Cerbero escribió:
Y la razón no está en la voz, sino en cómo se utiliza, lo mismo que la clave del éxito de Rostropóvich no es su violonchelo, sino cómo lo utiliza. Definir o explicar a un artista por su instrumento es ridículo y sobre todo injusto.
Es diferente en el caso de un cantante. Un piano, un violín, o un clarinete es para todos el mismo, y en ese caso, está claro que aplica el principio que usted dice (bueno, hablo de partir un mismo modelo de instrumento, me anticipo al que señale que un Pleyel no es lo mismo que un Petrov o un Yamaha: nos entendemos).
Pero la natura del instrumento voval sí que hay que tenerla en cuenta, porque juega en favor o en contra.
Tiene usted razón, es injusto. Pero es.
Esto es canto, y como antes usted decía es cosa seria, y no podemos jugar con el canto al cuanto de la cigarra y la hormiga.
Está claro que el don natural que le cayó a Pavarotti es una suerte para él, y para todos los que le pudieron disfrutar o lo hacen ahora en CD's o DVD's. Una voz de una belleza, soleada, dorada, brillante, y todo se ve que es el propio do natural su mayor fuente. Está claro que luego hay que saber usarlo y explotarlo, pero cuando tienes esa suerte partes con mucho ganado en el canto, muchísimo. ¿Injusto?. Bueno... es injusto que uno gane la lotería? Pues igual sí, pero es lo que hay.
Es posible que Pavarotti recién levantado de la cama por la mañana fuera capaz de dar un la natural de romper el cristal de la ventana, y que un Domingo, por ejemplo, no sea capaz en la misma circunstancia de dar el la del pentagrama. El don natural de uno es incomparablemente superior y de mayor calidad que el del otro. Luego la explotación del medio que haga cada cual, puede incluso hacer mejor al segundo que al primero (no digo que sea el caso, estoy solo hablando en general).
Está claro que no es un todo, o un sí o no, pero sumar claro que suma. Es más, muchas veces de hecho es lo único que valoras positivamente de un cantante, el valor intrínseco y natural de su voz, y a partir de ahí, poco que sumar. Ayer preguntaba al foro sobre un tal Joao Gibin, un tenor brasileño de los 60. Estoy escuchandole y como artista es mas bien brutote, tosco, garrulo. Poco. Ahora bien, se ve un instrumento vocal con el que igual era capaz de silenciar todo el follón del sambódromo de Rio de Janeiro. Y esto, hay que valorarlo también, yendo, por fortuna o desgracia (segun se mire) mucho mas allá de lo que es justo o injusto.