Wolfgang Rihm - Requiem-Strophen (Janssons / BRO)Es realmente apasionante comprobar cómo uno de los compositores más representativos de la actual creación musical se enfrenta a una de las piezas más representativas de la tradición musical religiosa de Occidente: la Misa de Requiem. Afortunadamente, Rihm manifiesta un profundo respeto por esa tradición, no es un iconoclasta ni aspira a la deconstrucción de la obra, aunque su lenguaje musical y su bagaje cultural son inequívocamente contemporáneos. Las referencias musicales son casi como un recorrido histórico desde la polifonía renacentista (evidente en el
Agnus Dei) hasta comienzos del siglo XX (Fauré y Mahler son también reconocibles).
Alguno impugnará la interpolación de textos seculares (Miguel Ángel, Rilke, Brobowski, Sahl), pero a mí me parecen bastante bien integrados en el conjunto. En algunos casos, es evidente una intención dialéctica, pero también parece explorarse la metamorfosis linguïstica de unas mismas preocupaciones:
Der Tod ist groß wir sind die Seinen, de Rilke, intercalado con el extraordinario
Lacrimosa a dos voces, no deja de ser un
Libera me. Por lo demás, también se incluyen en la obra otros textos religiosos, como el salmo
De profundis clamavi, que refuerzan esa sensación de “hilo de Ariadna” a través del tiempo.
Requiem Strophen recuerda algo al oratorio
Dies, del propio Rihm, pero se nota que han pasado casi cuarenta años desde aquella obra. En las
Strophen el papel del coro y de la orquesta se ha reducido en beneficio del canto individual y de los duetos. Rihm es, a mi juicio, uno de los músicos contemporáneos que mejor componen para la voz humana (ejemplo,
Die Eroberung von Mexiko) y, aunque no falte el parlato fastidiosamente omnipresente en la actual música vocal –aquí a cargo sobre todo de la parte para bajo-barítono-, los diálogos entre las dos sopranos muestran el gran dominio de la polifonía del compositor de Karlsruhe. A diferencia de tantas obras recientes en que las voces distorsionan su naturaleza humana hasta mutar en una sección más del conjunto orquestal, en este caso abundan los pasajes en que los propios instrumentos se humanizan para dialogar con las voces (atención a las maravillosas intervenciones del oboe).
La versión tiene la garantía de calidad del sello Neos y de BR Klassik. Janssons y los bávaros estuvieron directamente implicados en la gestación de la obra y eso se nota. Los cantantes responden también con solvencia, en especial las dos sopranos: Mojca Erdmann se debería dedicar más a este terreno en lugar de tratar de insistir en obras del gran repertorio donde se le notan sus limitaciones y a Anna Prohaska ya la ha “martirizado” Rihm en otras ocasiones y parece que le va la marcha: resulta tan convincente en los pasajes más expresionistas, donde se lanza sin red a escarpados saltos interválicos, como en los momentos de íntimo lirismo que uno casi se atrevería a calificar de melódicos.
En definitiva, el disco confirma dos realidades de las que cada día estoy más convencido: que no hay música más actual que la que se enfrenta, de una u otra manera, con la tradición y que también en la llamada música viva es conveniente apostar por los nombres ya consagrados