Maurice Delage, reseña biográfica
Delage nació en una familia de escasos recursos y sin antecedentes musicales. Relevado del servicio militar por un leve problema de visión, centró su atención en la música tras oír la ópera de Debussy Pelléas et Mélisande en 1902. Para poder tocar fragmentos de la partitura, aprendió a tocar el piano de oído (como ya había hecho anteriormente con el cello). Según el poeta Léon-Paul Fargue, su interpretación de los interludios de la ópera, que aún no estaban publicados, impresionó tanto a Ravel en 1903, que el compositor invitó a Delage a estudiar composición con él. Cuando los amigos compositores de Ravel, los Apaches, comenzaron a molestar a sus vecinos en Montmartre, Delage compró un pabellón con jardín en el suburbio de Auteuil para sus reuniones semanales. Allí ponían en común las obras en las que estuvieran trabajando, e incluso estrenaban (incluyendo Miroirs, de Ravel, el último de los cuales está dedicado a Delage). En este contexto se hizo amigo íntimo de Stravinsky.
Aunque compartía con Ravel su interés por el oriente, y más tarde por el sonido de las fábricas, la mayor influencia musical de Delage fue Debussy. Su primera pieza, una Sonatina para piano (1905), recuerda al tercer interludio de Pelléas. Su primera obra de orquesta, Conté par la mer (1909), muestra un espíritu aventurero y un interés en nuevos timbres que compartió con Stravinsky. Cuando la Societé Nationale, bajo la dirección de d’Indy, rechazó interpretarla por una nota de trompa fuera de su tesitura habitual, sus colegas mostraron su apoyo a Delage formando una organización rival, la Société Musicale Indépendente (SMI), que incluyó esta obra y las primeras canciones de Delage en su temporada inaugural en 1910.
En la primavera de 1912, Delage acompañó a sus padres a India y Japón, donde poseían fábricas de betún. En la música que comenzó allí, Delage buscó equivalentes occidentales a lo que oyó, “intentando encontrar esos sonidos hindúes que me provocó escalofríos”, como le dijo a Stravinsky. Aunque los textos de los Cuatro poemas hindúes (1912-13) y Ragamalika (1912-14) pueden pecar de un orientalismo convencional, la música demuestra cómo las grabaciones que coleccionó en el viaje le sirvieron de modelo. En el segundo de los poemas hindúes, por ejemplo, la scordatura del cello, los adornos y los glissandi provocan un timbre, un continuum de alturas y un color microtonal como los de una grabación de 1905 de Imdad Khan de la que Delage transcribió algunos pasajes. Otra innovación, el canto con boca abierta y cerrada, que usa en esta canción, estaba inspirada en las técnicas vocales de Coimbatore Thayi.
En Ragamalika, una transcripción de una grabación de Thayi, Delage concibe el piano en el lugar de la tabla y del bordón, y pide que una cuerda sea apagada en el interior. Éste es, quizás, el primer ejemplo de “piano preparado” en la música europea (ej. 1). El editor Durand estaba tan entusiasmado que encargó una orquestación. Pero no todas las obras de esta época llegaron a ser concluidas con éxito: Delage se vio obligado a abandonar su obra más ambiciosa de este período, Les batisseurs de ponts, una pantomima para los Ballets Rusos, cuando Rudyard Kipling denegó el permiso para poner música a la historia.
Delage rompió con Stravinsky después de que éste compusiera Mavra (1922): se relacionó con nuevos amigos, incluyendo a Auric, Ibert y Milhaud, y le pidió a Honegger lecciones de orquestación. Mientras trabajaba en nuevos temas continuó escribiendo canciones y explorando técnicas vocales. Sus Sept haikaïs (1923), breves imágenes sonoras con textos japoneses, están entre sus mejores obras para grupo de cámara y muestran su escritura más avanzada y una predilección por las yuxtaposiciones cromáticas. En sus Trois chants de la jungle (estrenados en 1935) hay melodiosos clusters cromáticos en la nana junto con acompañamientos simples por lo demás. En los orientalizantes movimientos inicial y final, Delage experimenta con el registro entre el canto rítimco sin alturas determinadas y el parlando con alturas determinadas. “Themmangau” exhibe la influencia india, evidente en obras anteriores: requiere “stacattos en la parte de atrás de la garganta”, y un cuasi-parlando con alturas aproximadas, anotadas como en el Sprechstimme de Schönberg.
Su obra más extraña de este período, una obertura para el incompleto Le ballet de l’avenir, fue tal vez sugerido por las cartas que Ravel le escribió mientras viajaba por el valle del Rhin, lleno de fábricas, en 1905. En él, Delage hace contrastar su versión de los ruidos de las fábricas y lo que representan (el mundo de la ciencia) con el “dulce y tierno” llanto de una mujer (interpretado por el corno inglés) y su contrapunto, la naturaleza (sugerida por una tranquila pastoral). La estructura y el tumultuoso “preludio metalúrgico” fueron alabados tras su estreno en la Ópera, dirigido por Koussevitsky. Sin embargo, fue criticado por no haber sabido crear una síntesis musical convincente. En su siguiente obra importante, Contrerimes (estrenada en 1933), Delage optó por una forma más compleja y un contrapunto más rico.
Tras la segunda guerra mundial, Delage cambió. Mientras que en su carrera temprana estuvo abierto a las ideas musicales más nuevas, incluidas las de Schönberg (en Pierrot Lunaire y en las Cinco Piezas para Orquesta), más adelante sintió nostalgia por el período de los apaches, sin interés en los descubrimientos seriales, y de alguna manera, más amargado. En Morte di un Samurai (1950), pone músia a un poema japonés sobre un general japonés ahorcado tras la guerra por un italiano inspirado por la venganza. Con sus variación rítmicas y sus alternancias de ritmos binarios y ternarios, Le bateau ivre (1955) recuerda a La Mer de Debussy y a los aspectos más simples de los primeros ballets de Stravinsky. Su última obra, Trois poèmes désenchantés (1957), es por igual nostálgico en sus alusiones a una felicidad pasada, y resignado en el clima del texto y de sus cadencias tonales.
Aunque Delage fue nombrado Caballero de las artes y las letras en 1958, y fue interpretado por artistas como Bathori, Koussevitsky, Desormière y Rosenthal, su repercusión ha sido limitada. Únicamente los Poèmes hindues y los Sept hai-kaïs se interpretan regularmente. Delage detestaba lo fácil, y casi nunca estaba satisfecho con su trabajo. Pero aunque solo publicó parte de su producción, su contribución artística dista de ser insignificante. Vuillermoz le llamó el “Henri Duparc de su generación”, mientras que Stravinsky le consideró “un artista de primer orden”.
Fuente: Diccionario Grove
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