Pues, ¿qué queréis que os diga? Yo me divertí bastante.
Los cantantes, todos estupendos (quizás un poco menos Cecilia Díaz y Gatell, pero sus papeles son más secundarios), porque Gens, Chausson, Pisaroni y de la Merced se salen.
La música "suena" engañosamente mozartiana: las arias tienen el sonsoniquete, pero la estructura no resulta tan hilvanada... En general se nota demasiado el armazón dramático: sucesión de recitativo, aria; recitativo, aria, etc. Sin embargo, dentro de que no estamos ante
Las bodas de Fígaro, resulta entretenida... Muy disfrutable, en serio.
La puesta en escena -tan apriorísticamente criticada-, no es ninguna maravilla, en efecto, pero tampoco se la puede acusar de escándalo abracadabrante y atrabiliario, como se auguraba... Funcional, diría yo. Podría haberse sacado más partido a algunas escenas y chistes, en mi opinión.
A todo esto, una anécdota con mi agradecimiento: en el único descanso de la obra, salimos a uno de los saloncillos próximos a nuestros asientos y encontramos a una pareja que, según nos comentó, se marchaba en ese momento. Nos cedían sus entradas (aclaro que yo estaba en tribuna, así que cualquier localidad iba a ser mejor que la mía). Cuando se fueron y les eché un vistazo compruebo que son... ¡¡de patio de butacas!! Es fantástico que a veces uno se encuentre gente tan amable (y si es en el Real, mejor, claro
): subirse a las alturas para beneficiar a los habitantes del lateral semiciego del teatro... ¡¡Gracias!!