Me hace gracia la expresión del Sr. Tunner sobre los "degustadores de voces", que también pudiéramos llamar "catadores de voces", igual que existen los catadores de melones, y de tantas otras cosas que pueden catarse.
El problema, damas y caballeros, es el subjetivismo, porque a unos catadores el tenor les parece que está en sazón, pero otros catadores opinan que no tiene "brillo", por ejemplo, o que le falta "esmalte", por ejemplo, o que anda mal de "squillo", por ejemplo, o que anda justito de "fiato", y no sigo por no aburrirles.
¿Solución al subjetivismo del catador? Pues la respuesta está en el tenis. Ahora, si ven un partido por la TV, el monitor indica la velocidad en km/hora con que hace el saque Rafa Nadal. De modo que la discusión "¿a qué velocidad saca Nadal y saca Federer?" está resuelta por la ciencia, que es capaz de medir la velocidad con que sale la bola.
También está el "ojo de halcón" que registra el sitio exacto donde botó la bola, y ya no hay discusión sobre si entró o no entró... se mira el "ojo de halcón" y resuelto.
Mi propuesta es que en los teatros de ópera, aprovechando la pantalla de sobretítulos, se proporcionen on line los siguientes datos al público. Por ejemplo, sale el Duca con su jubón y sus calzas reglamentarias, y ataca "La donna e mobile". En la pantalla veríamos:
* Potencia de emisión del aria en decibelios (dB) * Frecuencia con que se emite el tono (Hz) * Nota a la que llega el tenor en cada momento (si llega a do5 se encendería una luz indicando al público: ¡Aplaudan!"
Con esta aplicación de la técnica al bel canto terminaría tanto subjetivismo, y el público sabría a qué atenerse.
Saludos
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