenlyside (baritone)
Julia ...... Nancy Gustafson (soprano)
O'Brien ...... Richard Margison (tenor)
Syme ...... Lawrence Brownlee (tenor)
Parsons ...... Jeremy White (bass)
Gym Instructress/Drunken Woman ...... Diana Damrau (soprano)
Charrington ...... Graeme Danby (bass)
Prole Woman ...... Mary Lloyd Davies (soprano)
Cafe Singer ...... Johnnie Fiori
Pub Quartet ...... The Demon Barbers
La responsabilidad, sin duda, es de la música de Maazel. De inspiración muy limitada, tratando de mezclar influencias y sonidos procedentes de varias fuentes, pero sin encontrar en ningún momento la inspiración necesaria. Como se ha dicho en algún momento, refiriéndose a un reciente CD de una diva, esto es "opera chillout". Sin embargo, Maazel no escribió el libreto, sino que contó con la colaboración de dos escritores profesionales: J. D. McClatchy y Thomas Meehan, que cometieron el habitual error de escribir un guión cinematográfico, en lugar de un libreto operístico.
Pero no todo lo que se estrena tiene que ser una obra muestra, ni siquiera bueno. Lo importante es que la ópera como forma musical, como ámbito de creación, se mantenga viva y lejos de ser recluida para siempre en un museo.