angelparsifal escribió:
. En esta ocasión, he disfrutado más del monólogo de Rossy de Palma, reconciliándome con él, reconociendo su humor aunque la cita a Wilde me parece pedante, y sigo pensando que es prescindible entre esas dos obras maestras, que está para hacer relleno. Además he visto al público más entregado que la semana pasada.
Esto es una boutade, amigo. Seamos realistas: el objetivo del Teatro Real es vender entradas y salir en los medios. Con este programa doble, que solo interesa a los melómanos más experimentados como usted o como yo, la venta de entradas no sería alta bajo ningún concepto le pese a quien le pese. Por eso se decidió incluir a la genial y carismática diva almodovariana; cosa que además habrá hecho que se acerque al Teatro Real otro tipo de público que, de otra forma, ni lo pisaría: esto es muy interesante.
También es fundamental para el teatro aparecer en los medios. Al estreno de esto, acudieron el genial director manchego Pedro Almodovar y una selección de icónicas actrices: de la simpar Tilda Swinton (¡en el Teatro Real!) a Loles León, Milena Smit u otras. El día de la segunda función, coincidí en el hall con Eugenia Martínez de Irujo y el actor español ahora afamad galán de telenovelas mexicanas Iván Sánchez. Todo esto apareció en las revistas; y todo esto dio visibilidad al Teatro. ¿Usted cree que alguno de estos fue por Poulenc o Schoenberg? Pues ya le digo yo que no, que fueron por Rossy de Palma; y su presencia fue providencial para el teatro.
Recordemos que cuando el Teatro Real programa títulos complejos para la taquilla, habitualmente introduce estas codas con actrices de renombre: Nuria Espert participó de
Ainadamar, de Osvaldo Golijov, y Blanca Portillo de
Der kaiser von Atlantis, de Viktor Ullmann: dos títulos que no venden mucho papel por sí mismos.
Claro que tener a la icónica chica Almodovar es un paso más alto. Y estas funciones (en las que, en efecto se ha visto un sobresaliente
Erwartung) son un triunfo mediático del Real, sobre todo por la presencia de la incomparable Rossy de Palma. No lo neguemos ahora.