¡Qué maravilla de música y de intérprete!

Tiene ya un tiempo, y lo sigo escuchando de vez en cuando.

¿Ha cantado alguien mejor los tangos que Gardel?

Ahora mismo con los Klavierstücke (fantasien, intermezzi y los Op. 118 y 119) de la mano de Hakon Austbo, en esta excelente integral de BRILLIANT, que cuenta además con las contribuciones, entre otros, de la estupenda Hélène Grimaud interpretando las sonatas 2 y 3 del indiscutible genio de Hamburgo, uno de mis compositores favoritos y uno de los álbumes de cabecera que escucho con regularidad.

Yo escuché hace unos días sus valses op. 39 y variaciones op. 9, 21, 23, 35 y 24.

Como diría uno que yo me sé, eso no deja de ser también ópera... así que, cuidadín amigo MarttiT, no le vayan a poner una falta por heterodoxia injustificada y felona. Por otra parte, un Anillo sin palabras seguro que haría las deiicias del irreductible amigo Tip, al que animo desde aquí a sumergirse en el universo, al menos orquestal, de esta magna obra y sin su malhadado idioma alemán...

Dos obras de enorme envergadura que me gustaría, de una vez por todas, verlas en directo.

Este disco (1980), además de canciones célebres del cantautor cubano, dispone de una de las canciones de amor más bellas que nunca he escuchado, Te amaré.

¿La más grande?

Pues qué quieren que les diga, pero el concierto de Año Nuevo de hoy me ha aburrido soberanamente; tanto, que tal vez ha cambiado mi percepción del tradicional evento. Es más, la música de los Strauss y compañía me suena obsoleta y cansina, por sabida y repetitiva. Hasta los caballos parecían aburridos, no digamos los bailarines. Don Daniel Barenboim hizo, a mi parecer, una faena de aliño y poco entusiasta, más pendiente de la partitura que de motivar a los instrumentistas quienes, todo hay que decirlo, podrían haber tocado ellos solitos y sin director. El año que viene, si todavía vivo, me quedo en la cama.