Mi querido Rubini, la duda ofende; La remasterización, por supuesto. De hecho, esta de Pritchard fue mi segunda Lucia, después de una que tenía mi difunto padre, de 1951 y dirigida por Franco Capuana con Dolores Wilson, Gianni Poggi, Anselmo Colzani (extraodinario barítono) y Silvio Maionica al principio de su carrera y antes de caer en papeles secundarios.

Lo que no termino de comprender es que McCracken se haya hecho un hueco entre los tenores importantes de su tiempo y de Otello uno de sus papeles más emblemáticos. Cantó unas 600 veces en el MET... ¿America forever?

Grabación con mi estimadísimo Poggi, que me hice en la remasterización del desaparecido sello Preiser.

En Europa, antes de regresar al MET, también hizo carrera.

Amigos que lo escucharon en el teatro de la Gran Manzana, me cuentan que podrá tener todos los peros estilísticos y técnicos admisibles, pero era una voz ancha y caudalosa, que tronaba en el teatro.

Habiendo escuchado alguna voz exigua en una función anterior, eso era un contraste abismal sin duda alguna.

Además los gringos siempre han sido muy dados a esas voces, dejando de lado sutilezas.

Ahí están los ejemplos de Vinay o Kurt Baum por ejemplo, que no me sonrojo en escribirlo, en estas épocas pagaría por ir a verlos en un teatro, para que me acariciaran los tímpanos.

El amigo Tucker cuenta que lo escuchó en el Liceu. Protestaron a su esposa, la señora Warfield, que tampoco era un dechado de virtudes; y ambos se fueron con las maletas.

En cuanto a MacCracken estamos, como en otras ocasiones, en la dicotomía cantante de teatro, limitadísimo como intérprete, como técnica y como fraseo, pero con medios -el timbre es horroroso y la emisión dura y esforzada como pocas-, y la expresión desnortada, pero sincera, que en sala funciona y saca adelante papeles dramáticos para los que no hay tantas opciones y hoy día menos, frente al mundo de la grabación de estudio que ansía inmortalizar una interpretación erga omnes e in eternum.

Claro, verse en una grabación de estudio con un músico hondo y analítico como Barbirolli y con otro como Dieskau, que han pensado y planificado hasta la última arista en sus respectivas labores, le hace quedar como un pulpo en un garaje en un medio, el registro de estudio, en el que no luce su material que debería ser amplio y sonoro. Sus 600 funciones en un teatro enorme como el MET y ser el Otello oficial de dicho teatro en el período post Del Monaco deben significar algo.

Ante MacCraken no tengo palabras. Es decir, que este tenor lo encuentro vocalmente con muchas falencias hasta en la forma de emitir el sonido, su timbre....todo. En el plano interpretativo, lo encuentro muy elemental, muy exagerado, muy histriónico, histérico....para mí es un tenor que no es relevante en la historia interpretativa de Otello ni en la historia de ningún papel que cantó....y lo he intentado muchas veces, porque la Desdémona de la Jones y el HISTÓRICO Iago de DFD hay que escucharlos sí o sí. Siento si alguno encuentra contundente mi mensaje o inmisericorde...pero es que en su modo de cantar no encuentro nada destacable.

Otra cosa distinta me sucede con Souluotis en Norma o en la Lady. Creo que en no pocas ocasiones es la visceralidad la que maneja la pluma o el teclado. Yo creo que su trayectoria o biografía no puede influirnos hasta el punto de no poder apreciar el hecho de que a pesar de las carencias formativas y el poco estudio y cabeza de esta cantante, ella sabía declamar el texto y sin histrionismos y sin mirar a ningún "loggione" ella, en la grabación de Gardelli, interpreta muy bien el texto verdiano, dice, frasea con gusto y logra transmitirnos a una Lady de carne y hueso ¿imperfecta? sí, por supuesto - secciones concretas del brindis donde ella se queda atrás de la batuta por su lentitud con alguna filigrana ...por ejemplo - eso es evidente, pero uno escucha su Lady y le acaba impresionando. Lo dice un aficionado que tiene el oído "democrático y abierto".

Pongo dos escenas del sonambulismo. La de Gencer del 1968 "hiperdramática" ( ojo, no la del 1960 del "primer período Gencer" con Gui, donde esta perfecta) y la de la Suluotis. Juzguen vds.

https://www.youtube.com/watch?v=p4BISHJ8R-w

https://www.youtube.com/watch?v=ivPE7j_7Sfk

A este respecto hay que tener en cuenta el gusto del público estadounidense. Celletti, por ejemplo, solía desconfiar de aquellos cantantes (italianos) que volvían a actuar en teatros italianos después de haber cantado durante años en el Met, porque, acostumbrados a cantar en ese teatro, se habían vuelto chillones.

Bueno, Bergonzi cantó muchísimas temporadas en el MET, al igual que Alfredo Kraus, y no se volvieron chillones.

Cierto es que es un teatro enorme y habrá quien deba forzar. Sin embargo, los dos nombrados demostraron que la técnica, la sana emisión, el correcto apoyo sul fiato que garantiza la proyección, es el verdadero camino.

Creo que Pavarotti es un Nemorino referencial, no solo por voz (y esta grabación es de 1990), sino por carácter y congenialidad. Su identificación con el personaje es, en mi opinión, total. Una de las máximas creaciones del tenor, junto a Rodolfo y Riccardo/Gustavo. A la Battle le va también el personaje de la caprichosa Adina, como contagiada por su partenaire. Nucci y Gara están ambos en su salsa y se divierten. Levine cumple por esta vez.

Además esta grabación coincidió con la puesta en escena del MET que consta en video, por lo que todos la tenían in gola y en vis escénica.

https://youtu.be/em0Y8HP4IeY

https://youtu.be/msSyBPLe4xs

https://youtu.be/4fxwMTG6KiM

https://youtu.be/fVzBUR_hzEQ

Un descubrimiento tardío: esta joyita discográfica con discreta vida comercial (descatalogada hoy en día)

Richard Tucker como Rodolfo: un descubrimiento. Agudos timbradísimos, centro si no bellísimo sí de impactante presencia y sobre todo un sentido teatral de primera. La dicción es un poco "Made in USA" pero eso no le impide interpretar su papel como pocos: uno de los grandes Rodolfos.

Anna Moffo: estupenda Mussetta con la Callas y estupendísima Mimi con Tucker. Cada día me sorprende más esta cantante. El acto I y II preciosos, con un canto bellísimo y una carnosidad en su voz que siempre me ha cautivado en el I. En el segundo hay que estar atento a cada matiz de sus episódicas intervenciones. El acto III es DE RECLINATORIO. Basta fijarse cómo interpreta y canta a la vez ( no sé qué hace mejor) y detenerse en las palabras "Non fai" dichas en las dos veces que la canta con un odio y desprecio nunca escuchado antes por mi...Interpreta y de qué modo el fragmento "Rodolfo m'ama" y su papel en general. Eso por no decir nada de su muerte.

Una de las mejores versiones de los sesenta ( la otra, que yo sepa, es la de Freni y Gedda para la EMI/WARNER)

Pues le diré que, con respecto al Rodolfo del gran Richard Tucker, mi primera grabación de estudio también fue una con el tenor norteamericano, ¡nada menos que de 1947! junto a la dulce Mimí de una desgraciadamente olvidada Bidù Sayâo (soprano brasileña y una de las legendarias del viejo MET) y los Benoit y Alcindoro de Salvatore Baccaloni. Dirigía otro director desparecido de los anales: Giuseppe Antonicelli. Esta de Leinsdorf de 1961 no la conozco.

Retomamos la sana costumbre de oír música tras unos días de ardua labor familiar y "debuto" este compositor y título, muy típicos estadounidenses, con estética muy accesible e importante desarrollo dramático, fácil de seguir.

Primera audición de esta versión en la que reina de forma absoluta Raina Kabaivanska, esa cantante de menor eco mediático que otras de la misma época pero que supo hacerse un enorme hueco en el corazón y oído de muchos melómanos. Por cierto, fue la protagonista de la primera función operística de mi vida, allá por 1984 (Manon Lescaut). Giorgio Merighi no es ejemplo de refinamiento pero hoy no tendría rival; le tocó convivir con los Corelli, Bergonzi y compañía y más tarde con Domingo, Pavarotti y demás y quedó siempre en una digna segunda fila.

Giorgio Zancanaro, al que también he podido ver en directo en alguna ocasión, es uno de mis barítonos fetiche por aquello de que me obnubiló en mi juventud operística. El resto del reparto, a buen nivel. Grabación en directo en el Teatro Comunale di Firenze en enero de 1979.