Último y esperadísimo disco del inefable Kaufmann, donde vuelven a ponerse de manifiesto las virtudes y las carencias de este cantante, del cual no se puede negar su atractivo y que nunca le deja a uno sereno del todo
.
Lo mejor del tenor alemán es su voz y su fantasía. En su voz, aunque no todo es natural, porque son evidentes los oscurecimientos y los ensanches prefabricados, llama la atención la espesura y brumas de su centro y grave, y la expansión de los sonidos a partir del Fa y hasta el Si bemol; una expansión que se produce sobre todo sobre la vocal "a", con unos sonidos estupendos, con amplitud y brillantez. De menor pegada es el asunto sobre la vocal "o", y definitivamente malos sobre las vocales "i" y "e". Hay muchísimos ejemplos en este disco: en el aria de
Luisa Miller, sobre la frase "Mi tradia", en el Labemol3 sobre la "i" de "tradia", el cantante lleva la voz hacia atrás y bloquea el sonido que queda empotrado y sin brillo, en cambio en el Sol3 sobre la subsiguiente "a", el sonido tiene otro lustre y otra frescura completamente diferente. Más ejemplos: los varios Labemol3 de la frase "che senza nome ed esule", en el aria de
Forza, suenan diferentes según recaigan sobre la "o" o sobre la "e". En
Masnadieri, los La3 sobre la "i" en las frases "tremendi com'angeli d'ira" y "santo crin" vuelven a perderse en el limbo. Y por último para no aburrir, otro ejemplo perfecto para observar estas diferencias es el verso final de ese mismo fragmento de
Masnadieri, la frase "lo giuri ognun". Los La3, en este caso sobre la vocal "u", los salva con el viejo truco, en absoluto despreciable, de convertirla en una especie de "a", y así sale más o menos airoso, pero el Solsostenido3 sobre la "i" de "giuri" vuelve a descafeinarse completamente. Siempre me ha resultado muy llamativo que los cantantes con técnicas flojas o incompletas, suelen sentirse más seguros en la zona aguda con ciertas vocales supuestamente abiertas (la "a" y la "o"), y en cambio huyen despavoridos cuando ven una "i" o una "e"
.
Otra zona de conflicto es la llegada al pasaje de registro, en torno al Mi3 y aledaños. Incluso desde un poco antes, cuando hay que ir preparando el paso, la voz se queda fuera de sitio, descolocada y abierta. Se aprecia muy bien en las notas largas de "Ah, sí ben mio", que inciden en esa altura. Cuando intenta cantar en esa zona a media voz y sin trucos, el sonido que sale es desvaído y feble (la frase "Quando le sere al placido"; cuando exclama "Leonora", en el aria de
Forza; "di luce e fior" en "Celeste Aida"; el Do3 -otra nota larga de duración- de "Al volere del ciel", en "Dio, mi potevi scagliar", o también "che mi fa lieto", dentro del mismo fragmento). El recurso a las contracciones musculares en toda esa franja, para ganarse los garbanzos, es muy evidente. Otra circunstancia que demuestra que esa zona no funciona bien es el exceso de vibrato, inhabitual en el resto de la voz, cuando emite los sucesivos (y largos) Re3 de la frase" "Niun mi tema se anco armato mi vede".
Otro defecto en un cantante tan fantasioso como Kaufmann es la poca variedad de tintas en la voz, que siempre busca las sonoridades brumosas y heroicas de perenne welsungo. En ese sentido, resulta muy paradójico que uno de los pocos momentos en que aclara y aligera la emisión, es justo cuando Verdi pide "cupo", en la frase "Ed or qual reo presagio", del aria de
Ballo. Quizás debió pensar que la única manera de marcar una diferencia en ese momento, en alguien que siempre canta "cupo", era aclarar
. Lógicamente, ese gusto recurrente por las sonoridades y los acentos heroicos provoca que en los fragmentos más desenfadados y ligeros (caso de
Rigoletto, o del "Di tu se fedele") se encuentre en absoluto fuera de juego.
Y también hay virtudes que elogiar, claro. Para mi gusto, una de sus mejores cosas es la fantasía y la fidelidad, dentro de las posibilidades, a las intenciones marcadas en la partitura. Ejemplos: los
morendo respectivos del final de "Celeste Aida", y de la frase "in odio del destin", en
Forza. En la misma aria de
Forza, el
dolce de "soccorrimi", o el
dolcissimo de "l'anima acqueto", en
Otello. Y muchas veces es una auténtica lástima, que la falta de recursos técnicos ortodoxos le impidan plasmar las buenísimas ideas. Por ejemplo, en
Ballo in Maschera, en el engarce de la frase "quasi un desio fatale", Verdi pide
smorzando y ligada a la siguiente frase en
dolcissimo "come se fosse l'ultima"; Kaufmann sabe de qué va la historia, el problema es que, en su voz y con sus recursos, lo que resulta es un sonido fibrosillo y jadeante. Y un último ejemplo de ese desfase entre intenciones, vicios y resultados es el aria de
Forza del Destino. El habitual recurso a los sonidos afalsetados (el LaBemol sobre "seno" de la frase inicial del aria), no acaba de cuajar porque no sabe homogeneizarlo con el resto de la voz (se observa el cambio de emisión entre "seno" y "angeli"). Algo mucho peor sucede en la frase final del aria, donde es evidente que no sabe muy bien cómo resolverla, entre otras cosas porque es consciente de que el Labemol3 sobre la vocal "e" de "pietá di me" le va a costar, y hace una chapucilla entre falsete, fibra y medio grito. En esta ocasión, además, el "crack" entre el paso del falsete a la voz plena es evidentísimo.
Para concluir este rollo, comentar que los mejores momentos son quizás el aria de
Simon Boccanegra, con un recitativo muy bien planteado, y una buena versión del aria, quizás demasiado instrospectiva, pero con frases muy logradas (siempre "a la manera Kaufmann", eso sí), y el "Celeste Aida". Aquí el tono heroico funciona en el recitativo y la rotundidad y la robustez de la voz definen de verdad a un guerrero. Vuelven a aparecer muy buenas ideas en el aria: la voz suena recogida, tersa, y con consistencia en los incómodos Fa y Fa# de "Celeste Aida", "forma divina" y "mistico serto" (mejor en la primera estrofa que en la re-exposición); engarza con suavidad el final de la primera estrofa con la segunda; y sigue con bastante fidelidad los detalles de intensidad y dinámica que marca Verdi, incluído el Sí bemol final en
pianíssimo y
morendo, aunque en realidad tiene más de falsete convenientemente reforzado muscularmente que de ortodoxia canora, pero el resultado da el pego, y además es muy poco habitual que los tenores se arriesguen con esas soluciones, incluso en estudio.
La Pira está cantada a tono, hay buenos alardes de fiato, y el acompañamiento de Pier Giorgio Morandi es entre anónimo e inexistente. Se puede escuchar completo en Spotify sin el bonus añadido del aria de
Macbeth.