Ante la amenaza de quedarme sin asistir a la Médée de Cherubini por los paros convocados por el Coro del Teatro Real, saqué una entrada de 18€ (Tribuna, con una visibilidad del 30% aprox) para la función de ayer día 20.
Médée es un operón que merece ser conocido. Ya desde la cuasi beethoveniana sinfonía te mete en un universo musical neoclásico de grandísima altura. Desconozco (grave pecado, pero mi afición operística dista de ser enciclopédica y completista) las versiones de Callas y sólo tenía en CD una grabación con Gwyneth Jones, Bruno Prevedi, Fiorenza Cossotto y Pilar Lorengar en la que todos gritan mucho y la había dejado en el olvido. Mi aproximación a esta ópera fue por el vídeo de la versión italiana con Caballé/Carreras en Mérida y otro Youtube de la versión francesa con recitativos hablados protagonizada por Michèle Command y que se supone que es la versión original de esta ópera tal como se estrenó.
Es por ello que resulta muy interesante leer en el programa de mano de estas representaciones del Teatro Real el artículo sobre las 11 versiones que existen de la obra y sobre todo la entrevista a Alan Curtis, autor de los recitativos musicados, en la que cuenta cómo ha intentado regenerar esos recitativos a partir del estilo y la música de Cherubini.
https://www.teatroreal.es/sites/default/files/2023-09/Medea_ProgramadeMano.pdfCon todo esto se nos muestra una ópera compacta, coherente en lo musical y que no da un momento de respiro.
Saioa Hernández es la jefa, y lo sabe. Por volumen y extensión, te deja petrificado. Su Medea es salvaje y poderosa. ¿Qué nos falta? Que al cantar siempre en forte nos perdamos los matices en los que la protagonista flaquea y es débil. Pero vamos, de lujo.
A Franceso Demuro ya lo conocemos y el papel le viene grande. Nada más que añadir.
Deliciosa Marina Monzó de Dircé, con un vibrato controlado, agilidad y muy adecuada a estilo.
Silvia Tro Santafé también se luce como Néris en un rol que no le ofrece dificultades y puede recrearse en la belleza de lo que tiene que cantar.
Apurillos para Michael Mofidan como Créon. Momentos convincentes frente a otros en los que estaba inexistente.
Muy apropiados los comprimarios. Gran (y sonora) actuación del coro y orquesta para mi gusto a las mil maravillas llevada con garra y tensión por Ivor Bolton.
Mención para los actores y acróbatas de parkour que hicieron a la perfección lo que les mandaron.
Hay que decir que la estructura del decorado hace que en algunos momentos los intérpretes tengan que cantar en medio del escenario a varios metros de altura y totalmente desguarnecidos, lo que hace que hubiera notorias diferencias en un mismo cantante según desde dónde cantaba, sobre todo cuando la orquesta estaba a mayor volumen. Con Saioa no había mucho problema, Silvia Tro se beneficiaba de que su acompañamiento musical era muy suave y tampoco, pero los hombres sí que sufrieron.
Y es que el decorado consiste en una torre con un ascensor y su escalera de acceso, y una plataforma que hacía las veces de palacio de Créon o de templo. Multifunción. Me recordaba mucho a estas Tetralogías que se veían tanto a principio de siglo, con mucha estructura metálica por aquí y por allá, fuego y todo negro.
Paco Azorín, el director de escena, no se inventa nada. No se le puede achacar que haya prostituido la esencia de la ópera porque todo lo que ocurre en el libreto está ahí, sin excentricidades. Lo que ha intentado (y léase su artículo en el programa) es poner el punto de vista en el infanticidio, en cómo los hijos son las víctimas de los problemas entre los padres. De ahí la presencia casi permanente de los chicos (no tan niños) en escena y de unos letreros explicativos que, para mi gusto, sobran, no hacen falta, se entiende perfectamente el contexto y cualquiera que tenga un poco de visión crítica de la actualidad sabe hacer sus paralelismos.
El personaje principal tiene un alter ego mitológico y tres furias que pienso que nos intentan meter en la complejidad de la mente de Médée.
Con todo esto, es una producción muy interesante, con un concepto claro y muy bien servida musicalmente, que merece ser recordada. Medea o Médée es un pedazo de operón y espero que el Teatro ofrezca en su plataforma el vídeo para que se pueda disfrutar.
Fin… o no.
Porque aquí viene la parte negativa, pero para algo esta sección del foro se llama “Crónica”.
Día 20, Tribuna, pares, 3ª fila. Mi butaca es la extrema pero con las ausencias y recolocaciones puedo ponerme bastante más centrado.
En qué hora.
Tras el descanso dos tipas medio subnormales se dedicaron a cuchichear. Cuando el hombre que había a su lado les pidió por favor que se callaran se pusieron histéricas a decir que era su sitio, que podían hablar lo que quisieran y que si les molestaba que se fuera a otro lado. Entre el segundo y tercer acto les pedí yo que por lo menos silenciaran el sonido de los mensajes del teléfono móvil y otra vez lo mismo. Como locas, indignadas y cabreadísimas. Optamos por ignorarlas. Espero que no sean habituales de ese turno F y esa zona porque menudo par. Y de niñatas nada, que los 35 ya no los cumplían. Así que si alguien conoce o ve a una morena menuda de media melena y a su amiga la cantora de hísteris de pelo castaño claro y rizado… huidlas.
Sobre El Cielo Del Real. Jaume Plensa ha creado una en el techo del teatro una proyección del cielo, cambiante según las horas del día. Curioso. Si nos cambian el lamparón de la sala por una bola de espejos ya nos la convierten en una discoteca. Que sólo está puesto antes de la representación, eh, no os creáis.
¿Alguien tiene novedades sobre la huelga del coro? Porque me temo que va a ser como la última vez (aquella Aida un 8 de marzo, día de la mujer, con huelga general), que hasta el mismo día y hora de inicio de la representación no nos van a decir si sigue convocada o no, y no todos vivimos en la Plaza de Oriente.