Gracias pero me refería a tenerla en vídeo. Ya buscaré por amazon, a ver si la tienen.

Entre los habituales de este hilo, me temo que soy casi el único friqui que frecuenta la ópera contemporánea, así que no es extraño que haya tan pocos autores recientes en el índice. El francés Laurent Petitgirard podría haber sido uno de ellos, puesto que su obra más conocida, Joseph Merrick, dit Elephant Man, reseñada en su día por el marqués, se ha mostrado apta para todos los públicos e incluso ha conseguido "colar" alguno de sus fragmentos en el corazoncito de aficionados poco amigos de experimentos. No es el caso de este desasosegante preludio del cuarto acto, que nos introduce en el trágico desenlace de la historia conocida por casi todos gracias a la película de David Lynch.

La versión es de la Orquesta Filarmónica de Montecarlo, dirigida por el propio compositor.

Laurent Pétitgirard - Joseph Merrick - Preludio del acto IV.

Hoy tenemos el ballet del Intermezzo de "Le Villi". En la segunda parte de dicho Intermezzo, titulada "El Aquelarre", el narrador cuenta la leyenda las Vilis:
"Hay en la Selva Negra una leyenda conocida como la leyenda de las Villis y que suena terrible a los perjuros del amor. Si muere de amor una jovencita, en la selva todas las noches el aquelarre viene a danzar y espera al traidor. Después, si lo encuentra, baila y ríe con él y, con el ardor del baile, lo mata. Ahora llega un triste día para Roberto. Abandonado en harapos por la sirena pensó en volver a la Selva y justo esta noche ha regresado. Ya avanza por el bosque, a su alrededor ríen las Villis en el aire helado. Él, temblando de frío y de miedo, está ya en medio de la selva oscura."
Tras el discurso, las Vilis danzan su ballet. El libreto dice que:

"Se divisa el mismo paisaje del acto primero, pero en invierno; es de noche, los árboles, deshojados y enjutos, están recubiertos de nieve; el cielo, sereno, está estrellado; la luna ilumina el lóbrego paisaje. Las Villis vienen a bailar precedidas de fuegos fatuos que relampaguean por todas partes y recorren la escena".
La obra daba una preeminencia poco común a las páginas sinfónicas, cosa que no acabó de convencer a Verdi, como vemos en el elogio (a su manera) que hizo de Puccini:
«He oído hablar del compositor Puccini en excelentes términos. Éste sigue las tendencias modernas sin descuidar la melodía. Parece, sin embargo, que el elemento sinfónico predomina en su creación. Una ópera es una ópera, una sinfonía es una sinfonía, y pienso que no es conveniente introducir en una ópera fragmentos sinfónicos. Pero esto lo digo en el aire, sin estar seguro de enunciar una verdad»

Haydn siempre es bienvenido, pero yo voy a continuar con música contemporánea, poniendo a prueba la proverbial tolerancia del autor del hilo.

Michael Jarrell es uno de los autores más interesantes aparecidos en los últimos treinta años. Nacido en Ginebra, en 1958, ha estado ligado, en su faceta compositora y docente, a alguna de las instituciones musicales más prestigiosas de Europa, como el IRCAM parisino, la Academia Francesa de Roma o la Hochschüle für Musik de Viena. Es autor de una variada obra vocal e instrumental, alternando o combinando instrumentos de la orquesta clásica con distintos recursos electrónicos. Su ópera más ambiciosa, Galileo (2006), fue presentada en su día –cómo no- por el Marqués, concretamente aquí.



Los fragmentos siguientes son de una extraordinaria pieza que más de uno se escandalizará si llamamos ópera, puesto que Cassandre (1994) es, en realidad, un monólogo recitado consistente en dieciséis números de unos cincuenta minutos de duración total, basados en el relato homónimo de Christa Wolf sobre la desdichada pitonisa troyana. Si le dan una oportunidad, creo que disfrutarán de la manera en que las texturas del ensemble van creando el escenario sobre el que la actriz va declamando recitativos de indudable musicalidad y creciente dramatismo. Los dos interludios instrumentales sirven a la vez como recapitulación de los distintos episodios que Casandra va narrando y como una especie de comentario externo a la protagonista, un poco al modo del coro del teatro griego.

Algo más “difícil” que Petitgirard, pero no es Sciarrino.

Michael Jarrell – Cassandre - Primer Interludio
Michael Jarrell – Cassandre - Segundo Interludio

De todo ha de haber, y es más, yo me alegro de que algunos ayudéis a enriquecer el hilo aportando cosas de periodos y estilos que yo me dejo.

Inquietantes esos interludios. Gracias por ilustrarnos.

Lo veo, no me lo puedo creer...


Wolfgang Amadeus Mozart, Cosi fan tutte, su obertura.

Aquí está, la tan atacada tercera ópera del binomio Mozart-Da Ponte; su Cosi...Scuola degli amanti ofrece, de manera agridulce la gran verdad de que ni el vidrio ni al amado se ha de probar pues ambos se pueden quebrar. Lección que reciben los orgullosos y vanidosos novios en un solo día.
El tema se trata con ligereza desde el inicio, musicalmente hablando. Ya la exposición del tema desde el principio(andante), con esas fanfarrias a las que se opone y enfrenta(la voluntad de las hermanas), con los cánones fugados con todos los elementos de cuerda y viento orquestales, finaliza en un brillante concertante y sugiere el imbroglio de la jornada(como en Nozze...) así como su victoria final, a pesar de todas las oposiciones.
Bravo al Maestro Levine, aquí con un gran elenco(el más flojillo, el tenor).
¡Vivat semper Mozart!

[align=center][BBvideo 425,350]http://www.youtube.com/watc

¿Leinsdorf?

Ya que en la Opera del Mes nos estamos empapando de romanticismo alemán del bueno, sumémonos a ese viaje con una obra de E.T.A. Hoffmann, prototipo de ese estilo artístico: la Obertura de "Undine"


Estrenada en Berlín el 3 de agosto de 1816, fue muy bien recibida (por ejemplo, Weber le hizo una favorable crítica), pero el teatro se quemó después de catorce representaciones y aunque fue repuesta en Praga en 1821, aquí ya no tuvo éxito y ya no volvió a aparecer sobre un escenario hasta un siglo después, en 1822. La reputación de Hoffmann como escritor oscureció a su labor como músico, y "Undine" no se publicó hasta 1906, cuando Pfitzner preparó una partitura para canto y piano. Desde entonces, "Undine" sólo se representa muy ocasionalmente.

Llamada por Hoffmann "ópera mágica", está basada en una novela del Barón de La Motte Fouqué, quien la adaptó para convertirla en libreto. Destilando la habitual preocupación romántica por lo sobrenatural, narra la historia de una ondina (que además se llama así: Ondina), que desea ganar un alma humana. El problema es que, si una ondina se une a un mortal, y nuestra protagonista lo hace con el caballero Huldbrand), debe matarlo con sus propias manos en caso de que le acabe siendo infiel.

La música es propia del tiempo en que apareció, durante la transición del clasicismo al romanticismo, y al tiempo que pueden encontrarse en ella ecos de Mozart, también denota influencias de Beethoven y Schubert. Weber incluso encontró parecido con Cherubini.
Fuente:
http://oq.oxfordjournals.org/content/4/4/102.extract

Desde luego que suena a Semana Santa. ¿No hay ninguna que suene a villancico?
¿La esclava ciega guía a los enamorados al barco? ¿Y sin lazarillo? En una puesta en escena moderna lo haría con GPS.
Así a simple vista tiene un aire a La Gioconda, ¿no?

¿A La Gioconda?

Claro, con la ciudad en tinieblas porque la ceniza tapa el sol, los videntes no encuentran el camino al barco, pero la ciega está acostumbrada.

Lo digo por los enamorados, el barco, el incendio (erupción), el destino de la ciega... Así, sin conocer la ópera.

Ah, si hay tanta oscuridad entonces tiene sentido.