Tristán e Isolda - “Cuando el divo lleva batuta”.
No sé porque a Barenboim no le ofrecen dirigir representaciones sin cantantes
.
Es cierto que T&I debe sonar así, fue un gustazo, si a eso añadimos que la Polaski (sustituta de lujo) tuvo que dar e 110% para que la pudieramos oir, el primer acto resultó casi brillante
. Pero en algunos momentos incluido “Mild und leise” no pueden ser tocado así a menos que tengas en el escenario a una cantante sobrehumana
.
Robert Gambill (Tristán) estuvo reservón, sólo en el tercer acto justificó (con creces) el caché de la representación.
Pero sin embargo se pudieron haber ahorrado el caché de Gerd Grochowski (Kurwenal) y Michelle DeYoung (Brangäne) porque apenas se les escuchó, parecía que les hubieran puesto el MUTE.
Christof Fischesser (Marke), siendo generosos diremos que estuvo justito.
La dirección de escena de Harry Kupfer supo sacar petróleo de donde no había.
La escenografía era preciosa (desde el patio de butacas) pero de utilidad limitada, era un(a) ángel caída que giraba, las alas formaban cuando se alineaban un escenario montañoso, bajo una de las alas había un lecho y la espalda y el trasero de la ángel servían como camino de entrada y salida.
La iluminación fue errática y el vestuario pobre (a pesar de los cambios para escenificar el amor).