Muy hermosas. Y delicadas, frágiles como un suspiro. Casi me apura presentar lo que había preparado para hoy, porque... vaya contraste: el humor y el surrealismo en el lied. ¡Cuidado liederófilos! La diferencia de presión puede ocasionar mareos y desorientación.
Se trata de un ciclo de cuatro lieder de Alfredo Casella (1883-1947), compositor al que algunos hemos conocido en el hilo de la ópera abyecta. Casella puso música a cuatro poemas escritos en dialecto romanesco por el poeta Trilussa (1871-1950), que es el pseudónimo que utilizó Carlo Alberto Salustri cambiando el orden de las letras de su apellido. Trilussa, Giuseppe Belli y Cesare Pascarella son los tres poetas dialectales romanos más importantes. Trilussa, que tiene dedicados una plaza y un monumento en Roma, entre el Trastevere y el Puente Sisto, utilizó a menudo la sátira en sus obras, ya fueran éstas políticas, históricas e incluso matemáticas.
El ciclo que compuso Casella se titula “Cuatro fábulas romanescas”. Es de 1923, constituye la Opus 38 y tiene por protagonistas a los animales. Los intérpretes son Alda Caiello, soprano, y Bruno Canino, piano. En estas piezas os ahorraré mis traducciones artesanales, pues si ya son sospechosas del italiano, como para atreverme con el romanesco, que, como vais a ver enseguida, parece una mezcla de italiano y andaluz. De todas formas, creo que se capta el sentido y el aire desenfadado que desprenden las cuatro canciones. Vamos con la primera:
Er coccodrillo (Op. 38, nº 1)Ner mejo che un signore e 'na signora,
Marito e moje, stavano sdraiati
Su la riva der mare,
scappò fora un coccodrillo
co' la bocca aperta e l'occhi spaventati.
La moje, ch'era sverta,
S'aggiustò li riccetti e scappò via:
Mentre ch'er Coccodrillo, inviperito,
Se masticava er povero marito
Come magnasse un pollo all'osteria.
Siccome er Coccodrillo, pè natura,
Magna l'omo eppoi piagne,
puro quello se mésse a piagne'
come 'na creatura.
Ogni cinque minuti
cia ripensava come li cornuti
e risbottava un antro piantarello.
Tanto ch'er giorno appresso, a l'istess'ora,
Ner rivede' la povera signora
Riprincipiò le lagrime e li lagni;
Sperava forse che s'intenerisse:
Ma invece, sì! La vedova je disse:
Dio mio, quanto sei scemo!
Ancora piagni?