parte escribió:
Y que la escenificación puede re-semantizar. Ya sólo falta admitir eso.
No sólo puede, sino que es inevitable. Toda representación escénica resemantiza la obra. Toda interpretación es recreación, no hay lectura inocente ni aséptica. Las puestas llamadas clásicas o tradicionales también. Insertan al espectador en una estética y un código visual contingente y construido, que genera una relación determinada con la obra. Cuando un espectador dice que la puesta que ha visto "no molesta", por ejemplo, está asumiendo todo una construcción conceptual, que no explicita pero que está ahí: que la puesta en escena no debe interferir en el desarrollo de la música y que lo mejor que pueda hacer es ambientar ligeramente. Esa actitud es tan subjetiva y construida (y poco fiel a la mayoría de los autores) como el konzept más radical. O una escenografía restaurada de telones, como la de Mestres Cabanes. Juega a resemantizar la obra también, ofreciendo al espectador una ambientación nostáglica, que despierta la fascinación por otra época de la historia operística. Todo es konzept, en realidad. Hay que aprender a mirar!
Por qué no adueñarse, entonces, de lo inevitable y utilizarlo para construir un mensaje consciente, para profundizar en la obra o para aprovecharla y crear algo distinto. Eso es lo que llevan haciendo muchos directores desde los años 70, con mejor o peor fortuna. Y ahí es donde yo me sitúo como espectador.
Alfonso II escribió:
En cierto modo creo que no es mala cosa desacralizar la opera y sacarla del museo arqueologico, al que nunca pertenecio.
Totalmente de acuerdo. Los clásicos están vivos, por eso caben todas las lecturas posibles. Cada vez busco más eso, que me cuenten algo nuevo, que me sorprendan y hagan que me cuestione mis ideas sobre la obra, no que me transmitan, con un criterio quiméricamente positivista, algo que puedo leer y escuchar en casa (y de hecho lo hago).