Hoy "La Gioconda". DVD. Función de la Ópera de Viena (1986). Magnífica versión de la no menos magnífica ópera de Ponchielli (maestro de Puccini), equidistante entre el bel canto y el verismo, con un estupendo libreto (aunque algunos lo acusen de truculencia) de Tobia Gorrio (Arrigo Boito) basado en Victor Hugo y una arrolladora música, que fue estrenada por nuestro Gayarre y que sirve de vehículo para el lucimiento de un reparto que necesita seis cantantes (Tenor, Soprano, Barítono, Mezzo, Contralto y Bajo), y en el que no puede fallar nadie, puesto que todos tienen sus grandes momentos en forma de arias, dúos, tercetos, y el glorioso concertante. Pero la cosa no se queda sólo en el puro lucimiento vocal, puesto que Ia orquesta y el ballet tienen la célebre "Danza de las Horas". La música tiene una gran fuerza dramática, e incluso hay esbozos de "leit motiv". En fin, que soy "fan" de esta ópera. ¿Se nota?.

Cantan Lilowa (La Ceca, bien), Rydl (Alvise, muy bien), Semchuk (Laura, estupenda), Manuguerra (Barnaba, fantástico, sería el mejor si no fuera por lo que diré después), Domingo (Enzo, muy bien, con un timbre bellísimo y su característica entrega. Algún apurillo en los agudos) y Marton (Gioconda, fabulosa, ésta sí la mejor del reparto, muy bien vocal y escénicamente, con un "Suicidio!" impresionante). Dirige Fischer, que obtiene un sonido suntuoso de la Filarmónica. La producción, vistosa, colorista y lujosa, adaptada a la acción con la particularidad de que convierte el ballet en una especie de resumen de la obra, apareciendo los "dobles" de Enzo, Laura y Alvise interpretados por bailarines.

En conjunto, queda la impresión de haber visto una ópera "de verdad", con cantantes "de verdad" y con una producción "de verdad". Me lo he pasado en grande.

En ese DVD creo recordar que al bueno de Plácido le tuvieron que hacer un apañito, porque en la función retransmitida por radio en directo (que yo recuerdo como si fuera ahora mismo) las pasó canutas para llegar al final de su aria. Iba sofocadísimo y sin resuello, y como le estaba viendo las orejas al lobo, decidió ahorrarse el agudo final del aria. Eso sí, el público vienes, habitulmente sordo como una tapia, acogió el percance con una estruendosa ovación .

Los "apurillos" a que hago mención se refieren concretamente a la frase "Ma al su barbaro consorte l'idol miooooo..." en donde corta abruptamente el agudo.
En cuanto al final de "Cielo e mar", en el DVD ataca con arrojo el si bemol y le queda bastante bien, pero también lo corta en seguida.

Yo recuerdo algo parecido a lo que cuenta, pero esta vez en relación con Pavarotti. Resulta que a TVE, en los 80, le dio por emitir en directo una "Aida" desde Chicago con Luciano, Margaret Price y Simon Estes, dirigida por Garcia Navarro (q.e.p.d.). Resulta que Pavarotti, en las palabras "mistico serto di luce e fior", desafinó de una forma escandalosa. Muchos años después me hice con el DVD, y no queda ni rastro de la desafinación.

No son sus óperas lo que más me interesa de Zemlinsky, ni es esta Tragedia florentina la que más me gusta de sus óperas. Sin embargo, la música de Zemlinsky siempre tiene interés y en esta obra reconocemos algunas de sus mejores cualidades: en especial, la inquietante sensación provocada por esa permanente inestabilidad armónica, tan alejada no obstante de esos bruscos alejamientos y reencuentros con la tonalidad, característicos del Strauss de Salomé con el que frecuentemente se le compara. La parte instrumental –más que la vocal- de Eine florentinische Tragödie tiene momentos memorables, sobre todo el arranque (preludio y aparición de Simone) y la conclusión (¡esa morbosa “reconciliación” de Simone y Bianca!), pero el desarrollo no consigue, a mi juicio, crear esa tensión in crescendo que parece pedir el libreto.

La versión escuchada tiene bastante en común con la de Chailly, que es la que conocía. En ambas la orquesta destaca muy por encima de las voces. El trabajo de Jurowski es magnífico, un punto más brusco en las dinámicas y menos diáfano en la polifonía que el del director italiano, aunque a cambio gane en expresividad y sentido del drama. El tenor y la mezzo son en este último registro tan olvidables como en el anterior, sobre todo el tal Sergey Skorokhodov, de vocecita completamente inadecuada para lidiar con una orquesta de este calibre. Repite Albert Dohmen como Simone, pero con unos cuantos años más y eso se nota.

¿No fue desde San Francisco?

Pues quizá.

Me parece que sí: http://www.amazon.com/Verdi-Wanamaker-P ... B00023BN5G

Efectivamente, tiene usted razón.
Como todo queda en USA, me confundí.

La apuesta por el lirismo más que por el heroismo. A ello ayudan unos cantantes limitados y que en grabación de estudio salen bienparados.

En estos casos lo que suele ocurrir es que para el DVD se graban varias funciones y luego se hace un montaje definitivo, recogiendo (se supone) los mejores momentos. Por eso la transmisión radiofónica es más auténtica, porque ahí no hay montaje que valga: el cantante actúa a calzón quitado... y la mayoría se queda con el culo al aire .

"Virtue! a fig! 'tis in ourselves that we are thus or thus. Our bodies are our gardens, to the which our wills are gardeners: so that if we will plant nettles, or sow lettuce, set hyssop and weed up thyme, supply it with one gender of herbs, or distract it with many, either to have it sterile with idleness, or manured with industry, why, the power and corrigible authority of this lies in our wills. If the balance of our lives had not one scale of reason to poise another of sensuality, the blood and baseness of our natures would conduct us to most preposterous conclusions: but we have reason to cool our raging motions, our carnal stings, our unbitted lusts, whereof I take this that you call love to be a sect or scion."

"I have't. It's engender'd. Hell and night
must give that monstruous birth to the world's light."

"I stand accountant for as great a sin,
But partly led to diet my revenge,
For that I do suspect the lusty Moor
Hath leap'd into my seat; the thought whereof
Doth, like a poisonous mineral, gnaw my inwards;
And nothing can or shall content my soul
Till I am even'd with him, wife for wife,
Or failing so, yet that I put the Moor
At least into a jealousy so strong
That judgment cannot cure."

"When devils will the blackest sins put on,
They do suggest at first with heavenly shows,
As I do now: for whiles this honest fool
Plies Desdemona to repair his fortunes
And she for him pleads strongly to the Moor,
I'll pour this pestilence into his ear,
That she repeals him for her body's lust;
And by how much she strives to do him good,
She shall undo her credit with the Moor.
So will I turn her virtue into pitch,
And out of her own goodness make the net
That shall enmesh them all."

Ya sé que el "Credo" lo inventó Boito, me parece una forma inteligente de resumir lo anterior en un aria; igual que "Già nella notte densa" como sustituto del primer acto de la obra de Shakespeare. En la ópera tiene, de hecho, menos ocasiones para mostrar ese carácter; yo veo sobre todo tres: su intervención durante la tormenta al principio, el "Credo" y el final del acto III. Es, lógicamente, una concepción personal del personaje. Lo más parecido que he visto es la interpretación de Kenneth Branagh en su "Othello" de 1995, bien es verdad que adapta la obra para, entre otras cosas, darle cancha a esa vertiente del personaje.

Y nunca se menciona, pero Anton Dermota tenía ahí 70 tacos y canta el pastor con un timbre que no lo aparenta en absoluto.

DVD " La Damnation de Faust ". Berlioz.
Vaselina Kasarova.
Paul Groves.
Willard White.
Andreas Macco.
Orfeón Donostiarra.
Sylvain Cambreling-Staaskapelle Berlin.
La fura dels Baus.

¡ Esperando con muchas ganas la producciòn de Hermanis,con Kaufmann ,Terfel y Koch ¡

Lo cual me ha hecho interrogarme si, con lo corta que es la vida (medida en unidades de tiempo wagnerianas), en caso de "volver" a una misma Tetralogía más o menos con asiduidad, la de Böhm es una buena opción (desde luego, es una opción bastante extendida). Y me he sorprendido a mí mismo respondiéndome, como el Uberto de la Serva, que e qua e là, e su e giù, e sì e no e no e sì e sì e no. O sea, que lo entiendo, pero que no me convence.

Es que en mi opinión, la Tetralogía de Böhm ha gozado de una posición "comodín" en la discografía de la obra, por varias razones. En primer lugar, porque Furtwängler, y en menor medida Knappertsbusch, tienen una profundidad conceptual revestida de una solemnidad un tanto árida al neófito, aparte de las modestas ediciones y mejorable sonido. En segundo lugar, porque de las lecturas en estudio solo Solti y Karajan (más el húngaro que el salburgués) tienen verdaderos repartos fabulosos capaces de ponerse a la altura de lo que se hizo en Bayreuth en los 50 y 60. Y en tercer lugar, porque las sensacionales lecturas de Krauss en el 53 y Keilberth en el 55 tuvieron, respectivamente, una distribución comercial más moderada y una salida al mercado mucho más tardía. Karl Böhm, en consecuencia y una vez más, fue el hombre apropiado en el lugar apropiado: buen sonido (la Philips grabando en vivo en los últimos años 60 no eran ningunos aprendices), aún un buenísimo cast, lectura ligera, bien cuadrada, transparente, "accesible", auténtico sabor bayreuthiano (sea lo que sea lo que eso signifique), precio siempre muy muy competitivo ante los salomónicos Anillos de DECCA; DG y posteriores. Y entonces, como Ring for beginners AND connaiseurs PERO desde Bayreuth Y sin flipadas excesivas QUE se oye bien Y se canta mejor Y SIEMPRE está barata (¿por qué estoy hablando así?) ha tenido una gran fortuna.

Lo cual comprendo, no faltaba más. Pero no termino de compartir. Oigan, todo estará muy pulcro, muy bien montado, muy ensayado, muy germánicamente aprendido y extraordinariamente pulido, pero a mí el señor Karl Böhm me parece una de las castañas más sobrevaloradas que nos dio el siglo XX. Estando Kempe (del que se conserva un Anillo muy sugestivo en que el cast no siempre acompaña) y Sawallisch (quizá los dos hombres no-filósofos que más contenido emotivo y humano han extraído de esta partitura desde 1960 hasta 2000), tantísimo aprecio por una dirección definitoria, demostrativa, "narrativa" en el mejor sentido, pero casi nunca arriesgada y JAMÁS travolgente me resulta difícil de comprender. Böhm es el hombre para repasar la Tetralogía, pero no para amarla.

La guinda de todo lo cual, en medio del último reparto absolutamente legendario que el Anillo tuvo en Bayreuth (¡cómo está la Nilsson!, Windgassen, Talvela, Rysanek, King, Böhme, Greindl, Wohlfahrt, Varnay, Mödl, etc), es un Theo Adam dotado y compacto, pero romo, lúgubre y monótono como Wotan, al que se le escapan bastantes dimensiones del desgraciadísimo Dios, y al que no quiere o no sabe emparentar con Felipe II, Rigoletto ni Boris Godunov. Una pena.