La Callas hace ahí una creación memorable, una exhibición de camaleonismo artístico, de fraseo y de acentos. La dirección de Karajan es fascinante y aún supera a la suya de la famosa grabación posterior para Decca.

Hoy la "Madama Butterfly" de Callas-Gedda-Danieli-Borriello-Karajan.

¿Qué puede decir un tebaldista acérrimo sobre la Butterfly de Callas?

Pues que es sencillamente magnífica en el aspecto interpretativo, lo cual se pone de manifiesto sobre todo en los fragmentos "de conversación". Increíble la escena con Sharples, incluída la entrada de Yamadori. También todas las frases del tercer acto, cuando Butterfly va comprendiendo la situación, y el breve diálogo con Kate. Cada frase, cada palabra y hasta cada sílaba expresan a la perfección los distintos estados de ánimo de la pobre Cio-Cio-San. Me gusta menos en el primer acto, pues me parecen demasiado "prefabricados" la voz y el acento de niña.

¿Es lógico establecer una comparación con Tebaldi en este mismo papel? La verdad es que eran tan diferentes que lo único que se me ocurre es decir que utilizan argumentos distintos. La Butterfly de Renata es una auténtica orgía de belleza vocal, y brilla sobre todo en las arias. No tiene el fraseo de Maria, pero su interpretación está muy lejos de ser fría o inexpresiva. De siempre fue mi Cio-Cio-San favorita.

Gedda está muy "blandito" en el primer acto, como si pensara que Pinkerton era una buena persona (el enfoque más equivocado que puede hacerse de este personaje). Hace una preciosa media voz en "Bimba, bimba non piangere" y encuentra por fin el acento adecuado en el tercer acto, es decir, cuando se vuelve "bueno" (o al menos se da cuenta de lo hijo de p**a que ha sido).

Danieli y Borriello encarnan eficazmente a Suzuky y Sharpless, los dos "sufridores" de la obra.

Karajan obtiene un sonido increíble de la orquesta de la Scala.

Pues sí, la voz era la que era: grisácea en la zona de paso y más bien áspera. Además, en este registro el agudo ya es problemático y a algunos sonidos "blanqueados" para caracterizar al personaje les falta vibrato. Pero la gama de colores, intensidades, la amplitud del fraseo y la penetración del acento siguen insuperadas en cuanto al aspecto trágico.

Gedda, estupendo: ni una nota forzada pese a lo fastidioso de la escritura, medias voces acariciadoras y agudos luminosos. Sin embargo por voz y temperamento este Pinkerton es incluso cándido y más ante Callas. La sensualidad del tenor pucciniano requiere un tipo de tenor diferente de éste.

Secundarios magníficamente concertados por Karajan: unos profesionales modestos que parecen grandes cantantes. En sus mejores años, der Gott dirige ya con el mimo por la sfumatura que permite hablar también de una era "Dopo Karajan" en esta ópera, pero además es más incisivo y menos invasivo que en años posteriores.