me temo que no.
llevo toda la tarde envuelto en una obra que estoy descubriendo y que cada vez me fascina más: "Macbeth". de primeras, me costó entrarle. quizás por todo el aura crepuscular que la envuelve, casi místico, y porque Verdi ya va rompiendo poco a poco las estructuras de su época de galeras. Macbeth tiene mucha más profundidad en sus dos personajes principales que otras anteriores, como Ernani o Attila, y ahonda en la senda de I due Foscari, mejorando los trazos psicológicos de Francesco Foscari. no se puede cantar Macbeth si no se sabe crear un personaje timorato, manipulado por la Lady, que transiciona de una cierta dignidad y ambición a un simple pusilánime, a rogar por su vida ante sus enemigos. no hay grandeza en ningún momento en este perdedor.
esta tarde han caído estas dos grabaciones:
lo que hace la Verrett en la escena del sonambulismo en el directo de La Scala es de otra galaxia.
luego ellos: Cappuccilli tiene ese timbre más rotundo, más solemne, y busca aportarle entereza al personaje. Nucci humilla más a Macbeth, con esos susurros después del vaticinio o en su diálogo con la Lady. no sabría con cuál quedarme, porque son dos interpretaciones soberbias.
dos señores Baquos con Ghiaurov y Ramey, oigan. el segundo, siempre elegante.
quizás mejor Luchetti que Tagliavini, aunque ambos salen del mismo patrón de canto entregado e intenso.
y las batutas, un mundo aparte. si decía antes que no me emocionaba especialmente el Rigoletto de Chailly, todo lo contrario este Macbeth. es una ópera de atmósfera, que transcurre toda ella dentro de la neblina moral de sus personajes. Chailly la recrea. Abbado, por su parte, imparte una nueva lección. este es un Verdi reposado, en el que se puede prescindir del brío y el fuego habituales.
me ha llevado varios años enamorarme de Macbeth. estoy feliz.