Hace diez años, la era Mortier en el Teatro Real terminó oficialmente con un concierto de la cantante de pop
Anohni (antes conocida como
Antony Hegarty), en su gira llamada Swanlights, en la que cantó acompañada de la
Orquesta del Real, dirigida por
Rob Moose y con una bellísima puesta en escena de
Chris Levine, Paul Normandale y
Carl Robertshaw. En su día, me dolió mucho perdérmelo, ya que esta señora me conquistó con sus canciones en la puesta en escena de The Life and Death of Marina Abramovic, y estar en la despedida oficial de la era Mortier, teniendo que despedirme de ella con el ballet de Mark Morris unas semanas antes. La demanda popular fue tal que la señora Anohni dio un concierto más, aparte de los tres originalmente programados.
Gracias a doce vídeos de YouTube que forman parte del concierto del 20 de julio,
He podido hacerme una idea de lo que fue esta velada y me he reiterado en mi admiración por la música de Anohni y en mi dolor por haberme perdido ese concierto.
Aun siendo algo tan ajeno a la ópera, el recital parece haber tenido muchas cosas de la misma, que también pueden encontrarse en varios conciertos de pop: una orquesta sinfónica, una puesta en escena, y hasta algo parecido a la dramatización de las canciones por parte de la cantante. La puesta en escena consistió de una enorme infraestructura situada arriba, que recreaba algo parecido a cristales, gotas de agua, o pétalos de flor, mientras que Anohni se situaba en el centro del escenario, rodeada de un único decorado blanco, tras el cual estaba la orquesta, y que se levantaría hacia el final.
Anohni tiene una de las voces masculinas más sensibles y bellas del pop, aunque es capaz de subir hasta convertirse en potente. Además, sus gestos, cuando alza los brazos, cuando camina por el escenario, le dan un dramatismo mayor a cada interpretación. Sus canciones son como caricias, reflexiones emanadas desde lo más profundo del alma, una mezcla de frío y calor, de ternura y dolor, capaz de convertir una canción tan animada como
Crazy in Love de Beyoncé en algo tranquilo, profundo, hermoso. El repertorio estuvo basado en su álbum
Swanlights. La música, por momentos recordaba a Nyman, o a otros autores minimalistas y new age. Para cada canción el decorado cambiaba de iluminación, creando diferentes ambientes mágicos.
En la bellísima Crazy by Love, el decorado se iluminó de azul y una intensa luz verde en movimiento recorría el escenario, creando un intenso rayo verde en torno a Anohni. Algo parecido sucedió en la igualmente bella
Cut the World, en la que au canto fue más intenso que en el espectáculo de Abramovic. En la dinámica, agresiva
Ghost, el escenario se iluminaba de naranja y la cantante miraba hacia un punto del escenario como si le hablara a a un fantasma. Uno de los momentos más poderosos, casi místicos fue la todopoderosa
Dust and Water en la que con un hilo de acompañamiento musical y con un canto suave, leve, creó una magia y una sensación de trance que se veía sobresaltada por la iluminación, con rayos proyectándose en todas direcciones hasta el Paraíso. En
Her Eyes are underneath the ground, aparte de disfrutar de sus agudos, el escenario tomó una bella iluminación rosa. En
Salt Sylver Oxygen, el decorado de al fondo se levanta para dar visibilidad a la orquesta, mientras el escenario se ilumina de celeste y luces de colores se apoderan de la enorme cúpula previamente iluminada de azul. Debió de ser un lujo oír en vivo a la Orquesta del Real interpretando tan bellos temas, al hermoso fagot en
Crazy by love, a la flauta en
Salt Sylver Oxygen o a la cuerda en el final de
Cripple and Starfish.
En fin, una pena no haberme despedido de la era Mortier con este concierto que me habría dejado en éxtasis. Anoche me dieron las dos de la mañana porque no podía dejar de ver un vídeo tras otro.
A quien le interese, puede verlo en esta lista de reproducción, hay hasta doce vídeos:
https://youtube.com/playlist?list=PLm1h ... 54vvwp5bP0