Su disgusto con la escena contemporánea les ha llevado a distorsionar la historia de la ópera de una manera que ya no la reconocen ni ustedes
Empezando por la sintaxis más elemental, en el sintagma “drama musical”, drama es el núcleo.
Si el ideal de la Camerata Fiorentina era expresar sentimientos con la voz sobre temas mitológicos en cómodos salones renacentistas, ¿con qué derecho llevamos 400 años traicionando el espíritu de los
padres fundadores?
En la historia de la ópera no ha habido una revolución inicial de donde nace todo, sino una sucesión febril (felizmente febril, porque ha sido un género vivo y lo sigue siendo!) de revoluciones.
Si la esencia de la ópera ya estaba recogida en las innovaciones estilísticas de la Camerata Fiorentina, ¿por qué el género evolucionó hacia un espectáculo cada vez más total y más escénico? ¿Por qué todos los momentos de cúspide de la abstracción musical y del canto (el oratorio Händeliano, las soirées rossinianas) se han ido apagando solos?
Es que leyéndoles parece que la gente iba a ver Rinaldo en versión concierto, con un bloc de notas para apuntar las armonías, mientras thomaba thé con pasthas. Si Meyerbeer hubiera compuesto para los salones florentinos, ¿serían sus partituras y sus libretos así? El aspecto escénico, visual de la ópera no es una concreción de la ópera, sino parte de su esencia. ¿Desde cuándo una guinda determina la composición del pastel?
Otra cosa es lo que ha ocurrido de los años 70 para aquí. En un mundo cada vez más visual, en el que la ópera además ha perdido su capacidad de comunicación intuitiva y en el que la cultura de masas hace tiempo que va por otros caminos, se ha producido una revolución en la parte escénica de la ópera. El hecho de que les parezca que se ha sobredimensionado ese elemento no significa que de pronto sea sólo una parte accesoria de la historia de la ópera. También ha ocurrido que con la aparición de otros formatos en los que la ópera es capaz de vivir (la grabación) más allá del lugar para el que fue creada, los aficionados han ido cambiando su relación con el género.
Además, y para terminar, recurrir constantemente a los admiradores de la tragedia griega para justificar la preeminencia del canto y la música en la ópera no deja de ser...engañoso. La tragedia griega era un espectáculo social, escénico, cívico. Un género que sólo tenía sentido en comunidad, puesta frente a una escena entendida como espacio de comunicación. Lo importante de la tragedia no era el texto, la música o el vestuario, sino el espacio trágico. Y en ese espacio se producía una comunicación que generación tras generación hemos ido idealizando, embriagados por las reflexiones de Aristóteles, por la calidad de los textos conservados y por el anhelo de un género que sea una verdadera vía (LA vía, porque eso ha querido ser la ópera) de comunicación humana. ¿Cómo lograrlo? Los patres operae creían que la clave era la expresión de sentimientos a través del canto, y una gran parte de la historia de la ópera y de nuestras propias experiencias personales con el género les da la razón. Una corriente de artistas desde los años 70 han creído que otra manera de lograrlo es el diálogo de lo visual, de lo escénico con la música y el texto. Y, les guste o no, una gran parte de la historia de la ópera y de nuestras propias experiencias personales les da la razón
Querido delaforce, no hace falta tal explicación en off topic. Mi frase era un juego de palabras con las dos acepciones básicas de la palabra historia (disciplina académica que estudia el pasado humano; y relato). En la frase de Gino había una concepción unívoca de la Historia (la primera) y mi broma quería decir que la única forma de que la Historia no mienta, no simplifique, no sea unilateral, es que recoja, jerarquizándolos, discerniéndolos y coloreándolos, una pluralidad de relatos.