Sorry! hasta hoy no he podido conectarme.
Yo también romperé el hielo y colocaría en este museo mi primera experiencia en el Liceo:
Año 1975, contaba yo con 16 añitos recien cumplidos, (-sniff!
qué tiempos-) Yo no tenía ni idea del tema, pero unos amigos me propusieron trabajar como comparsa y por la friolera de 300 pesetas!!! (1,80 euros).
Ya me veis en el escenario, vestido de egipcio y haciendo bulto, delante de un fotiment de gente a la que ni veía, corriendo de un lado para otro y haciendo lo que hacía el que estaba a mi lado.
Curioso no, un tipo como yo, sin idea de lo que era la ópera ni haber oido siquiera una, sin saber cantar (evidentemente sólo movía los labios) moviéndome por un escenario que para mí, años más tarde, me reportaría tanta satisfacción, en la forma de poder asistir a lo que hoy es una pasión (homo operísticus)
Ahora, no puedo evitar sonreir cuando con curiosidad, en vano, busco entre los figurantes alguno al que crea un despistado incorregible con pinta de: ¿pero qué hago yo aquí aguantando este royo?. Inútil: sé que no lo voy a encontrar.
En fín, para mí un recuerdo simpático que siempre me acompañará.