Nada que objetar a esa excelente Violetta de una jovencísima Stella de apenas 26 años, siete años más joven que Tebaldi y seis más que Callas. Y sí, a Maria le sentó muy mal que no la hubieran escogido para el papel tras los indiscutibles éxitos de grabaciones como Lucia o Tosca junto a Di Stefano en la misma discográfica. Y, por último, aclarar que cuando Stella empieza a ser conocida y reconocida internacionalmente, la Tebaldi y Callas ya estaban firmente asentadas en sus respectivas carreras, así que no fue "víctima" de ninguna; de hecho, terminó sustituyendo a la Divina en La Scala cuando esta dejó de cantar allí (no por mucho tiempo, ya que la soprano de Perugia mostraría signos de cansancio vocal, que muchos atribuyen a una errónea elección de repertorio, hacias finales de los sesenta y principios de los setenta).

Y que conste todavía vive, Antonietta Stella nacida en 1929

Uno, como la burra al trigo, vuelve siempre y felizmente a lo mismo, cuando eso mismo no es que roce la excelencia, sino que roza la perfección. La verdad, no se puede pedir más: la coincidencia astronómica de los mejores intérpretes en estado de gracia y bajo la inspirada batuta de un director que da en el clavo con todas sus consecuencias. Y ya va para el medio siglo este mismo año.

Yo no sé si hay un wagneriano que adore esta versión del Tannhauser. Yo veo en ésta dos graves problemas:

- una orquesta no de un nivel excelente.
- El Venusberg abreviado inmisericordemente, con una Thorborg de una voz estupenda, pero poco más.
- sonido regular. No se puede apreciar las filigranas orquestales...una pena: es un gazpacho sonoro, cosa que no soporto en Wägner y Strauss.

Si debe estar entre las primeras opciones es por el Heinrich alucinado de Melchior: absolutamente genial su "narración de Roma" . NO es un tenor que despierte en mí incondicionales elogios, puesto que su mismo vibrato rápido y el timbre no los encuentro atractivos ( no he escuchado a "mi" tenor wagneriano en Heinrich: Suthaus y Max Lorenz). Son apreciaciones mías muy personales, pero que no impiden que su Heinrich lo encuentre de los mejores que he escuchado. Lamentablemente, está muy abreviado también en el acto I y III.

El Landrave Alexander Kipnis ... no hay palabras. ¿perfecto? el Wolfran de Herbert Janssen es el que más me ha impresionado por cómo interpreta y matiza. Un desconocido para mí hasta hoy .
La Traubel...nada que decir...Un rubí.

Una pena los peros que he dicho, puesto que son importantes.

No voy a preguntarle por Liu, Calaf o Timur - excelsos todos - pero y la princesa de la Dame Joan ¿es de los pocos que la aprecian? Por lo visto la cantó en versión de concierto en su país - según dijo en una de las innúmeras entrevistas que ha dado a lo largo del globo terráqueo.

No es para mí una Turandot que tendría en teatro un recorrido, puesto que su voz no podría con la orquesta en directo. Dice Fernando Fraga que "sotto voce" se comenta que fue ayudada por una placas en los pasajes más comprometidos de su papel como en el "filio del celo". Como versión de estudio, ella veo que interpreta más de lo que puede creerse, pero creo que del cuarteto, aun con ello, es la parte más polémica, más débil. Hizo bien su trabajo y no se puede considerar como "lunar" en la grabación, pero es sobre todo una curiosidad exótica, aunque de muy buen resultado en estudio.

Lo de las placas era para dar un reverberancia que agudizara aún más el "gelo" de la princesa de ídem, no por ayudarla; y fue una ocurrencia de los productores de acuerdo con el director. Por lo demás, Dame Joan en 1972 está en su salsa y en lo mejor de su carrera con apenas 46 años. Es precisamente este papel, inexpresivo por naturaleza, en el que la prodiogiosa voz de la Stupenda resuena en todo su esplendor; el contraste con la Liù de la Superba es así más acentuado.

Muy interesante opinión. Cierto que es inexpresivo o que se puede enfocar desde la inexpresividad, pero yo la encuentro que tiene detalles en su lectura de su aria de salida "in questa reggia" verdaderamente impresionantes. Vocalmente cierto que da las notas todas, aunque después de escuchar este que escribe a la Martina Arroyo o a Dame Gwyneth Jones en Turandot (sopranos que llegaban los varios Do que jalonan la partitura, con un centro de mayor entidad y mayor compromiso dramático. Demostrando que se puede sacar de un personaje de donde no hay), mi entusiasmo por su princesa, ha bajado un poco, aunque sigue siendo una de las más conseguidas encarnaciones en un estudio de grabación.

Resumiendo: coincido con usted en los elogios a la Stupenda, porque los merece...igual que si Suor Angélica...¡ojo!, aunque en este caso, sea menos entusiasta por mi parte. Adoraba Dame Joan a Suor Angélica. Mi admiración por la Nilsson en Turandot - con ese legato tan....tan....¿tosco? hace que prefiera a las sopranos con un legato más trabajado, como la Gina Gigna, o las antes referidas.

Me hace usted recordar una conversación que sostuvimos con Gino, en la que el ilustre y añorado forero señalaba que Turandot tiene menos do sobreagudos que Tosca (que son tres), pero en la que concluímos que ello no era óbice para que la particella de la princesa fuera mucho más cruel y despiadada que la de la doña Floria. Porque una cosa es dar algunos sobreagudos menos y otra muy distinta estar, todo el tiempo, en una tesitura que no da respiro nunca, por breve que sea y constantemente en el alambre.

Eso de la inexpresividad del papel es un concepto relativo.

Pues casualmente, para cantantes que deben ser "expresivas" en otros roles, lograr alcanzar dicho efecto al acometer la Turandot, en definitiva es una forma expresión artística y musical.

Creo que no me he explicado bien, estimado Rubini, pues tiene usted toda la razón. Lo que quise decir es que Turandot no goza una paleta de sentimientos tan amplia como, por ejemplo, la propia Liù. La princesa está más "anclada", por así decirlo, dentro de un personaje algo estático emocionalmente, lo que en ningún caso esto quiera decir que limite a la intérprete a una recreación carente de humanidad y de matices.

Dispongo de esta grabación y es una de esas en la que la mera prestación de Lauritz Melchior justifica su escucha. Las limitaciones que se apuntan -calidad de sonido, cortes- ahí están, pero en aquella época lo primero era inevitable y los segundos eran muy habituales. Por ello, en la balanza hemos de colocar el sonido estereo y/o el escrupuloso respeto a la integridad de la partitura -cosa que hoy se defiende con más ahínco- o el poder escuchar una voces sencillamente irrepetibles. Yo lo tengo muy claro.

Salvo error u omisión esta es la última grabación de estudio que Martti Talvela hizo de una ópera completa. Ya se le notan los años; también a Edita Gruberova. Y también se nota el cambio de generación de los cantantes, simbolizado por la presencia de Gösta Winbergh, tenor de fama efímera que se metió en varios charcos difíciles de entender (creo que nadie me ha conseguido explicar cómo Muti le eligió para un Don Pasquale que él hipoteca de forma clara) y al que pude ver y oir en mi debút liceístico, allá por ¿1992? en un Lohengrin.

Sinceramente, no entiendo lo que dice, estimado MarttiT. La grabación, según Operadis, es de 1984-85, por lo que Talvela tendría, a lo sumo, 50 años (es de febrero de 1935), y doña Edita no llegaba a los 39 -si tenemos en cuenta que nació en diciembre de 1946. Y, desde luego, no veo por dónde se le notan los años a los dos, partiendo de la base de que es además una grabación de estudio. El bajo finés se sabía el rol de Osmin de memoria y el de la Gruberova fue justamente lo que impulsó a Solti a grabar la ópera con ella, según declara en el librito que acompaña la grabación.

Muti sabemos que tenía sus fijaciones.

Winbergh cantó varias ópera con él La Scala y en Salbzburgo.

A lo mejor era muy dócil con sus indicaciones.

Por partes: este es el tercer registro que he escuchado del Osmín de Martti Talvela (cronológicamente, Böhm, Bertini y el que nos ocupa) y en comparación con los dos anteriores percibo cierta falta de frescura en un cantante que sí, tenía 50 años en el momento de la grabación peroya había tenido varios problemas de salud importantes, cosa que le ocurría desde 1980; problemas de corazón que fueron los que luego provocaron su prematuro fallecimiento apenas cuatro años después de esta grabación. En cuanto a lo de Gruberova seguramente sería más correcto decir que la encuentro más luminosa de voz en la grabación anterior de Böhm por más que sea una grabación en directo. Seguramente también tendrá que ver en ello que la eslovaca me deje bastante frío, lo que no es sino problema mío. Muchas gracias por sus consideraciones.