Como habra usted notado, ese pez que ha pescado es una deformacion "sciarriniana" de una elegia del siglo XVI, de Claude Le Jeune.

El madrigal del Prólogo, sí. Pero más que notarlo por mí mismo, he caído en la cuenta al leerlo en su excelente exposición.
Si no, de qué.

Johann Adolph Hasse fue un compositor alemán del barroco tardío (de hecho ya enlazó con el clasicismo y el rococó), de los trotamundos que se recorrían toda Europa en una época en que ir de Zaragoza a Madrid costaba tres o cuatro días. Nacido cerca de Hamburgo en 1699 (no se puede ser más finisecular), el siglo XVIII le vería deambular por Nápoles, Venecia, Dresde, Londres, otra vez Nápoles, otra vez Dresde, Pésaro, Viena, Milán, para acabar sus días en Venecia, el 23 de diciembre de 1783.

Conoció a gente famosa del mundillo musical. Durante su primera estancia en Nápoles estudió con Porpora, con quien no llegó a entenderse, y con Alessandro Scarlatti, del que sí se hizo amigo. Allí, en Italia, recibió el apodo por el que se le conocería desde entonces: "Il sassone" (El sajón), en referencia a sus orígenes. Cuando fue a Londres para presentar “Artaserse”, los muñidores de polémicas intentaron convertirle en rival de Haendel, a lo que él se negó, permaneciendo en esta ciudad únicamente el tiempo indispensable para supervisar el montaje de la ópera. Por último, en 1771 conoció a Mozart, con ocasión de la boda del archiduque Fernando de Austria para la cual compuso su última ópera “Ruggiero”; el genio de Salzburgo presentaba “Ascanio in Alba” para la misma ocasión y tenía en ese momento 14 años; Hasse comprendió que estaba ante un genio y comentó que "este chico hará que nos olviden a todos".

En un breve repaso a su catálogo operístico, podemos destacar, entre otras muchas y además de las ya citadas “Artaserse” y “Ruggiero”, las siguientes: “Antioco” por ser la primera que compuso (1721), “Marco Antonio e Cleopatra” por ser su primer encargo italiano, “Sesostrate” por el gran éxito que alcanzó, “Cleofide” por ser la más famosa, y “La clemencia de Tito” por ser un antecedente de la de Mozart (y además, Hasse escribió dos versiones de ella).

Bueno, pues escuchamos ya la Obertura de Artaserse, de Hasse con las típicas tres partes Allegro-Andante-Allegro de las oberturas o sinfonías barrocas, a la orquesta Les Talents Lyriques, dirigida por Christophe Rousset.

Bellini. Preludio al Acto II de NORMA



Por alguna razón (supongo que el melancólico violoncello tiene algo que ver), el preludio del Acto V de Don Quichotte subido por Tip hace unos días me ha traído a la memoria el hermoso preludio en re menor del Acto II de Norma, que con su tristeza nos hace partícipes del sentimiento de haber sido traicionada y la terrible duda de la sacerdotisa sobre si debe o no matar a sus hijos con la que empieza ese segundo acto.

Aquí os dejo este preludio. Richard Bonynge dirige a la Welsh National Opera.

Janacek. Obertura de Katia Kabanova

Poco se ha visto a Janacek por este hilo, y hacía tiempo que pensaba poner esta hermosa obertura (poético preludio se le ha llamado también), del que nada puedo decir que no se haya dicho ya. ¿No lo creéis? Pinchad AQUÍ

¡Un hilo sólo para esta obertura! Bueno, pues ahí va:

Obertura de Katia Kabanova

Los tiempos no coinciden con los que marca Wozzeck en su exposición, pues en youtube no está la versión de Jirí Belohlávek, que es la que puso él, y he recurrido a la de Mackerras, que va algo más rápida.

Donald Tovey invirtió más de diez años en componer The Bride of Dionysus, con un libreto del poeta inglés Robert Trevelyan. La ópera se estrenó en 1929, y se repuso en 1932, para desaparecer de los escenarios a continuación.

Parte de la falta de éxito se debe sin duda a las cuatro horas que dura la obra, con un tratamiento exhaustivo del mito de Teseo, Ariadna y el Minotauro.

El preludio es tal vez el fragmento más conocido de la ópera, y alguna vez se puede escuchar en conciertos en el Reino Unido:

http://www.youtube.com/watch?v=EvL6YG3BlWQ

Muy lírico ese preludio, marqués. Gracias.

Ahora que hasta Loge escucha a Sciarrino , mi propuesta de hoy va a sonar bastante retrógada. Sigue la línea del último post que dejé, dedicado a Erkel, volviendo a recordar a un compositor estrella en su país y prácticamente desconocido fuera: el danés Carl Nielsen (1856-1931).

En realidad, Nielsen no fue un retrógado y, aunque se le ha acusado de "facilón", algunas de sus composiciones, en especial sus sinfonías, contribuyeron a su manera al asalto a la tonalidad -tonalidad progresiva llamaba al juego dialéctico de enfrentar tonalidades para hacer triunfar a una de ellas o a una tercera, a modo de síntesis. De todas formas, sus óperas son bastante más conservadoras, pero en absoluto exentas de interés, al menos la única que he podido escuchar casi entera, aunque troceada: Maskarade.

Basada en un libreto de Vilhelm Andersen, Maskarade es una ópera cómica que pasa por ser emblema de su país -como Bánk Bán para los húngaros. Está lejos de ser una obra nacionalista: de hecho, los daneses la veneran porque creen ver reflejado su yo íntimo, sin parafernalias patrióticas o historicistas. El argumento es enredoso, pero el tema bastante simple: en un mundo de estricto control social, el carnaval, el disfraz son el recurso para que la verdad salga a la luz. Tema mozartiano y música en la que se aprecian desde influencias de Grieg, Mahler y Strauss hasta insólitas regresiones a la más remota polifonía.

Les dejo con tres momentos instrumentales bastante representativos: la obertura, el delicioso preludio del segundo acto -la cabecera del youtube es errónea- y la Hanendanse, un ballet que forma parte del repertorio habitual de los conciertos... escandinavos.

Nielsen - Maskerade - Obertura

Preludio del Segundo Acto

Hanedansen

Aunque Karl Goldmark llegó a estrenar siete óperas, sin duda su mayor éxito, la más conocida y popular, es la primera, Die Königin von Saba.



Hoy vamos a escuchar un fragmento orquestal, la obertura, de su segunda incursión lírica, Merlin, una pequeña joya de la ópera Romántica alemana:

http://www.youtube.com/watch?v=GwzSt95YSXk

“Maskerade” y Nielsen son de esas obras y compositores tras cuya mención siempre viene esta secuencia:
a) Inmediatamente: “Tengo que oirlos, que prometen”
b) Una hora más tarde: “Bueno, antes una operita abyecta. Nielsen, mañana”
c) Al cabo de una semana: “¿Qué iba oir yo la semana pasada? ¿Barber?”

Y así va pasando el tiempo sin cumplir mis propios deseos. De manera, Supermaño, que te agradezco mucho que hayas puesto estos fragmentos, sobre todo el preludio del segundo acto, que es, como dices, delicioso.

De Goldmark sólo conocía “Boda campesina” y un concierto para violín. Así que también se agradece la ampliación de conocimientos.

Por mi parte, me voy un siglo atrás. Ya que Antxi nos tiene inmersos en el “Mes Rossini” con su estupenda “Cenerentola”, de cuya obertura ha realizado un esclarecedor análisis, y como nada hay más atrevido que la ignorancia, voy a osar hacer algo parecido con esta obertura de “Semirámis”, en versión de la Orquesta Philarmonia de Los Angeles, dirigida por Gustavo Dudamel.

Rossini. Obertura de Semirámis

Empezamos con una breve y juguetona introducción que va en crescendo, y que deja el campo libre para que las trompas acometan un primer tema (0.31) tan noble y sereno que uno casi cree estar oyendo violoncellos en vez de trompas. Tras un tutti orquestal, se suman a la melodía las maderas, con un fondo de violines en pizzicato (2.08) El tema inicial se va marchando, difuminándose, como escapándose de entre los dedos (3.29) hasta que entran los timbales (3.53), preparando nuestros oídos para el segundo tema, muy “rossiniano”: ágil, alegre, con el flautín sobrevolando con volátiles figuraciones. (4.10)

Un pasaje vibrante y tormentoso precede a la marcha, característica de esta obertura (5.58), a la que se apuntan primero clarinetes y fagots, después la flauta y el flautín, para lanzarse acto seguido (6.46) a un nuevo crescendo: aquí tenemos a Rossini en todo su esplendor y al timbalista trabajando a pleno rendimiento. Parece que con ello va a terminar la pieza, pero no: después de una transición de las cuerdas (7.38) Rossini nos regala una montaña rusa de tuttis y crescendos, entre los que coloca la reexposición de los dos últimos temas (8.07 y 9.53) Un galop (10.42) sirve de antesala a una conclusión brillantísima. No podía ser menos: es Rossini.

Dantons Tod fue la primera opera que estreno Gottfried von Einem, justo antes de cumplir los treinta años.

Escuchamos la suite orquestal sobre temas de la opera:

http://www.youtube.com/watch?v=_B1eGzsnUHI

En 1992, Robert Moran estrenaba su tercera opera, From the Towers of the Moon. Basada en una leyenda japonesa, sobre una diosa lunar que baja a la Tierra, y se enamora del Emperador.

El compositor extrajo de la opera cuatro fragmentos, escritos para cuarteto de cuerda, que son bastante resultones:

http://www.youtube.com/watch?v=RLoyIZMF7XM

Aprovecho que estos días se está hablando mucho de zarzuela en un par de hilos para colar por aquí este hermoso Preludio de "El anillo de hierro", de Pedro Marqués (1843-1912). La obra entera, en línea belcantista, es muy agradable, y el preludio, mi favorito entre los preludios zarzueleros.



La acción transcurre en Noruega, a finales del siglo XVIII. El Conde Belfort, señor de la comarca, tiene una hija, Margarita, que está enamorada (y es correspondida) del pescador Rodolfo, pero prometida al Barón Rutilio Walter, hombre demasiado mayor para ella. El padre es consciente de la p... que le está haciendo a su hija, pero tiene que ceder a las presiones de Rutilio porque éste le chantajea con un secreto que podría llevar al conde a la deshonra e incluso al patíbulo: la muerte, años ha, de un noble llamado don Ramiro y la desaparición de su hijo.

Al final, aparece un ermitaño que en su día fue testigo de lo ocurrido y que desvela que Rutilio es el verdadero culpable tanto del asesinato de de Ramiro como de haber arrojado al mar al pequeño. Pero éste se salvó gracias al ermitaño, y ahora es, naturalmente, Rodolfo. Así lo prueba, además, el anillo de hierro que Rodolfo había dado a Margarita en prenda de su amor, y que el conde Belfort reconoce como perteneciente al fallecido. Rodolfo pasa de plebeyo a noble, se promete a Margarita con el consentimiento del padre, y el malvado Rutilio muere al saltar por una ventana en su intento de fuga.

Entreacto de “Don Procopio”, Bizet

Volvemos a la ópera en francés. Como ganador del Premio de Roma, Bizet vivió tres años en Italia, desde 1857 a 1860. Buscando inspiración para enviar una obra a su país, encontró un argumento para una ópera bufa en un puesto de libros de segunda mano en Roma, y escribió a Francia que la pieza era “una farsa italiana del estilo de “Don Pasquale” de Carlo Cambiaggio (1798-1880). En realidad, era una versión reducida de “I pretendenti delusi” de Giuseppe Mosca. Sí, el mismo: el que abre el hilo de Belcantismo olvidado. Bizet confesó que todavía estaba intentando encontrar su voz, su lenguaje, aunque había emulado intencionadamente el estilo italiano para esta pieza, como puede comprobar quien escuche el CD perfecto de 2010, donde se incluyó la Serenata cantada por Alain Vanzo y Mady Mesplé. Pero este estilo provocó las críticas de Ambroise Thomas, quien consideró que el joven Bizet hubiera hecho mejor en dedicarse a la música sacra.

Bizet, que falleció con sólo 36 años, no pudo ver representada “Don Procopio”. La primera producción, en una versión revisada por Charles Malherbe, tuvo lugar en la Sala Garnier de Monte Carlo el 10 de marzo de 1906, 31 años después de su muerte, en una sesión doble que también incluyó Pagliacci.

Bizet. Entreacto de Don Procopio
London Symphony Orchestra. Richard Bonynge

El argumento es casi idéntico al Don Pasquale de Donizetti. Don Andrónico, un anciano tacaño venido a menos, quiere casar a su sobrina Bettina con otro avaro de iguales características: Don Procopio. Andrónico teme que si la joven conociese a un hombre de su edad, su dinero se esfumaría. Bettina, por su lado, está enamorada del Coronel Odoardo. Con ayuda de su tía Eusebia y su hermano Ernesto planean burlar a Procopio. El engaño consiste en hacer creer a Procopio que Bettina es una manirrota codiciosa. Procopio rompe el compromiso y sale por piernas, y Andrónico acaba consintiendo la unión de los jóvenes.

Walter Braunfels (1882-1954) no es un compositor que haya sido muy bien tratado por la posteridad. De hecho... ni siquiera tiene todavía un post de Zelenka (aunque la cosa seguramente se arreglará en breve). Pertenece al grupo de la Entartete Musik, en el que su nombre aparece junto a los de Korngold, Krenek, Schreker o Zemlinsky, algo más conocidos, o al de otros prácticamente rescatados del olvido por el trabajo de James Conlon.

El fragmento instrumental que sigue es de su ópera más conocida, Die Vögel, de 1920 (hay versión audio de Decca, 1992, dirigida por Zagrosek, y en DVD, la de Conlon, de 2009). Se trata de una encantadora fábula ornitológica (solo por eso ya le tengo especial cariño) que supone un extraño contrapunto a la barbarie que acababa de vivirse en la Primera Guerra Mundial, cercano por momentos a la filosofía del escritor Ernst Jünger. La historia cuenta cómo dos hombres huyen de la civilización para refugiarse en el mundo de los pájaros, encontrándose un reino dirigido por un ex ser humano, pero desgraciadamente sometido a los caprichos de los dioses. Mientras el idealista Hoffegut –el tenor- se entrega al amor de la soprano (una alondra, claro), el más político Rattelfreund trabaja para construir una ciudad protegida de amenazas humanas y divinas. El prólogo que escuchamos narra el ensoñador y meditativo viaje de los dos protagonistas, en una línea cargada de cromatismo que recuerda inevitablemente las orquestaciones de Richard Strauss. Dirige muy bien Lothar Zagrosek a la Deutsches Symphonie Orchester. Después ya empieza a cantar Endrik Wottrich y el encanto se deshace .

Braunfels - Die Vögel - Vorspiel

De propina, un par de imágenes de la versión de Conlon.