L’amico Fritz
La exultante actuación – única – versión en concierto de
L’amico Fritz, ofrecida en Berlín por el matrimonio Alagna-Gheorghiu.
“La virtud como defecto”
La dirección estuvo a cargo de () que siguiendo el criterio que el propio Mascagni había indicado (y demostrado en su grabación de 1942) marcó un ritmo fuerte y en ocasiones brusco, alejandose así de las garras del melodrama que en ocasiones los directores del
L’amico Fritz caen. Como contrapartida, todos los cantantes en mayor o menor medida se encontraron luchando contra la marea, y de no ser en sentido metafórico casi todos se hubieran ahogado.
La orquesta sonó fuerte, correcta en todo momento (no le tendremos en cuenta a la cuerda ese pequeño incidente del primer acto).
“El defecto como virtud”
En el otro extremo la habitualmente gélida Gheorghiu cantó un primer y segundo acto de antología (una vez editen este concierto podemos ponerla junto a la versión de la Freni), en los que se lanzaba a la piscina con una interpretación (para ella bordeando la sobreactuación) que en cualquier otra cantante no hubiera sido apta para diabéticos. Pendiente de que el director le diera la entrada fue una niña obediente y eso junto a su capacidad la convirtieron en la menos perjudicada por la “virtud” de la Dirección. La mejor Suzel desde 1968 (tampoco es que abunden). Su vestuario merece abrir un hilo sólo para mayores de 18 años
.
“El que tuvo retuvo, ¿seguro?”
Que nadie niegue que Alagna estuvo pletórico, simpático, detallista, preciso y supo ganarse al público sin cortarse a la hora de tirar de los trucos más manidos (sólo le faltó utilizar el catarro a lo Plácido).
Demostró que mantiene un centro sólido amplio, pero en las partes altas estuvo forzado (cuando no, muy forzado y calando, supongo que eliminarán de cd cuando después del “Tutto tace” se puso a toser medio ahogado). Por los motivos antes explicados cualquier mezzavoce quedaba a los pies de los caballos.
Extras
George Petean, David, flojo y autónomo, se negó a mirar al director en toda la representación.
Laura Polverelli, Beppe, bien definido y bien cantado, sobrevivió a duras penas cuando la caballería (no rusticana sino orquestal) le perseguía.