Que en Estados Unidos se ha desatado una caza de brujas al respecto es indudable y lo demuestran dos de los casos más famosos; el de Woody Allen a quien prominentes figuras femeninas como Oprah Winfrey han condenado de nuevo en la plaza pública catódico/digital pese a que es un caso en el que hay sentencia judicial firme diciendo que la acusación es imposible tanto de probar como de denegar; y el de Kevin Spacey (este gay, con lo que aquí lo del heteropatriarcado perverso no entra en juego) a quien han destrozado con una acusación de hace 30 años, de nuevo imposible probar o denegar, curiosamente un amigo, ex-alto ejecutivo de Netflix, me dijo que ese inmenso actor que es Spacey es un ser absolutamente insoportable (¿tendrá esto algo que ver?).
Coincido mayormente con el último post de Tunner y el de Lord Cacahuete es interesante, pero no creo en una mano divina coordinando la acción; en estos tiempos de RRSS, de comunicación y acción difusa; sí, hay una mano intencionada que lanza la bomba y luego muchas otras que se suman de motu propio a la acción; twitter y FB ayudan mucho. Una vez lanzada la bola de nieve, habrá muchos dispuestos a hacerla crecer sin necesidad de enviar ordenes concretas.
Ahora bien, yo no descartaría la tesis de la Cienciología, evidentemente la segunda andanada de AP está muy bien dirigida y surge como respuesta a la ovación de Salzburgo. Sabiendo un poco de estrategia de comunicación es fácil llegar a la conclusión de que esta acción estaba muy pensada y lista para su activación, sólo esperando el momento oportuno. Esto evidencia que alguien poderoso tiene a Placido en el punto de mira, quien y porqué probablemente nunca lo sepamos.
Por otro lado, me gustó mucho un artículo de Elvira Lindo hace unos días en El País:
https://elpais.com/elpais/2019/08/31/op ... 29505.htmlConcuerdo con su conclusión:
Cuando Placido Domingo declaró que "las normas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de como eran el pasado", provocó que sus amigos le reprocharan una defensa tan pobre, casi autoinculpatoria. Sin embargo, yo aprecié ese gesto de honestidad, tal vez no calibrada. y es esa actitud de cambio de mentalidad es la que debemos de reivindicar