Más de dos semanas han transcurrido desde esta afirmación:
Loge escribió:
Del Nerone de Boito no sé nada; sólo conocía la existencia del de Mascagni.
Tiempo suficiente para convertirla en obsoleta. Así que...
Dado que Arrigo Boito sólo compuso dos óperas, y una es ésta de la que me voy a ocupar ahora, y la otra no cumple los requisitos para ser aceptada en este hilo, deduzco que poco más se va a hablar en lo sucesivo de este compositor. Por ello, voy a explayarme con su vida.
Arrigo Boito (Padua, 1842 - Milán, 1918) fue uno de esos compositores italianos de ópera que, como Catalani, Leoncavallo o Mercadante, fueron, para bien o para mal, contemporáneos de un gigante de la música como Giuseppe Verdi. Para mal, porque el maestro de Busetto los eclipsó a todos. Para bien, en el caso de Boito, porque al final ha terminado siendo más recordado por haber proporcionado a Verdi los libretos de “Otelo” y “Falstaff” que por sus propias composiciones. (También escribió otros, como el de “La Gioconda” de Ponchieli, “La Falce”, de Catalani, etc.)
Y eso que no pudo empezar con peor pie con el maestro, a quien acusó de “garabatear en la pared del burdel”, es decir, de degradar los templos del arte con música vulgar. ¿Por qué le dedicó semejante joya? Pues porque cuando lo dijo, Arrigo era joven, rompedor, exaltado, ultrarromántico y... “wagnerista”. Sí: como tantos otros de su época, Boito, pese a ser italiano, siguió la senda del otro coloso, el germano, cuyas teorías sobre la obra de arte total le convencían más que las del autor de Rigoletto. Sin embargo, su valía como poeta debió de revelarse pronto, pues con sólo veinte años escribió la letra del Himno de la Nación, y el propio Verdi le puso música para la Exposición Universal de Londres.
Boito fue uno de los cabecillas de la Scapigliatura, que, según parece, significa algo así como “Libertinaje”. Esto fue un movimiento literario y artístico que se desarrolló tras la proclamación del reino de Italia (1861) sobre todo en el norte, y en particular en Milán, capital del mundo editorial y del periodismo. Los scapigliati adoptaron posiciones bastante críticas frente a la literatura y la cultura italianas de su tiempo, admirando sobre todo a autores extranjeros, lo que determinó un positivo efecto de apertura y rejuvenecimiento de la cultura literaria italiana. Como los “Regeneracionistas” españoles, vamos, sólo que treinta y pico años antes.
De las dos óperas que compuso, ambas sobre personajes de nota (“Mefistofele” y “Nerone”), es muy conocida la primera y apenas nada la segunda. “Mefistofele” fue estrenada en 1868 cosechando un sonado fracaso, entre otros motivos por ese supuesto “wagnerismo” (se estrenó en Milán; habría que haber visto si hubiese sido lo mismo en Dresde, por decir algún sitio donde el wagnerismo -¿no suena mejor “wagnerianismo”?- no estuviera considerado delito). Boito hizo varias revisiones y cortes y volvió a presentarla, esta vez en Bolonia, en 1876, ahora con rotundo éxito, del que no se ha bajado hasta la fecha.
En los siguientes años se dedicó principalmente a la poesia y, como he dicho antes, a la escritura de libretos para otros compositores. El acercamiento entre él y Verdi se debió al editor Ricordi, a quien le debemos, por tanto, que Boito crease esa maravilla de libreto que es Otelo, que el propio Verdi consideraba el mejor que había tenido en su carrera.
El caso es que desde hacía tiempo, Boito andaba rumiando otra ópera, “Nerone”. Se dice que “El anillo del nibelungo” es la obra de toda una vida porque su autor invirtió 25 años en ella, pero la gestación de “Nerone” estableció un récord imbatible que hubiera hecho palidecer de envidia al propio Wagner: ¡56 años! Y ni siquiera la terminó. La primera noticia sobre este proyecto ya aparece en una carta suya de 1862; Boito murió en 1918 sin haber acabado la orquestación. Y es que, llevando al extremo lo de la “obra de arte total”, Boito se empleó a fondo con ella, documentándose hasta la obsesión sobre iconografía y vestuario, léxico y métrica, y llegando hasta a concebir un tratado de armonía ad hoc. El libreto lo dio a conocer en 1901, pero de la orquestación hubieron de ocuparse Arturo Toscanini y Vincenzo Tommasini para estrenarla póstumamente en La Scala el 1 de mayo de 1924. Este fue el primer reparto:
Nerón (Tenor) Aureliano Pertile
Simón Mago (Barítono) Marcel Journet
Fanuel (Barítono) Carlo Galeffi
Asteria (Soprano) Rosa Raisa
Rubria (Mezzosoprano) Luisa Bertana
Vamos con el argumento:
ACTO IEncontramos a Nerón en la Via Apia, quemando las cenizas de su madre Agripina, a la que acaba de asesinar. Aquí tenemos a Pertile, cantando el aria inicial “Queste ad un lido fatal”, en un registro de 1925:
http://www.youtube.com/watch?v=RrU_UttheAoNerón se aleja de Roma previendo el rechazo de sus ciudadanos, y busca consuelo en los ritos y artes de Simón Mago. De improviso, aparece Asteria como un espectro, y Nerón, creyéndola una Erinia, se da a la fuga aterrorizado. (Las Erinias eran las personificaciones de la venganza, que perseguían a los culpables de ciertos crímenes) Simón Mago piensa utilizar para sus propio fines a Asteria, que está locamente enamorada de Nerón, contra el propio Emperador.
Poco después, el rezo de la joven Rubria es interrumpido por el apóstol cristiano Fanuel, que la exhorta a confesar el pecado que la oprime. El diálogo es interrumpido por Simón, que intenta comprar algún milagro a Fanuel ofreciéndole oro, pero lo que recibe es una maldición.
Vuelve Nerón y Tigellino le anuncia que todo el pueblo romano ha llegado para devolverlo en triunfo a la capital. Visto que los romanos se lo perdonan todo, el Emperador emprende con ellos el regreso a Roma, y todos terminan este primer acto así de contentos:
http://www.youtube.com/watch?v=09OEthXvuUUACTO IITemplo de Simón Mago. Para plegar a Nerón a sus ambiciones, y después de haber recurrido a varias estratagemas, Simón Mago le hace comparecer ante Asteria, a la que previamente ha disfrazado de diosa, para hacerle creer que es una medium entre él y el alma de su madre. Pero cuando la joven se inclina sobre el Emperador para besarlo, éste recuerda haber tenido entre los brazos a una mujer: con furia irrefrenable, devasta el templo, descubriendo los trucos de Simón Mago, que es arrestado por los pretorianos y condenado a morir en el circo.
Aquí tenemos el arioso de Simón, el duetto de Neron y Asteria, y el final del Acto II. Se trata de un registro de 1975, de una representación en vivo con Bruno Prevedi, Alessandro Cassis, Ilva Ligabue y Ruza Baldani, dirigida por Gianandrea Gavazzeni.
http://www.youtube.com/watch?v=LgEzdAP8ARkhttp://www.youtube.com/watch?v=1VtLMRlO ... re=relatedACTO IIILos cristianos están reunidos para rezar bajo la guía de Fanuel, cuando llega Asteria, que ha escapado de la fosa de serpientes a la que ha ordenado echarla Nerón. Asteria les advierte que también ellos, los cristianos, han sido condenados por el Emperador. Simón Mago guía a los soldados romanos hasta ellos. Fanuel, arrestado, pide a sus hermanos que recen por él mientras es conducido fuera. Lo escuchamos en la citada versión de 1975:
http://www.youtube.com/watch?v=UJJlZxcD ... re=relatedhttp://www.youtube.com/watch?v=hRPdMKuE ... re=relatedACTO IVCuadro Primero.
Circo Maximo. Simón Mago viene advertido del inminente incendio de la ciudad, provocado para favorecer su fuga. También Nerón lo sabe, y está encantado con ello: “Lo que muere, resucita”. Cuando los cristianos son sacados a la fuerza a la arena, una vestal, velada, suplica piedad para ellos, pero Nerón hace que le quiten el velo y reconoce a Rubria, firmando con ello su condena. El anuncio del incendio provoca una estampida generalizada.
Cuadro segundo.
En el spoliarium, subterráneo del circo donde se coloca a los muertos, Fanuel y Asteria rodean a Rubria. La joven, a punto de expirar, confiesa finalmente a Fanuel su pecado: haber servido a un falso dios como vestal. Y al mismo tiempo, le declara su amor. Fanuel le da el perdón cristiano y la declara su esposa. Rubria muere y Fanuel huye con Asteria entre las llamas del spoliarium.
Así termina la ópera:
http://www.youtube.com/watch?v=y4pjG8Y8 ... re=relatedHe traducido el argumento, de aquellas maneras, de operamanager.com. El artículo de esta web termina con unas palabras de Arrigo Boito, y con una interesante reflexión:
“Para mi desgracia, he estudiado demasiado mi época (...) Puede que termine “Nerón” o puede que no, pero lo que es cierto es que no lo abandonaré nunca por otro trabajo, y si al final no tengo fuerzas para terminarlo, no me quejaré por ello y viviré, ni alegre ni triste, con ese sueño en el pensamiento.”
Con estas palabras, escritas en una carta a Verdi el 1884, el propio Boito bosquejaba con sorprendente lucidez el destino de su segunda y última ópera. El maniático cuidado puesto en el trabajo de documentación, acreditado por miles de fichas y diversos cuadernos, acabó siendo un obstáculo para la labor del compositor. Por otro lado, el enorme lapso de tiempo transcurrido desde el inicio del proyecto hasta la efectiva realización de la música tuvo como consecuencia el que la ópera estuviera desfasada ya antes de su estreno, pues, nacida para ser contemporánea de “Otelo” y de “Cavalleria rusticana”, se acabó encontrando con “Pelleas” y con “Salomé”, y aquí puede radicar una de las razones de su fallida terminación. A pesar de ello, no se puede decir que “Nerone” sea un fracaso desde el punto de vista artístico: si “Mefistofele” ha conservado para siempre un lugar en el repertorio operístico, “Nerone”, ciertamente, habría merecido mejor fortuna.