Una obra singular pues parecen ser tres distintas reunidas bajo el paraguas de un título genérico. Corto y pego de wikipedia: For a Look or a Touch es una historia sobre la persecución de hombres homosexuales durante el Holocausto. Scheer basó su texto en historias reales contadas en el documental Paragraph 175 y en el diario de Manfred Lewin, del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos en Washington DC. Heggie luego adaptó For a Look or a Touch para otros dos formatos de interpretación: a versión teatral con coro de hombres, y como ciclo de canciones para barítono solo.

Another Sunrise es una escena dramática para soprano y conjunto de cámara (clarinete, violín, violonchelo, bajo y piano) basada en la vida y obra de la sobreviviente del Holocausto Krystyna Zywulska.

Farewell, Auschwitz consta de siete escenas para soprano, mezzosoprano y barítono. La obra existe en versión de cámara para cantantes y piano, así como en orquestación con clarinete, violín, violonchelo, bajo y piano. En esta ópera, las letras de Scheer son traducciones gratuitas de letras creadas por Krystyna Zywulska mientras estaba encarcelada en Auschwitz-Birkenau.

Heggie y Scheer crearon una ópera de larga duración titulada Out of Darkness basada en las tres obras que crearon para Music of Remembrance. La nueva ópera recibió su estreno en Seattle en mayo de 2016, seguida de actuaciones en San Francisco. En la actualidad, una grabación titulada Out of Darkness (Naxos) ofrece las versiones originales de Another Sunrise y Farewell, Auschwitz, así como la versión de ciclo de canciones de For a Look or a Touch.

Hace un tiempo comenté que puede que nos encontremos ante el que creo es el peor papel grabado por Joan Sutherland. Al escuchar esta grabación después de años, mi opinión no ha cambiado. ¿canta mal, sin saber las fundamentales reglas del canto bello? NO. Ella lanza agudos a los 62 años que otras ya querrían para sí desde sus comienzos y ella trina y tiene unas agilidades aún aceptables "coppia inicua" ..pero la voz está ya no decadente, sino comatosa, avejentada y un vibrato ya ancho, gastado propio de toda una vida como soprano. Con un papel tan exigido, son ya demasiado 62 años para hacerle justicia. NO es un desastre de grabación, puesto que tiene a Ramey y el resto del equipo de cantantes, donde Hadley destaca sobre todos ellos y Sutherland al fin y al cabo, ofrece rescoldos de un pasado fulgor, que se agradece. Parece por timbre, la madre de Bolena y en los dúos con Ramey se nota.

Como versión completa, está como primer opción la de Suluotis y Sills. Como mejor encarnación de Anna, están Gencer - en primer lugar - y Callas. El carácter complejo de este personaje, hace que voces tan poco expresivas como la de Sutherland, se encuentren con dificultades insuperables.

NOTA: BIEN ALTO. (a la grabación)

Una ópera realmente interesante y que en las imágenes del DVD gana bastante con un planteamiento escénico inteligente de Marianne Clément. La historia, un secuestro, el síndrome de Estocolmo, la ideologización de la juventud y la chulería e los ricos, todo en un coctel que nos permite disfrutar de esta obra que se estreno en el Capitolio de Toulouse y que en su momento se me escapó. Merece la pena.

Hay que reconocer a los norteamericanos que, más allá de otras consideraciones, tienen la virtud de escribir óperas de enorme teatralidad hasta conseguir, como es el caso que nos ocupa, un público entregado que disfruta, se ríe y aplaude sin cesar durante toda la representación.

Great Scott, estrenada en 2015, narra las vicisitudes de una mezzo gloriosa de la ópera, Arden Scott, que va a reestrenar Rosa Dolorosa, figlia de Pompei, de Vittorio Bazzetti, que permanece oculta desde su estreno, allá por 1835. Todo ello permite al compositor utilizar el bel canto para reírse y hacer reír a todo el mundo. La gloriosa cantante es Joyce di Donato que se lo pasa en grande; ¡aparece hasta el fantasma del compositor! Y por si fuera poco en medio del drama se cuela la Super Bowl. El compositor reivindica su obra como American Opera y a fe que consigue algo especial. Merece la pena dedicarle un momento.

Grabación en vivo de esta función de 1956, dirigida por Thomas Schippers. Independientemente de las pegas, reparos e incluso justificadas fobias contra Fernando Corena, hay que reconocerle una vis cómica excepcional (que comprobé en su Dottor Bartolo de un Barbiere en La Zarazuela años ha). En consecuencia, el público del MET se lo pasa estupendamente y carcajea sin cesar. El sonido es malo y Urania no mejora grabaciones anteriores; pero el elenco que acompaña al bajo suizo es de campanillas.

Mi querido, admirado y respetado MarttiT, ese "haya por 1815" me duele en el alma; edite, por caridad. Suyo, Abdallo

Me cuesta entrar en el Rossini serio. Concreto: me cuesta entrar en algunas óperas del Rossini serio, como esta que comento. El hecho curioso es que de las óperas rossinianas que más me gustan son "La Donna del Lago" y "Semiramide" . Entrar en Rossini es como sentarse en una banqueta de una montaña rusa. Hay que ponerse bien la barra de seguridad. De tantas subidas y bajadas llega un momento en que me canso....lo reconozco, aunque en Medmed II hay arias y escenas francamente conmovedores, como el celebérrimo "Giusto cel" o la escena final del acto II con el "Si, ferite".

Curioso es lo que me sucede con los protagonistas, quedándome frío ante su desempeño. Reconozco, como no puede ser de otro modo, que su maestría en el terreno de pura vocalidad rossiniana está ahí, presente, pero hubiera pedido más entrega, más profundidad en sus encarnaciones. Samuel Ramey es El Bajo rossiniano por excelencia... lo escucho y veo una voz perfecta por homogeneidad y proyección, en coloratura, en tesitura...pero lo encuentro plano como intérprete. Un prodigio vocal. Un monumento vocal casi - o sin casi - perfecto. June Anderson se confesaba admiradora de caballe, pero creo que es a Dame Joan Sutherland a la que tiene in mente. Su coloratura sobria pero perfecta, su timbre moderadamente hermoso, su femineidad hace que sea una Anna importante, pero está esa languidez, esa pudibundez continua, ese falta de fuerza en su tránsito por la exigente tesitura de Ana. Me parece frígida, sosa, sin gracia, lánguida, sin garra. No me engancha esta cantante a pesar de que la considero una soprano de primera en bel canto y en Rossini en particular. Si no me equivoco, Anna - igual que Semiramide o Erminoe , era un papel-colbran y hubiera preferido una soprano como la Antonacci para hacer más justicia al papel y dotar de profundidad a un personaje que es el real protagonista de esta ópera y que en June Anderson se queda más o menos en la periferia, aunque en las arias lentas, en los pasajes de ritmo reposado, su línea de canto siempre reluce con el dominio perfecto de su columna de aria para darnos estupendos ejemplos de canto spianato y matices dulces.

Versión de lujo de esta ópera con el añadido de Palacio y la Zimmermann cumpliendo con nota sus intransitables papeles.

No sé si Carl Tunner - enamorado del Rossini serio por lo que yo sé - tendría algo que añadir o corregir.

saludos! y Feliz Nochebuena y Navidad!

Y a mí; aun no salgo de mi asombro. Sospecho del corrector porque un servidor, a estas alturas...

Los italianos dice aquello de "traduttore, traditore"; podemos asimilarlo a la tecnología actual.

Uno de los mejores ejemplos de la altura del canto de Samuel Ramey, inalcanzable hasta hoy. Este título se programó en Bilbao en 2004 y por entonces en este foro se descubrió que en la década de los 90 se quiso programar con el mismísimo Ramey, lo que quedó en agua de borrajas. Miren esto: https://www.unanocheenlaopera.com/viewt ... w=previous

El que, además del gran Ramey, está muy bien en esta grabación es Ernesto Palacio. El tenor peruano, aunque ni por asomo sea baritenor, en el papel de Paolo Erisso, escrito para Nozzari frasea estupendamente

Por supuesto que estoy con vds, de acuerdo: MarttiT e hizan 06 en la soberanía vocal de Ramey. Cualquier que no sepa música se puede dar cuenta que el Medmed II de Ramey es histórico...pero nada hay perfecto "de tejas para abajo" y como siempre todo es susceptible de achacársele alguna mácula, aunque sea minúscula, yo opino que en su personaje, la balanza de la vocalidad pesa más que la de la expresividad: ES MI OPINIÓN...OJO!
Al desempeño de doña June le veo las mismas características que a todos los suyos...no creo que puede poner o añadir más adjetivos calificativos. He agotado el diccionario de sinónimos - antónimos. ¿vds ven así su desepeño? ¿le atribuyen vds el mismo papel histórico que a sus compañeros americanos del renacimiento rossiniano? Yo veo a una soprano aplicadísima y dotadísima para el canto de coloratura y el canto más spianato, pero no le veo "modales de Grande" como sí los tenía la Souluotis. It's my opinion...of course.

su saludo a todos

June Anderson en 1983, año de la grabación, no puede lucirse en el papel de Anna Erisso ( más adelante lo cantaría mejor). Gran vocalista, desde luego, pero la tesitura es demasiado baja para ella; en los recitativos resulta monótona e inexpresiva, la coloratura es más de Lucia que de soprano rossiniana Colbran.

Esta es la primera ópera de aquella niña inglesa de 12 años -que ahora es una adolescente de 16 y que creo ha compuesto una segunda- que deslumbró al mundo con una capacidad infrecuente entre los pequeñajos. Seguramente no estamos ante una obra maestra y, además, el tiempo dirá la importancia de Alma Deustcher en la historia de la música clásica pero no deja de ser sorprendente que una niña sea capaz de hacer algo así. Son dos horas de una obra de gran formato con la trillada historia de la Cenicienta, aunque aquí la variante es que la madrastra es una prima donna operística, con lo que se engarzar el argumento con el mundo del teatro. Entre las cantantes solo se me hace conocida Mary Dunleavy, que cantó Amina en una La sonnambula en la ABAO en 2005, con Juan Diego Florez, sustituyendo a la inicialmente prevista Stefania Bonfadelli y que tuvo unas prestaciones discutibles..

Ayer tarde me encontré con una Cavalleria Rusticana de la Wiener Staatsoper en un 2019 prepandémico, con público a rebosar, representada junto a Pagliacci. Escenografía y dirección escénicas eran del fallecido y añorado Jean-Pierre Ponnelle, bajo la batuta de un competente Graeme Jenkins. La Santuzza recaía en la mezzo del momento, Elina Garança, quien me decepcionó totalmente; la letona lució una voz espléndida y dio todas las notas con seguridad y un punto de insolencia en los agudos (en los graves estuvo más modesta), pero su recreación del personaje fue gélida. Y no es, como diría nuestro marqués, que falte italianità, sino garra, visceralidad y pasión. Vamos, Ganassi le da mil vueltas porque sabe lo que siente una siciliana desengañada, celosa y vengativa. Turiddu fue un tal Yonghoon Lee que puso toda la carne en el asador con una voz de bello timbre, no muy homogénea en los registros y algún engolamiento puntual. Alfio corrió a cargo de Paolo Rumetz: per ammazzarlo.