Reconozco que tengo debilidad por las y los recitales que los artistas graban en su ocaso artístico. Porque cuando se es joven, la voz corre fácil, el agudo es brillante, el mundo te adora y el divo/a está enamorado de sí mismo/a, un recital puede ser satisfactorio siendo meramente complaciente y sin implicar un excesivo trabajo musical detrás. Pero cuando los medios no son autosuficientes, ha de ser el talento el que construya un discurso musical teatral, vivo, con un significado. Y ese ambiente de
…¿y musicalmente, qué me queda por decir, mientras aún pueda? de este tipo de discos me parece bastante conmovedor.
En mi opinión, la revolución Callas nos han llevado a descuidar el gran músico que hubo detrás de la dotadísima voz de Renata Tebaldi. Sin duda, Renata no fue Maria, hizo otras cosas y las hizo de otra manera, más parecida a como venían haciéndose en la tradición vocal que la crió. Pero el estereotipo de que se tratase de una señorona que se cantaba a sí misma y se miraba en espejos añejos con marcos rococó, aparte de cruel, me parece profundamente errado.
Y este disco, en mi opinión, dice mucho en favor de la musicalidad de Renata Tebaldi (que ya había estado espléndida en el disco de arias veristas con de Fabritiis) y también bastante de la de Franco Corelli. La razón de ser del disco es la escena de
Francesca da Rimini, pero previamente ofrecen 4 dúos más "conocidos", no siempre igual de interesantes. El dúo de Manon Lescaut es escabrosísimo de entonación interválica y muy tirante de tesitura, y ahí el esfuerzo requerido a los dos es muy notorio (y el agudo de Tebaldi se resiente de afinación y el legato de Corelli, que nunca fue su fuerte, pierde fluidez) pero en momentos como
Nell’occhio tuo profondo io leggo il mio destin o el último minuto del dúo, en dinámicas suaves, uno se siente completamente "en casa", en el corazón de la ópera italiana. El dúo de Amneris y Radamès parece hecho en muy pocas tomas; más tiempo y más ensayos hubieran podido permitir a Tebaldi hacer algunas frases cortadas en un solo fiato y, sobre todo, mejorar la medida de Corelli, descuadradísmo, pero, en especial en el recitativo, Tebaldi se muestra insólitamente ávida, atenta y fraseadora.
La Gioconda y
Adriana Lecouvreur son dos obras con las que conecto poco, pero así como
Laggiù nelle nebbie remote me parece un hermoso momento, que aquí llevan muy bien (sobre todo ella), el momentito de Lecouvreur no lo entiendo: puede tener un sentido en el fluir el acto II de la ópera, pero como dúo autónomo no funciona.
Y finalmente, la
Francesca, que es claramente lo que ellos querían verdaderamente grabar, la pieza más trabajada y conseguida del disco y donde más motivados y fantasiosos están, aparte de enormemente atentos y musicales: el lirismo prevalece como la verdadera primavera que el coro anuncia y si Tebaldi está enorme (cuidadísimo el
Paolo, datemi pace), Corelli se pone finalmente a su altura con gran elocuencia discursiva, con sensibilidad verdaderamente romántica y un uso del piano de maestría equivalente a las de Renata (el
Francesca! final). Casi 20 minutos totales de ópera que estos dos fenómenos sentían "deber" todavía al mundo musical.
¿Qué queda de todo ello? Un disco de dos fieras del melodrama italiano cuyo mejor momento claramente ya ha pasado, pero sabiéndolo, nos hacen entender no solo qué grandes fueron, sino que lo fueron un poquito más (o de forma un poquito distinta) a la que nos habían contado.