¡PELEA DE GATAS EN EL BARRO! Bitch slap en toda regla, Alexis & Krystle Carrington (¿o quizás Gonerilda & Regania?)
A lo que voy, que yo paso de esas cosas.
Gran éxito de LEAR ayer lunes en Madrid, pese a que en el descanso se notó cierta desbandada. No escandalosa, pero me sirvió al menos para mejorar mi visibilidad en un par de categorías de butaca.
Dado que mis entendederas musicales no llegan a profundizar en la ópera contemporánea, daré mis impresiones como aficionadito. Es una música yo diría que heredera del dodecafonismo, brutal, muy brusca, con muchos golpes, cobrando mucha fuerza los metales y la percusión. Pero todo como muy arropado, con mucha carga cromática, lo que hace que sin que existan melodías a la antigua usanza se genere una armonía general y, sobre todo, hace funcionar tanto los pasajes más violentos como los más íntimos. ¿Te has enterado de algo? Yo tampoco, pero me entiendo. El libreto es de una eficacia máxima: condensa el tragedión de cinco actos de Shakespeare en dos partes sin perder un ápice de su intensidad dramática y, al igual que la música, soluciona a la perfección los distintos momentos. Es una ópera que no da tregua. La primera parte se puede hacer un poco durita, pero la segunda es una maravilla.
Leo en el programa de mano y en una crítica de prensa algo sobre el uso de clusters en esta ópera. Desconocimiento absoluto. Le pregunto a un profesional de la música. Me contesta por Whatsapp: "Racimos de notas", muchas notas al mismo tiempo. Si pones el antebrazo en el teclado del piano estás haciendo un cluster. Entendido pues lo de los cluster y apabullantes los de este Lear.
A todo esto, llamar contemporánea a una obra compuesta hace medio siglo... bueno, en fin.
¿Y qué tenemos para hacer funcionar esta producción? Una orquesta a todo trapo con una fuerza y una precisión tales que consiguen que todos esos clusters, esos golpes, esa sobresaturación musical, queden perfectamente ordenados y no se conviertan en ruido. En serio, maravillosa.
Además, muy bien elegidos los intérpretes. Skovhus da perfecto para el rol de Lear. Es que le va vocalmente y además hace una creación actoral sobecogedora. Andrew Watts, Edgar. Por favor, qué maravilla, qué forma de cambiar de baritenor a contratenor haciendo sobresalientes las dos partes de su personaje. Y la interpretación de diez. Angeles Blancas, Goneril ¡Toma ya! En serio yo pensaba que estaba semirretirada o con problemas graves de voz porque hacía lustros que no sabía nada de ella. Pues resulta que le han dado un premio Opera XXI la semana pasada y aparece aquí como si tal cosa en un estado vocal soberbio y con la fuerza y garra de siempre, dominando una tesitura no ya inclemente, sino asesina. Para quitarse el sombrero. Susanne Elmark, Cordelia. Aunando dulzura con intensidad dramática, voz bella y penetrante. Muy destacable el resto del reparto pero, de verdad, con estos cuatro de arriba ya merece la pena ir a ver la ópera.
Producción de Calixto Bieito con un decorado árido, áspero, desolador, ideal para esta tragedia. Unos tablones móviles y efectos de luz son suficientes. Bieito es un gran director teatral. Se le tiene mucha manía porque el público operístico tiende a ser muy tradicional e inmovilista (cielos, no, los candelabros de Tosca otra vez no) y a él le da (o le daba) por poner pinceladas provocadoras como revulsivo. Aquí está al servicio de la tragedia y cumple. Todos los personajes están definidos y bien desarrollados. Y de Goneril, Lear y Edgar hace auténticas creaciones.
Ah, sí, lo del hombre desnudo. ¿Es que no veis que es un homenaje al cartel de la Semana Santa de Sevilla de este año? (Sí, es la "pincelada" Bieito marca de la casa)
No hay grandes comentarios sociales. Mis excompañeras de butaca de turno de abono, las alborotadoras que se cambiaban tres veces de butaca antes de comenzar las funciones se han ido, ya juntas, a mejor butaca, que las vi justo debajo de un conocido forero de aquí. Tuve al lado al "hombre en diagonal". Estuvo inclinado hacia delante durante toda la ópera (porque también se cambió de sitio a mi lado en la segunda parte). Un incordio imagino para los de la fila de atrás pero no protestaron.
Público educado y casi sin toses, pese a la alta incidencia de afecciones respiratorias que asoló Madrid en las últimas semanas. Se las deben guardar para los Verdis.
En resumen, que si podéis, vayáis. Es un operón rotundo.
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