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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 09 Nov 2012 20:53 
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:) Bonita obra pero tienes razon, 'cuál argumento'? D: (Es muy estática, apenas si una impresión de lo que sería un momento de una obra con un argumento real, pues no hay conflicto en si) :| No importa, Mascagni tiene buena música y se le perdonan esas cosas :3


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 16 Nov 2012 21:51 
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RE LEAR,
de Antonio Cagnoni

Imagen

Existe una ley de la Física (o tal vez no sea más que una confabulación de los críticos), según la cual no puede realizarse una reseña de “Re Lear”, de Cagnoni, sin hacer mención a Verdi. Vamos, digo yo que es una ley porque, aunque los artículos y análisis sobre esta ópera son escasos, se cumple inexorablemente en todos ellos. Y como yo en los asuntos en que estoy pez me adhiero a la ortodoxia, empiezo también mi presentación pagando mi peaje verdiano. Pues es conocido que uno de los mayores quebraderos de cabeza que tuvo el genio de Roncole fue la composición de una ópera sobre la tragedia shakespeariana de este mítico rey inglés, (en realidad existió un rey de Bretaña con ese nombre en el siglo VIII a. C.) que bien podría haber sido el autor de la frase “Cría cuervos...”

Verdi, que sí llevó al escenario con éxito otras obras del glorioso dramaturgo como “Macbeth”, “Otello” o “Falstaff”, llegó a disponer de un libreto sobre “Re Lear”, empezado por Salvatore Cammarano y terminado, por deceso del anterior, por Antonio Somma. Pero, aunque estuvo toda la década de los cincuenta dándole vueltas al proyecto, no logró culminarlo. ¿Por qué? Mascagni ofrece una explicación en su discurso pronunciado ante la Academia de Santa Cecilia en 1941, con ocasión del cuadragésimo aniversario de la muerte del genio. En un encuentro entre ambos en 1896, Verdi, que creía que su joven colega estaba pensando en componer una ópera sobre el Rey Lear, le ofreció el material que había reunido para ahorrarle una pesada tarea de documentación a Mascagni. Naturalmente, éste le hizo la pregunta que nos hacemos todos: “Oiga, maestro. ¿Y por qué no la ha musicado usted?” Suave y lentamente, él replicó: “La escena en la que el rey Lear se encuentra en el bosque me aterraba”. Todo esto según Mascagni, claro, quien concluye su recuerdo del asunto con estas palabras: “En toda mi vida no he vuelto a hablar del Rey Lear”.

Y sin embargo, un tal Antonio Cagnoni, a día de hoy compositor desconocido como el que más, clavó su bandera allí donde ni Verdi ni Mascagni osaron hacer pie. Con un par.

Claro que cuando Cagnoni empezó a componer su obra (en 1893; por tanto, tres años antes de la oferta de Verdi a Mascagni) no era en absoluto desconocido. Tenía ya a sus espaldas casi medio siglo como compositor y diecinueve óperas, algunas de ellas, sobre todo las cómicas como “Don Bucefalo” o “Papà Martin”, bastante exitosas. Incluso fue uno de los compositores elegidos para aportar su granito de arena a la Messa per Rossini, impulsada por el propio Verdi; en concreto, Cagnoni compuso el “Quid sum miser”, un dueto para soprano y alto. También tiene en su haber una “Francesca da Rimini”, justamente la ópera anterior a “Re Lear”. Fue Director del Instituto Musical de Novara y, a la muerte de Ponchielli, maestro de capilla en Santa Maria Maggiore de Bérgamo, ciudad en la que falleció el 30 de abril de 1896.

Imagen
Fachada de la preciosa Basílica de Santa Maria Maggiore de Bérgamo


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 17 Nov 2012 8:33 
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Cagnoni terminó “Re Lear” en 1895, pero una pérdida de interés de La Scala por la obra y el fallecimiento del compositor al año siguiente convergieron para frustrar su estreno, que no se produjo hasta el 19 de julio de... ¡2009!, en la 35ª edición del Festival della Valle d’Itria, al rebufo del éxito que había cosechado “Don Bucefalo” en la anterior edición del festival. Los intérpretes fueron: Costantino Finucci (Barítono; Lear), Danilo Formaggia (Tenor, Edgar), Serena Daolio (Soprano; Cordelia), Eufemia Tufano (Mezzo; Regan), Rasha Talaat (Soprano; il Matto), Vladimer Mebonia (Bajo, Conde de Gloucester), Domenico Colaianni (Barítono, Conde de Kent), Maria Leone (Soprano, Guneril), Gianni Coletta (Duque de Cornwall), Cristian Camilo Navarro Diaz (Edmund), Coro eslovaco de Bratislava, Orquesta Internacional de Italia. Director: Massimiliano Caldi.

De esta representación procede la única grabación existente, comercializada por Dynamic. Se puede oir en SPOTIFY: RE LEAR, pero si, además de oirla, alguien está interesado en hacerse con ella por medios tecnológicos y nada gravosos puede utilizar, en público o en privado, este simpático y veterano emoticono, algo olvidado últimamente en el foro: :silbido:

Imagen

Para su “Re Lear” Cagnoni no contó con el libreto de Cammarano-Somma, sino con uno de Ghislanzoni, que si bien sigue el original shakespeariano en algunos puntos, se aparta escandalosamente en otros. Hay que tener en cuenta que la obra teatral es muy enrevesada, y para presentarla como ópera era necesario simplificar bastante. Por ejemplo, del libreto operístico desaparece el personaje del Rey de Francia, y en consecuencia, no sabemos de dónde saca Cordelia las tropas en el Acto IV. Guneril, una de las hermanas, se queda casi sin papel. Edmund, que es fundamental para el desenlace, sólo aparece en el Acto II como un invitado más, y sólo en el último momento nos enteramos de que es medio hermano de Edgar, y que ama a Regan. A su vez, Edgar mantiene una relación amorosa con Cordelia que no aparece en Shakespeare. En cambio Ghizlanzioni guardó bastante fidelidad al drama en el primer acto y, sobre todo, mantuvo la escena clave, la de la tormenta en el bosque. Todo ello se puede comprobar, descifrando el italiano o el inglés, en el libreto.

En cuanto a la música, dice Fernando Fraga en su reseña para Diverdi que Cagnoni se aparta completamente de la estética verista. “Su música parece retomar la de Ponchielli y Gomes, evocando a Catalani (sin su capacidad melódica), codeándose con Franchetti y anunciando tímidamente con sus recitativos melódicos salpicados por algún que otro cantable, a Zandonai o Montemezzi. Líneas de canto sobrias pero fieles al contenido textual y orquestación más sutil que vigorosa o suntuosa, reforzando los datos del discurso literario, forman un entramado a partir del cual van surgiendo levemente dibujadas en unos casos, en otros claramente, las formas tradicionales de la ópera italiana: arias, dúos, conjuntos, coros (numerosos y relevantes: el coro es un personaje más, importantísimo), con inusuales fragmentos orquestales de bastante duración, incluyendo un pequeño ballet.”

Con todo esto estamos ya en condiciones de responder a algunas preguntas sobre “Re Lear”. ¿Es verista? No, para qué vamos a engañarnos. ¿Abyecta? Por los cuatro costados; es decir, en los cuatro actos. ¿Finisecular? Evidentemente. ¡Pues a por ella!


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 17 Nov 2012 13:19 
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Me intriga como se le ocurrio al autor poner a Goneril como soprano :( ( Que no era ella LA MAYOR de las 3 hermanas? En todo caso le quedaba mejor una CONTRALTO aun con su rol tan reducido)

Que voces son Edmundo y Cornwall? Faltaron más personajes de la historia, no solo el Rey de Francia y el Duque de Borgoña quienes disputan al inicio la mano de Cordelia, sino el esposo de Goneril: el Duque de Albania, personaje secundario relativamente importante al final por cierto


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 18 Nov 2012 9:14 
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akhnaten03 escribió:
Me intriga como se le ocurrio al autor poner a Goneril como soprano :( ( Que no era ella LA MAYOR de las 3 hermanas? En todo caso le quedaba mejor una CONTRALTO aun con su rol tan reducido)

Según la búsqueda que hice sobre Maria Leone es soprano, aunque oyéndola suena más grave que, por ejemplo, Cordelia.

akhnaten03 escribió:
Que voces son Edmundo y Cornwall?

Ambos son tenores.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 18 Nov 2012 9:15 
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La obra consta de siete escenas, distribuidas en cuatro actos.

ACTO I
El Rey Lear, hombre anciano que ve acercarse la muerte, decide repartir su reino entre sus tres hijas Guneril, Regan y Cordelia. Para determinar a quién entrega la mejor parte, el Rey organiza un concurso entre ellas tipo “La voz”, pero no para ver cuál canta mejor sino cuál le lisonjea más a fondo. Guneril empieza fuerte:


GUNERIL
A voi ch’io parli prima!
Più della luce v’amo, o Signore,
che il cielo effonde da’ suoi pianetti
più d’ogni cosa che il mondo allieti,
più d’gni bene che un Re può offrir...
Io v’amo, o padre, di quell’amore
che umano accento non può ridir!

CORO
Se quegli accenti smentisse il core,
gli angeli istessi potrian mentir.

LEAR
(Da sé, commoso)
Oh, a lei potessi per tanto amore
dell’universo l’impero offrir!
GUNERIL
¡Yo hablaré la primera!
Os amo más que a la luz, oh Señor,
más que el cielo a sus planetas,
más que a nada que alegre el mundo,
más que a ningún tesoro que un Rey pueda ofrecer...
¡Os amo, oh padre, con un amor
que ningún acento humano podría expresar!

CORO
Si no siente lo que dice,
hasta los mismos ángeles podrían mentir.

LEAR
(Para sí, conmovido)
¡Oh, ojalá pudiese, en premio a tanto amor,
ofrecerle el reino del universo!


No está mal, no está mal. El rey otorga tierras a Guneril sobre las que reinará, y que aportará como dote para su matrimonio con el Duque de Albany. A continuación, cede la palabra a Regan, que también se luce:


REGAN
Quanto ai mortali può dar fortuna
onor, ricchezze, gloria, splendori,
quanti ha la terra sorrisi e fiori,
gioie e lusinghe non han per me.
Tutto, o mio padre, per me si aduna
nel grande amore che porto a te.

CORO
¡Sublimi accenti d’amor son questi;
d’una tal prole t’allegra, o Re!

LEAR
(Da sé, come sopra)
Del grande amore che al padre attesti
qual premio degno può darti il Re?
REGAN
Cuanto a los mortales pueda dar fortuna,
honor, riquezas, gloria, esplendor,
las sonrisas de la tierra y de las flores,
nada me alegra ni me deleita.
Todo, oh padre, se une
en el gran amor que te ofrezco.

CORO
¡Sublimes palabras de amor son éstas,
alégrate de semejantes hijas, oh Rey!

LEAR
(Para sí, como antes)
Por un amor tan grande como el que muestras,
¿qué premio digno puede darte el Rey?


Complacido, el Rey otorga otra buena porción de posesiones a Regan, que se casará con el Duque de Cornwall. Es el turno de Cordelia, la menor y más querida por el Rey, que espera de ella una declaración de amor todavía más exaltada, y a la que ha reservado el mejor tercio en el reparto. Pero, a diferencia de sus hermanas, Cordelia, pretendida por el Duque de Borgoña, no es una hipócrita ni busca ganancias materiales dando jabón. Se limita a decir que ama al Rey como cualquier hija ama a su padre.


CORDELIA
Mio Re, mio padre, ebbi da voi la vita.
Guida e conforto il vostro amor mi fu...
E v’amo anch'io, perché da voi largita
ogni dolcezza ch’io provai quaggiù;
pure, a voi solo, o padre, io non potrei
tutti gli affetti del mio core offrir,
se affermarvelo osassi, io mentirei,
né giammai fu il mio labbro uso a mentir.

LEAR
(Con sdegno crescente)
Giovine tanto e muta
agli affetti così?

CORDELIA
Giovine tanto,
dir dovresti, e sincera...

LEAR
(Con impeto scendendo dal trono)
Oh! Per gli dei!
A te dunque sia dote
l’orgoglio tuo. Mia figlia
non più!

CORDELIA
Padre...

LEAR
(Respingendola)
Straniera a me tu sei...
Lunge, lunge da me!

EDGAR
(Avanzandosi)
Nobil sensi
ella esprimea...

LEAR
(Come sopra)
Tu il credi?

EDGAR
(Con forza)
Io lo proclamo!

GLOSTER
(A Edgar)
Frenati!

LEAR
(Mettendo mano a la spada)
Sleale vassallo!

DUCHI E GLOSTER
(Interponendosi)
Sire... vi placate!

CORDELIA
(Gettandosi ai piedi di Lear)
Padre!

LEAR
(Al colmo dell’ira)
Lunge! Lunge da me!

TUTTI
Strano furore!
CORDELIA
Mi Rey, padre mío, vos me disteis la vida.
Guía y consuelo fue vuestro amor...
Y os amo yo también, pues de vos recibí
toda la alegría que he conocido.
Pero, oh padre, no podría ofreceros sólo a vos
todo el amor de mi corazón.
Si afirmase tal cosa mentiría,
y nunca mis labios han dicho una mentira.

LEAR
(Con desdén creciente)
¿Tan joven y tan muda
para los afectos?

CORDELIA
Tan joven y tan sincera,
deberíais decir...

LEAR
(Bajando impetuosamente del trono)
¡Oh! Por los dioses!
Pues que el orgullo
sea tu dote. ¡Ya no eres
hija mía!

CORDELIA
Padre...

LEAR
(Apartándola)
Eres una extraña para mí...
¡Vete, déjame!

EDGAR
(Adelantándose)
Ella ha expresado
nobles sentimientos...

LEAR
(Como antes)
¿Eso opinas?

EDGAR
(Con fuerza)
¡Lo proclamo!

GLOUCESTER
(A Edgar)
¡Detente!

LEAR
(Echando mano a la espada)
¡Vasallo desleal!

DUCHI E GLOUCESTER
(Interponiéndose)
¡Señor... calmaos!

CORDELIA
(Arrojándose a los pies de Lear)
Padre!

LEAR
(En el colmo de la ira)
¡Vete, fuera de aquí!

TODOS
¡Extraño furor!


La declaración de Cordelia ha sido demasiado tibia para Lear, quien, demostrando que sólo pretendía que le regalasen los oídos, la deshereda, la rechaza como hija y entrega su parte a las otras dos. ¿La defenderán éstas dando muestras de amor fraterno? Ni por asomo, pues las muy arpías sabían que su hermanita era la niña de los ojos del Rey y ahora se regodean viendo su caída en desgracia. Toda la corte queda sorprendida ante la reacción del monarca, pero el único que da la cara por la joven es Edgar, el hijo del leal Gloucester. El muchacho ama a Cordelia y ve el cielo abierto cuando, al quedarse sin tierras que aportar como dote, Cordelia libera al Duque de Borgoña de su compromiso. El Rey expulsa de la Corte a la díscola. Y a Edgar también, por echao p’alante.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 18 Nov 2012 9:57 
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un nombre alterno de la ópera, si Shakespeare hubiese vivido mas modernamente, seria 'karma rápido' ;)


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 18 Nov 2012 15:21 
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Estas obras son interesantísimas (y, a veces, un auténtico filón de placeres y sorpresas).

_________________
"Tornate all'antico e sarà un progresso" (Giuseppe Verdi, compositor y genio).

Esto y otras muchas cosas más en Desde el Nibelheim


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 19 Nov 2012 8:55 
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ACTO II

Escena Primera
Cordelia y Edgar viven exiliados cerca de Dover. El Conde de Kent trae a Edgar una carta de Gloucester, donde éste cuenta a su hijo las desgracias que se han abatido sobre el reino: Guneril y Regan ejercen despóticamente el poder y maltratan incluso a su viejo padre, a quien han privado de la dignidad real que él contaba con retener aun después de abdicar. Kent se dispone a volver a la corte cuando sale Cordelia y le pide que transmita al Rey el amor que aún siente por él:


CORDELIA
Se di Cordelia il nome
da lui pur anco udrete nell’ira proferir...
Deh! Lo placate! Deh gli narrate
come pari all’amor che per lui sento
è grande il mio soffrir...
E se averrà che sovra a lui si addensi
delle sventure il nembo...
E se averrà che nel dolor ripensi
quant’io l’amava nei felici di...
Il volerò al suo fianco,
inonderò di lacrime,
di baci le sue pallide gote e il suo crin bianco;
gli griderò: leva la fronte mesta!
Per amarti una figlia ancor ti resta:
la tua Cordelia che ti adora é qui.
CORDELIA
Si el nombre de Cordelia
le oyeras proferir aún con ira...
¡Ah, aplácalo! Cuéntale
que igual que el amor que por él siento
es mi gran sufrimiento...
Y si sobre él se acumulan
las nubes de la desgracia,
y si enmedio de su dolor recuerda
cuánto le amaba yo en los días felices...
Yo volaré a su lado,
inundaré de lágrimas
y de besos sus pálidas mejillas y su blanco cabello;
le gritaré: ¡alza la triste frente!
Todavía te queda una hija amante:
tu Cordelia, que te adora, está aquí.

Edgar decide ir a buscar al Rey para ayudarle en lo que pueda y, en el dúo que cierra la escena, él y Cordelia se declaran mutuamente su amor.


Escena Segunda
Sirve como confirmación visual de lo descrito en la carta de Gloucester. Transcurre en el castillo de Regan, donde Lear reside en condiciones que rozan lo miserable. Durante un banquete, Regan entona una alabanza de la juventud, que completa con una furiosa diatriba contra la vejez. Edmund, uno de los jóvenes nobles presentes, celebra con especial énfasis las gracias de Regan. Ahora no se nos dice, pero en el último acto sabremos que Edmund es hijo bastardo de Gloucester (por tanto, medio hermano de Edgar) y que está enamorado de Regan.

Pulula por allí un personaje llamado “Il Matto” (“El loco”) Es el bufón que tenía Lear y que, tal y como hacían los bufones en las cortes medievales, entre bromas y veras va soltando las verdades a todo hijo e hija de vecino. Este personaje, que ha sido comparado con El Idiota de “Boris Godunov”, fue encomendado en la representación de Valle d’Itria a una soprano (Rasha Talaat), aunque en la correspondencia cruzada entre Cagnoni y La Scala se valoró la posibilidad de que el rol lo cantase un tenor.

Las pullas del Matto proporcionan la excusa para que presenciemos la humillación de Lear a manos de su hija. Esta, ante las quejas de los invitados, exige a su padre que despida a los pocos leales que aún están a su servicio. El anciano no da crédito a lo que oye y, con una percepción no muy realista de la situación, amenaza con vengarse.



LEAR
Sii forte, sii forte, mio povero core...
Sicché non ti franga l’immenso dolore...
E voi, che le sorti del mondo reggete,
o Numi, volgete lo sguardo su me.
Siccome un imbelle non fate ch’io pianga
dinnanzi alle belve che furon mia prole;
ancora una larva nel vecchio rimanga
del forte guerriero, del fulgido re.
Farò tal vendetta di queste reiette,
che il mondo atterrisca,
che ottenebri il sole.

(Volgendosi alle figlie)

Col grido del padre che v’ha maledette
su voi l’anatema prorompa dal ciel.
Quel grido vi introni le sale festose...
Quel grido vi turbi le veglie affannose...
Vi aggravi la morte di spasimo orrendo...
Fantasma tremendo v’incalzi all’avel.

(Esce precipitoso, seguito dal Matto e da pochi)

EDMONDO, DAME, DUCHI, ECC.
Quel folle ove corre?

GLOSTER
Si insegua... si arresti!

CORO ED ALTRI
Sta ben ch’ei sen vada...

DAME
Presagi funesti!
LEAR
¡Sé fuerte, sé fuerte, pobre corazón mío!
Que no te rompa este inmenso dolor...
Y vosotros, que regís la suerte del mundo,
oh Dioses, volver la mirada hacia mí.
No dejéis que llore como un cobarde
ante las fieras que fueron mi prole;
aún queda algo en el viejo
del fuerte guerriero, del fúlgido rey.
Me cobraré tal venganza de estas renegadas
que el mundo se aterrorizará,
que el sol se entenebrecerá.

(Volviéndose hacia las hijas)

¡Con el grito del padre que os ha maldecido
caiga sobre vosotras el anatema del cielo!
¡Que ese grito atruene en las salas festivas!
¡Que ese grito turbe vuestras veladas insomnes!
¡Que acompañen vuestra muerte horrendos dolores!
¡Que un terrible fantasma os lleve a la tumba!

(Sale precipitadamente, seguido del Loco y de unos pocos)

EDMUND, DAMAS, DUQUES, ETC.
¿Adónde corre ese loco?

GLOUCESTER
¡Seguidle! ¡Paradle!

CORO Y OTROS
Dejad que se vaya...

DAMAS
¡Funestros presagios!

Lear abandona la sala (y en consecuencia, la escena) seguido del Matto y de un puñado de leales.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 19 Nov 2012 11:43 
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L'Oracolo, de Leoni, completa en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=4Ir7jS6mCLE


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 20 Nov 2012 9:49 
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ACTO III
Escena Primera
Aquí tenemos la escena del bosque, ésa que arredraba a Verdi. En mitad de la noche aparecen Kent y Edgar, éste vestido como un mendigo, en un bosque desde el que se divisa a lo lejos el castillo de Gloucester. Edgar se queda allí. Kent, que sigue camino hacia el castillo, se despide de él. En un ratito que le queda hasta que aparecen otros personajes, aprovecha para cantar una quejumbrosa aria:


EDGAR
Delle sventure mie
come pianger potrei?
Esiglio, povertà, carcere, morte...
Tutto con gioia affronterò per lei.
O celeste Cordelia, io vivo solo
di questa fiamma che si accende al raggio
di tua bellezza. Una caligin tetra
l’universo ricopre... Il ciel minaccia
ire tremende... E solo io qui m’aggiro
in veste da mendico, entro una selva
ov’è smarrita d’ogni uman la traccia.

Ma tu, divina, eterea
larva, i miei passi guidi,
tu nelle dense tenebre
qual astro a me sorridi...
Fiso lo sguardo in quella
luce serena e bella,
il mio sentier di triboli
parmi una via di fior.
Per te morrei, Cordelia,
col paradiso in cor.
EDGAR
¿Cómo podría
llorar mis desventuras?
Exilio, pobreza, cárcel, muerte...
Todo lo afrontaría con alegría por ella.
Oh, celeste Cordelia, tan sólo vivo
para esta llama que se enciende con el rayo
de tu belleza. Una tétrica niebla
recubre el universo... El cielo amenaza
con ira tremenda... Y solitario ando por aquí
vestido de mendigo, en un bosque
sin rastro de existencia humana.

Pero tú, divino, etéreo
espíritu, guía mis pasos,
entre las densas tinieblas
sonríeme como un astro...
Fijo la mirada en aquella luz
serena y bella,
y mi senda llena de tribulaciones
me parece un camino de flores.
Por ti moriría, Cordelia,
con el paraíso en el corazón.


Aparecen unos leñadores buscando refugio ante la tormenta que se prepara. Como no sabe de qué bando están, Edgar se hace pasar por tonto y da una identidad falsa. A la reunión se suman Lear y su bufón, que surgen sobre un promontorio. La aparición del Rey, también en harapos y con evidentes síntomas de enajenación mental, coincide con el estallido de la tormenta, en clara muestra de que no sólo asistimos a una alteración de la naturaleza sino que, además y sobre todo, estamos ante una representación del estado de ánimo del monarca, igualmente alterado. Por cierto, que la descripción musical de la tormenta que hace Cagnoni recuerda mucho a la de “Rigoletto”.

Edgar reconoce al Rey y se pone a su disposición. El monarca, viéndole hecho un mendigo, le pregunta si acaso tiene hijas ingratas a las que haya donado sus bienes. (Este sarcasmo lo hubiera detectado hasta Sheldon Cooper) Cuando se calma la tormenta, una nueva figura aparece al fondo: Gloucester, que ha sido cegado por Regan en pago a su lealtad al Rey Lear. Padre e hijo cruzan unas emocionantes frases:

EDGAR
Ma come in tale stato?
Qual man feroce
estinse il raggio del tuo ciglio?

GLOSTER
Troppo vider questi occhi...
La crudele Regan volle punirli...

EDGAR
Ella sì rea? Tu... cieco!

GLOSTER
No! La luce rivedo,
or che son teco...
EDGAR
¿Por qué te hallas en ese estado?
¿Qué feroz hombre
extinguió el rayo de tus ojos?

GLOUCESTER
Demasiado vieron estos ojos...
La cruel Regan quiso castigarlos...

EDGAR
¿Ella es la culpable? Tú.... ¡ciego!

GLOUCESTER
¡No, que vuelvo a ver la luz
ahora que estoy a tu lado!

Los leñadores se van y Edgar valora sus fuerzas. Echando un vistazo a su alrededor, se da cuenta de que se encuentra acompañado por un padre ciego, un rey loco, un bufón que ya lo estaba antes... y le viene a la cabeza una frase que él no llega a pronunciar, aunque sí lo harán, siglos después, el Conde de Romanones y algún otro. A pesar de todo, el joven mastica la venganza en el cuarteto formado por todos ellos, con el cual concluye la escena.

Escena Segunda
Aquí se produce el reencuentro entre el Rey depuesto y la hija exiliada. Conducido por Edgar y Kent, Lear llega ante Cordelia, quien, enterada de las penurias que ha sufrido, le ofrece un vaso de agua. El Rey se lo devuelve y con ello comienza el dúo:


LEAR
Prendi: mercé ti rendano
di tua pietà gli dei...
Come soavi posano
le tue pupille in me!
Ch’io ti contempli: un candido
spirto del ciel tu sei.
No, tu non sei mia figlia,
non diedi un trono a te.

CORDELIA
(Baciandolo in fronte)
Ah! Questo bacio dissipi
le angosce tue crudeli...
Tua figlia son, ravvisami...
la tua Cordelia son.

LEAR
(Alzandosi)
Sì, dal tuo labbro echeggiano
le melodie dei cieli;
il nome tuo ripetimi...

CORDELIA
La tua Cordelia io son

LEAR
Cordelia era una gracile
bambina... or lo rammento...
Su’ miei ginocchi assidersi
io la vedea talor;
mi sorridea baciandomi,
mi carezzava il mento,
e poi... laggiù nel prato
toglea farfalle e fior...

CORDELIA
Quella son io...

LEAR
Il nome tuo ripetimi...

CORDELIA
La tua Cordelia.
¡Cordelia, oh padre!

LEAR
¡Cordelia, oh figlia!
LEAR
Ten: que los dioses
premien tu piedad...
¡Con qué suavidad posas
tu pupilas en mí!
Deja que te mire: eres
un cándido espíritu del cielo.
No, no eres hija mía,
a ti no te di un trono.

CORDELIA
(Besándole en la frente)
¡Ah! Que este beso disipe
tus crueles angustias...
Soy tu hija, mírame....
Soy tu Cordelia.

LEAR
(Levantándose)
Sí, en tus labios resuenan
las melodías del cielo;
repíteme tu nombre...

CORDELIA
Soy tu Cordelia.

LEAR
Cordelia era una grácil
muchacha... Ahora lo recuerdo...
Sobre mis rodillas
la veía sentarse a veces;
me sonreía besándome,
me acariciaba la barbilla,
y después... allí, en el prado,
cogía mariposas y flores...

CORDELIA
Aquella muchacha soy yo...

LEAR
Repíteme tu nombre...

CORDELIA
Soy tu Cordelia.
¡Cordelia, oh padre!

LEAR
¡Cordelia, oh, hija!

Lear acaba recordándolo todo y recuperando el juicio. Viendo el estado al que les ha llevado su decisión de abdicar y su ingenua confianza en las hijas mayores, pide perdón a la pequeña y la reconciliación llega de inmediato. A lo lejos, un coro anuncia que va a empezar una guerra contra los Duques y sus consortes Regan y Guneril.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 21 Nov 2012 9:01 
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ACTO IV
Escena Primera
Entre el acto anterior y éste, ha estallado la guerra. Y de hecho, está ya decidida. Rodeada por los insurgentes en su castillo, Regan es informada del transcurso de la batalla por su marido, el Duque de Cornwall. La derrota es total. Guneril ha sido hecha prisionera, el Duque de Albany herido de muerte... Regan le confía que aún espera dar la vuelta a la situación con la ayuda de un traidor: Edmund. Resulta que el hijo bastardo de Gloucester la ama y por ello ha aceptado el encargo de infiltrarse en el campamento enemigo, ganarse la confianza de Cordelia y asesinarla. Cornwall, harto de crímenes, no quiere más manejos turbios. Decide lavar su nombre muriendo honrosamente en la batalla, y eso sí que lo consigue plenamente. Regan lo presencia desde las ventanas del castillo.

La cada vez menos reina llama a la guardia, a sus leales, pero no acude nadie. A los únicos que ve, en un momento de trastorno mental transitorio, es a los fantasmas de Gloucester y de Lear, que le acusan silenciosamente de sus crímenes. Oigamos su terror.



REGAN
(Al Cornovaglia, che s’allontana)
M’odi! Ei fugge...

(Torna presso il finestrone)

Ei varca il ponte...
Egli sparisce nella orrenda mischia...

(Correndo agitata per la scena)

Guardie! Soldati! Accorra
a me qualcuno! Salvate
la Regina! Un deserto
sta dunque intorno a me? Nessuna voce
che risponda alla mia?

(Ascoltando)

Cupo lamento
odo echeggiar... Nelle mie vene il sangue
sento agghiacciarsi... Oh! Chi parlò? Chi ardisce
al mio nome imprecar? Servi, accorrete!

(Accennando colla mano)

Un fantasma è laggiù... Non lo vedete?
Chi è quel vegliardo pallido e bieco
che va gemendo nell’ombra tetra?
Ei brancolando si avanza... è cieco...
¡Ah, lo ravviso! Gloster egli è.
Torvo fantasma, arretra, arretra!
Fosti dai Numi già vendicato...

(Vorrebbe fuggire, ma si arresta sgomentata)

Qual nuovo spettro mi sorge a lato?
Desso... o terrore! Mio padre! Il Re!
Perché al mio capo la man distendi?
Da me che brami, ombra sdegnata?
Questa corona pur ti riprendi,
che un di fu bella del tuo splendor,
d’ogni delitto contaminata,
tinta del sangue di nostre genti.
Se di tal fregio tu orror non senti,
veglio, al tuo crine la cingi ancor!

(Si prostra come se fosse dinnazi a Lear,
e depone a terra la corona)
REGAN
(A Cornwall, que se aleja)
¡Oyeme! Se va corriendo...

(Vuelve al ventanal)

Cruza el puente...
Desaparece en la horrenda refriega...

(Corriendo agitada por la scena)

¡Guardias! ¿Soldados! ¡Que alguien
me socorra! ¡Salvad
a la Reina! ¿Es que hay un desierto
a mi alrededor? ¿No hay ninguna voz
que responda a la mía?

(Escuchando)

Un sombrío lamento
oigo resonar... Siento la sangre
helárseme en las venas... ¡Oh! ¿Quién hablò? ¿Quién se atreve
a imprecar contra mi nombre? ¡Siervos, socorredme!

(Señalando con la mano)

Hay un fantasma allí... ¿No lo veis?
¿Quién es ese anciano pálido y siniestro
que gime entre las sombras?
Se acerca a tientas... Es ciego...
¡Ah, lo reconozco! Es Gloucester.
¡Torvo fantasma, atrás, atrás!
Ya fuiste vengado por los dioses...

(Querría huir, pero se queda aterrorizada)

¿Qué nuevo espectro surge a mi lado?
Este... ¡oh, terror! ¡Es mi padre! ¡El Rey!
¿Por qué extiendes la mano hacia mi cabeza?
¿Qué bramas contra mí, despreciable sombra?
Recupera esta corona
que un día fue bella por tu esplendor,
contaminada por todos los delitos,
teñida con la sangre de nuestra gente.
Si no te horroriza tal adorno,
viejo, ¡cíñela otra vez sobre tu cabello!

(Se postra como si estuviese ante Lear,
y deja en el suelo la corona)

El siguiente al que ve es Edgar, pero éste es de carne y hueso. Y blande una espada nada tranquilizadora. Regan lanza su órdago: si me matas, tu hermano Edmund ejecutará a Cordelia. Edgar sale con el corazón en la boca hacia el campamento donde ha dejado a su amada, mientras a lo lejos se oyen voces que anuncian la quema del castillo.


Escena Segunda
En el campamento de los sitiadores se celebra la victoria. Gloucester pregunta a Kent por unos y otros, y cuando se entera de que Cordelia está con Edmund, el ciego demuestra que ve más que ninguno: “¡Corre!” le grita a Kent. ”¡De Edmund no me fío ni tanto así!”. Kent, que se pasa toda la ópera partiendo hacia algún sitio, sale disparado hacia la tienda de Cordelia.

Pero no llega a tiempo. El bufón se presenta ante los alegres vencedores y les da la funesta noticia: Cordelia ha sido asesinada. Al compás de una marcha fúnebre traen su cadáver sobre una camilla, para desesperación de Edgar, que llega en ese momento, y del Rey Lear, que cae muerto de dolor junto a su hija.



BUFFONE
Di danze e canzoni
questa vi par giornata?
Dei pazzi e dei buffoni
la stella è tramontata...
Dacché cadea reciso
quel fiore di beltà,
su labbra umane il riso
più mai non spunterà.

CORO
Oscura è troppo e mesta
la tua canzon...

BUFFONE
Credete?
Pure, canzon di questa
più gaia non mi udrete
mai più cantar.

CORO
(Respingendolo)
Va! Porta
tai nenie altrove! Va!

BUFFONE
(Piangendo, con disperazione)
E morta! E morta! E morta!

CORO
(Con sorpresa)
Ei piange... Che sarà?

(Squillo funebre a poca distanza)

Qual suon lugubre!

BUFFONE
E dessa...
Addio per sempre!

(Fugge verso il castello)

CORO
(Osservando)
Quale triste corteo si appressa!

GLOSTER
(Alzandosi)
Numi! Qual suon ferale!

(Kent, indi soldati che portano sovra
una barella la salma di Cordelia; Donne, ecc.)

KENT
(Piangente)
Cordelia!

CORO
(Circondando Kent)
Ebben? La buona Cordelia?

KENT
Non è più...

TUTTI
Spenta! O dolor!

KENT
Dal perfido Edmondo uccisa fu...

(Tutti vanno incontrao ai soldati che portano
La barella al suon di marcia funebre)

GLOSTER
Ah! Fu il mio cor presago...

CORO
Pera chi osava infrangere
questa celeste imago
d’ogni gentil virtù!

LEAR
Ululate! Ululate!
Uomini, siete di macigno? Oh! S’io
le vostre lingue avessi e gli occhi vostri!
Gridar... pianger vorrei, finché disfatta
si spezzasse la volta ampia dei cieli...

CORO
Ei delira...

KENT
Nessuna voce lo turbi...

LEAR
(Additando)
E là... Guardate... E là...
Mio cor, ti sciogli in lagrime,
per sempre ella è partita...
Pur... se in quel petto un alito
spirasse ancor di vita...

(Gettandosi sulla salma di Cordelia)

Come la terra è gelida
la mano... e muto il cor!

TUTTI
Sventura atroce! Quale
strazio del suo maggior?

LEAR
(Parlando alla salma)
No! Non è ver che il candido
fior di tua vita è spento!
Cordelia mia, Cordelia...
Dimmi che vivi ancor!
Sciogli le labbra... parlami
col tuo celeste accento...
Gli occhi dischiudi, irradiami
d’un tuo sorriso il cor.

CORO
Si tragga altrove il misero.

KENT
(Accostandosi a Lear)
Sire...

LEAR
(Alzandosi)
Chi a me favella?
Dessa è ben morta! Vivono
i corvi, i lupi; ed ella,
ella si pia... si amabile...
più mai, più non vivrà...
Questo collar scioglietemi...
Colà guardate! Là.

(Cade presso la salma di Cordelia)

EDGAR
(Correndo allarmato)
Cordelia!

GLOSTER
(Intercettandogli il passo)
Arresta!

EDGAR
(A Gloucester)
Oh, vista atroce! Spenta!
E vivere poss’io?

GLOSTER
Lo dei per me...

(Edgar si getta piangendo nelle braccia di Gloucester)

CORO
Pace alla pia Cordelia,
pace all’estinto Re.

(Le donne gettano fiori sulla salma di Cordelia,
i soldati abbassano le bandiere. Gloucester, Edgar
e Kent formano un gruppo al lato della scena,
su cui dal castello in fiamme vienne a
proiettarsi una luce rossastra)
EL BUFÓN
¿Os parece que hoy es día
para danzas y canciones?
De los locos y los bufones
ha caído hoy la estrella...
Desde que fue cortada
aquella flor de belleza,
ninguna sonrisa apuntará
en los labios de los hombres.

CORO
Demasiado oscura y triste
es tu canción...

EL BUFÓN
¿De verdad?
Y sin embargo,
no me oiréis cantar
una canción más alegre.

CORO
(Apartándolo)
¡Vete! ¡Llévate
tus endechas a otra parte! ¡Vete!

EL BUFÓN
(Llorando desesperadamente)
¡Está muerta! ¡Muerta! ¡Muerta!

CORO
(Con sorpresa)
Está llorando... ¿Qué pasarà?

(Suena cerca una trompeta funebre)

¡Qué lúgubre sonido!

EL BUFÓN
Es ella...
¡Adiós para siempre!

(Corre hacia el castillo)

CORO
(Mirando)
¡Qué triste cortejo se acerca!

GLOUCESTER
(Levantándose)
¡Dioses! ¡Qué funesto sonido!

(Kent y varios soldados que llevan sobre
una camilla el cadáver de Cordelia; mujeres, etc.)

KENT
(Lloroso)
¡Cordelia!

CORO
(Rodeando a Kent)
¿Qué? ¿La buena Cordelia?

KENT
Ya no existe...

TUTTI
¡Muerta! ¡Oh, dolor!

KENT
La asesinó el pérfido Edmund.

(Todos van al encuentro de los soldados que llevan
la camilla al son de marcha fúnebre)

GLOUCESTER
¡Ah! Mi corazón lo presintió...

CORO
¡Perezca quien haya osado destruir
esta celestial imagen
de todas las virtudes!

LEAR
¡Aullad! ¡Aullad!
Hombres, ¿sois de piedra? Oh! ¡Si yo
tuviese vuestra lengua y vuestros ojos!
Quisiera gritar... llorar, hasta que
se derrumbase la bóveda de los cielos...

CORO
Delira...

KENT
Que ninguna voz le moleste...

LEAR
(Señalando)
Ahí está... Mirad... Ahí está...
Corazón mío, te disuelves en lágrimas,
ella se ha ido para siempre...
Sin embargo... si aún quedase en su pecho
un hálito de vida...

(Arrojándose sobre el cadáver de Cordelia)

Como la tierra está helada
su mano... ¡y mudo el corazón!

TODOS
¡Atroz desventura! ¿Hay tormento
mayor que el suyo?

LEAR
(Hablando al cadáver)
¡No! ¡No es verdad que la cándida
flor de tu vida se haya apagado!
Cordelia mia, Cordelia...
¡Dime que vives aún!
Separa los labios... Háblame
con tu acento celestial...
Abre los ojos, ilumíname
el corazón con una sonrisa tuya.

CORO
Llevémonos al infeliz.

KENT
(Acercándose a Lear)
Señor...

LEAR
(Levantándose)
¿Quién me habla?
¡Ella está muerta! Viven
los cuervos, los lobos; y ella,
ella tan buena... tan amable...
no más, no vivirá más...
Quitadme este yugo...
¡Mirad ahí! Ahí.

(Cae junto al cadáver de Cordelia)

EDGAR
(Corriendo alarmado)
¡Cordelia!

GLOUCESTER
(Cerrándole el paso)
¡Detente!

EDGAR
(A Gloucester)
¡Oh, visión atroz! ¡Muerta!
¿Y puedo vivir yo?

GLOUCESTER
Debes hacerlo por mí...

(Edgar se arroja llorando en los brazos de Gloucester)

CORO
Paz a la buena Cordelia,
paz al difunto rey.

(Las mujeres echan flores sobre el cadáver de Cordelia,
los soldados bajan las banderas. Gloucester, Edgar
y Kent forman un grupo a un lado de la escena,
sobre la cual el castillo en llamas proyecta una luz
rosácea)


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 21 Nov 2012 9:58 
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Y la infame de Regan que le pasó despues!! :( Muy mal en terminarla asi! Digo no hay problema con las muertes de Cordelia y Lear al final (pasan mas o menos como en la historia, un poco menos que mas pero como sea mueren al final) pero terrible que los asesinos queden impunes (ademas que Goneril es quien asesina a Regan por andar ambas tras el Edmund, después se suicida confrontada por la ruina de ver frustrados sus planes y que su esposo, el Duque de Albania, se une en contra suya al final entender como es ella) Adicionalmente, porqué matan a Albany! :/ (Bien en lo de conservar vivos al Bufón y a Gloucester al final) Falto Oswald, sirviente de las hermanas malas, en toda la historia.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 12 Dic 2012 17:30 
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CORNILL SCHUT (I PITTORI FIAMMINGHI)
de
Antonio Smareglia (1/4)


En 1893, cuando el anciano Antonio Cagnoni ponía sobre el pentagrama las primeras notas de su “Re Lear”, un tocayo suyo de cuarenta años, Antonio Smareglia, estrenaba en Praga “Cornill Schut”. Y la estrenaba no en italiano ni en alemán. En checo, y con gran éxito.

Esta obra representa en la carrera de Smareglia algo parecido a “Fosca” en la de Carlos Gomes: un punto de inflexión, a partir del cual abandona el cuño verdiano de sus primeras óperas (que le había proporcionado éxito justo con la anterior, “Il Vassallo di Szigeth”) para adentrarse en un estilo diferente. Pero así como Gomes, aun evolucionando, se mantendrá dentro de la tradición melódica italiana (en la línea, más o menos, de Puccini o Mascagni), Smareglia, en cambio, rompe más radicalmente con ella. En “Cornill Schut” Smareglia aplica por primera vez su idea de fresco musical global, donde incluso la menor inflexión del texto cantado está inmersa en la música y no existen rellenos convencionales para enlazar las acciones. El músico persigue el ideal del “teatro musical total”, sin recitativos ni arias cerradas, en el que cada frase proviene de una concepción exquisitamente musical y, a veces, se prolonga el tiempo de la acción en beneficio de las razones de la música.

Siendo veinteañero, Smareglia había estudiado en Viena y Graz y se había imbuido del sinfonismo germánico. Volvió a Italia decidido a defender el concepto wagneriano de ópera, lo que le convirtió, a él, que había nacido en Istria (o sea, al lado) en más extranjero que el propio Gomes, que había nacido en Brasil. Y así, si damos por buena la distinción entre “cultura vencedora” y “cultura perdedora” que algunos musicólogos y estudiosos han apreciado en la ópera italiana post-Verdi, tendríamos a Smareglia, por no seguir el gusto dominante, confinado en el bando de los perdedores junto con Catalani, Franchetti y otros.

Por ese motivo, y por la enemistad personal con el todopoderoso Ricordi (que llegó al extremo de hacer correr la voz de que escuchar o interpretar las obras de Smareglia traía mala suerte), es por lo que tuvo que estrenar su “Cornill” fuera de Italia. Según cuentan, los aplausos el día del estreno fueron interminables, prolongándose incluso por los pasillos del Teatro Nacional de Praga. El éxito se repitió en el Hofoper Theater de Dresde, ahora con el texto en alemán. Luego pasó a Mónaco y Viena. Y no fue hasta 1900 que llegó en italiano al Teatro Comunale de Trieste. Es decir: o la representaba en casa, o en algún país germánico. Italia estaba vedada.

Veamos el argumento de esta ópera en tres actos, con libreto de Luigi Illica:

Acto I: Amberes, 1600. En la plaza, los pintores flamencos, entre ellos Van Craesbeeck (barítono) y Franz Hals (bajo) cuentan historias y aventuras de mujeres, vino y juego, mientras esperan a Cornill Schut (tenor). Este parece cambiado desde hace algún tiempo: está triste y taciturno. Y ha dejado a su novia Gertrud (soprano). Según los pintores, su insatisfacción nace del deseo de alcanzar la gloria y la fama eterna. Cornill, por su parte, declara que su única fuente de inspiración es el vino. Pero cuando la joven Elisabetta (soprano) se deja caer por allí, a Cornill se le reabre el corazón y empieza a cortejarla. Ambos se enamoran.

Dúo de Cornill y Elisabetta (Final del Acto I)

Acto II: Cornill y Elisabetta se han ido a vivir junto al lago Alkmar. Cornill ha abandonado la pintura, pero sigue atormentado por las dudas: ¿cómo conquistar un lugar para la eternidad? Ante su casa llega una alegre compañía formada por grupos de aldeanos, que organizan una kermesse.
Un fremito di canti agita il lago e i prati

Tras los cantos y bailes, la vieja Kettel (contralto) cuenta que una obra pintada anteriormente por Cornill ha sido expuesta en la catedral y es la admiración de todos. Después vienen los amigos pintores. Dado el éxito de su pintura, el artista está ahora más animado y se deja convencer por los amigos para regresar a la ciudad, donde piensa dedicarse exclusivamente al arte. Elisabetta ve rotas sus esperanzas y se despide de Cornill, segura de que no volverá a verle.
Imagen
Ascensión de la Virgen, de Cornelius Schut, en la Catedral de Amberes


Acto III:
Preludio (una preciosidad)
Elisabetta, abandonada, se ha retirado a un convento de carmelitas para tomar los votos. Precisamente para la iglesia de ese convento le han encargado a Cornill que pinte un cuadro. Pero la inspiración ha muerto. Sin Elisabetta no llegan ideas y todo se vuelve oscuro. Cornill suplica en vano a la joven que vuelva con él. Con sus últimas fuerzas, pinta una Madonna con el rostro de Elisabetta y muere, mientras el pueblo aclama su arte.


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 Asunto: Re: Opera Abyecta (y, a veces, hasta finisecular)
NotaPublicado: 14 Dic 2012 8:33 
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CORNILL SCHUT (I PITTORI FIAMMINGHI)
de
Antonio Smareglia (2/4)


El protagonista, Cornelius Schut, fue un pintor que existió en realidad. Nació en 1597 en Amberes y estuvo en activo hasta 1655. Alumno de Rubens, pintó, entre otras, dos Asunciones de la Virgen, tal y como se refleja en la ópera. Una se encuentra en Notre-Dame de Amberes; la otra es la Virgen triunfante de iglesia de San Carlos Borromeo, anexa al convento de Carmelitas, donde se desarrolla el tercer acto de la ópera. Otro pintor real, cuya figura se refleja con fidelidad, es Joos van Craesbeeck, amante de las mujeres y el buen vino, quien en contraste con Cornill es expansivo y vital. Baste para demostrarlo el recordar los títulos de algunos de sus cuadros: “El fumador”, “Jugadores de cartas”, “Pelea en la taberna”, “Partida divertida”...
ImagenEl fumador, de Joos van Craesbeeck

¿Qué podía interesar a Smareglia en la biografía de un pintor flamenco del siglo XVII no especialmente importante, (aunque sí bastante difundido en grabados tras su muerte) como para dedicarle una ópera?

En primer lugar, quiso reflexionar acerca de la relación entre el arte y la vida, representada esta última por la pasión amorosa. Durante la ópera, el pintor intenta consagrar su vida exclusivamente al arte, buscando la gloria y el reconocimiento de la posteridad, y para ello renuncia al amor de Elisabetta (y antes al de Gertrud). Pero al final, se encuentra incapaz de crear si no tiene la inspiración de un sentimiento auténtico y de un amor puro. La elección este tema, mucho más sobrio respecto a sus óperas precedentes, llenas de celos, filtros mágicos y venenos, demuestra la adscripción de Smareglia a motivos muchos más elevados y no faltos de aspiraciones filosóficas. Quizá sea mucho decir que el autor haya expuesto y revelado en esta ópera su credo artístico. Pero sí es cierto que, de entre todos los personajes smareglianos, sólo Cornill Schut podría representar su “alter ego”, su autorretrato.

Ero un dì baldo garzone

Además, la pintura fue una constante en la vida de Smareglia, que tuvo entre sus amigos a varios pintores, como Carlos Mancini, Umberto Veruda, Giovanni Segantini, etc. ¿Por qué recurrió a un pintor flamenco? Porque le interesaba el momento musical que brota de la evocación del detalle, típicamente flamenca. La pintura flamenca construye la imagen como acúmulo de detalles. Un cuadro donde prima el orden y la armonía es italiano. Un cuadro donde el ojo no sepa adónde dirigirse, si al brillo de los metales, al esplendor de las telas, al paisaje del fondo o al pelo de un perrillo, es flamenco. Como se hace en la pintura, con la fusión de colores y de luces, la música de Smareglia, fundiendo melodía y armonía, identifica una realidad.

Por otro lado, durante su estancia en Austria Smareglia quedó muy impresionado por “Los maestros cantores”. De Nuremberg a Amberes hay una distancia considerable, pero en ambas óperas existe una cierta afinidad de ambiente y, desde luego, vecindad de argumento: la reflexión acerca del amor y el arte. ¡Si hasta hay un personaje, Franz Hals, maestro de Cornill, que en el mismo nombre lleva la impronta del zapatero Hans Sachs!

Aunque los pintores smareglianos, alegres y bebedores, no tienen el orgullo y la satisfacción de los cantores wagnerianos, no es fácil escuchar la escena en Amberes del primer acto sin pensar en Nuremberg. El contrapunto de los Leitmotiv está realizado con similar maestría. El diatonismo triunfa sobre el cromatismo y se puede incluso notar la misma tendencia hacia el uso de las secuencias que describen y representan la severidad de los cánones artísticos. El ejemplo más ilustrativo de la admiración que sentía Smareglia por los “Maestros Cantores” se encuentra en el segundo acto. Se trata del apóstrofe de Hals: “Cornill, dal vecchio viso”. Usando como Wagner la llamada Barform (forma musical predilecta de los Meistersinger), Smareglia crea una copia fiel, si bien más concisa, del famoso Preislied que Walter Stoltz canta en el último acto de los “Maestros Cantores”.

“Cornill, dal vecchio viso cade lenta una lagrima”


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