Algunas impresiones tras la funcion asistida de ayer, dia 16 de julio.
Siendo "Turandot" un auténtico bombón para cualquier escenógrafo, la propuesta de Robert Wilson resulta una frikada cuyo diseño no creo que lleve a más de 10 minutos de trabajo a cualquier becario que trabaje en un sitio llamado Watermill Center, creado por el propio Wilson, y que las notas del programa de mano definen como laboratorio interdisciplinar para las artes y humanidades... madre, lo que hay que oir, y lo gracioso es que habrá quien lo compre. Frikismo. Todo colorido, juegos de iluminacion, noches, amaneceres, multitudes, palacios, ministros, y sin fin de fantasía -no olvidemos que a la postre "Turandot" es un cuento chino-, queda reducido a la nada basada en movimientos sin sentido, a estar clavados como estacas, poner sonrisas y caras de bobo, y vestuarios más simples que el mecanismo de un chupete. Wilson evita el muy deficiente y repetir curso gracias a las apariciones del emperador y de la Turandot, que siempre son vistosas y gustan impresionar, y aquí... bueno, se ven... tienen su pase... podría ser peor: podría llover ("Jovencito Frankenstein" dixit). No vamos a tachar la regia de ordinaria, de trasguesora, de vanguardista, de clásica,... la discordia no va por esos lares que como digo en una historia mítica, un cuento, pueden tener mayor cabida y cimientos. Recuerdo una producción en Zurich, creo que firmada por Giancarlo del Monaco, en la que el principe desconocido se planta en chupa de cuero, fumando y con un laptop con el que se ayuda para resolver los enigmas en medio de un mundo donde aun están en la edad antigua; y el final es brutal. Bueno, podrá gustar el planteamniento más o menos, que a mi me fascinó, pero hay un trabajo, hay discurso teatral, hay fantasía, hay historia, hay qué discutir, qué alabar o qué criticar; en defintiva: hay. Ayer en el teatro no hay, no hay nada. Nada. Un producto de ese "laboratorio".
Los primeros perjudicados en este vacío guión son los intérpretes, a los que se les secuestra cualquier ayuda que la expresión corporal pueda implicar en la canora. Hasta en un concierto el cantante necesita de sus manos, de su gesto facial, de su posicionamiento, para volcarlo en lo canoro. El obligar a un cantante a ser un palo ahí puesto, sin duda alguna le va a suponer de partida una merma. Y si encima además de posicion estaca, ha de poner sonrisa de bobo tonto, aún peor. Pero... laboratorio.
Tampoco ayudó en absoluto al cantante la labor de Nicola Luisotti desde el foso orquestal, y esto me apena más, porque este director ha hecho autenticas delicias en óperas como "Il Trovatore" en el Real, y otros títulos también ejecutados con conveniente arte dramático. Me sorprendió mucho esta versión de "Turandot" allegro-presto-vivace-fortisissimo. Daba la impresion todo el rato de "vamos, venga, ya, daos prisa, caña", como si Luisotti fuera Jordi en el "Master Chef" y los profesores de la sinfónica los aspirantes. No hay tiempo para el intimismo, ni aunque lo pida un "Signore, ascolta" o un "Non piangere Liu", ni si quiera la propia muerte de Liu y consiguiente lamento de Timur: todo hecho en tiempo record, a base de brochazos gordos, y venga, a casita que llueve. No hay tiempo para contrastar dinámicas, ya... otro día si eso. Pero además metiendo todo el gas posible con toda percusión y metales elevados al cubo, sacaremos el aprobado fácil. El coro, brillantísimo, era el que debía adaptarse a tal circunstancia, nunca al revés. Igual que los solistas, tratados como simples elementos que si podían, se sumaban a la fiesta de la velocidad, y si no, pues da igual. Ya hasta lo de menos es privar al tenor de poder hacer la octava en el "Principessa altera!...", o prohibir, vetar al público agradecer, ovacionar "Nessun Dorma", en una actitud soberbia y que va en contra de todo principio de la música operasitica como vehiculo pasional. Claro que luego hay encima gente triste en el publico que encima te chista...no frikismo: prepotencia; e ignorancia. Me importa poco poner muy deficiente a Wilson: total tampoco se puede esperar mucho más de alguien que destaca en su CV la regia de "O Corvo Blanco"; pero me da mucha, de verdad, mucha pena tener que suspender a Luisotti, ya que es de esperar de él un notable en un día malo. Bueno, esperemos que de la excepcion no se haga regla.
En circunstancias descritas, Anna Pirozzi, traduciendo a la gélida princesa, es la que lo tiene más complicado para revertir la situación, cosa que no pasó y dejó una "Turandot" de dudoso cobro, no en el vocal, donde el traje de la partitura le queda grande pero lo encaja de aquella manera, pero sí en lo puramente expresivo. Una "Truandot" aburrida?. Con dolor, pero sí. La soprano Salome Jicia tradujo una Liu excesiva, sin dar impresión de humilde sierva. Demasiada contundencia por momentos y deficit de dulzura, no sin faltar a la cita algun filado de cierta hermosura pero evidentemente no a lo Caballé. Habría que verla sin estar cercenada por la regia, seguramente su prestación hubiera dado mucho mas de sí. Tiene un par de pases. Los tres ministros resultan visualmente ridículos. No payasos, que podría ser divertido. Ridículos, no tienen gracia ni sentido, lo cual multiplica por diez el mérito de su esplédida salida canora. Yendo contra viento y marea, tambien desde el foso, salieron mucho mas que airosos, en especial los dos tenores (Moises Marin y Mikeldi Atxalandabaso) que acompañan a un solvente grave de Ping en boca de German Olvera s Prescindible Adam Palka como Timur, falto de solidez y pátina de bajo. Cumplidor como emperador Altoum el efectivo Vincenc Esteve. Hemos venido hablando previamente de Jorge de León. No cambio: el canario es el tenor spinto del momento. Luego ya que cada cual quiera digerirlo o no, es otra cuestión. Sobre la función de ayer, además, rompo de cuajo con determinados “clichés” que en absoluto se produjeron. “Es que solo canta forte”. Falso. Reguló y moduló en muchos y necesarios momentos. “Tiene un vibrato molesto y grande”. Falso. Es un vibrato juvenil, de debido esmalte tenoril y que entra perfectamente en los cánones. “Solo hace pepinazos, y no siempre bien”. Verdad a medias lo primero, y falso lo segundo. Está claro que no es De Leon un prototipo del legato o del fraseo (tampoco lo eran Bonisolli, Fisichella, Filipeschi o del Monaco: y???), hasta ahí estamos de acuerdo, pero ya digo que no se limita a salir, soltar un pepinazo y cobrar su fee. No obstante, ya lo que falta en el mundo canoro actual tan deficitario de voces de verdad es que tenga que pedir perdón por tener esa cualidad, porque al aficionado lírico le gusta y agradece, al menos al que no mira de soslayo a su alrededor, y no chista (actitud soberbia y condescendiente: dime de qué presumes y te diré de qué careces). “Hubo abucheos”. Falso, tremendamente falso. De Leon solo cosechó bravos y las ovaciones mayores de la noche, aunque desde el foso las cercenaran; como digo en todo caso había chistones tristísimos. Ya lo que no sé es si el resto de tenores y funciones lo de hacer el agudo pasó o alguno puedo pegar ahí un “pepinazo”. Y todo eso, sin olvidar que tiene que trabajar sin moverse y poniendo un gesto de sonrisa de careta de la Casa de Papel, lo cual debe de ser de lo mas agradecido para cantar. Así que corto y cierro: me reafirmo en el pecado de Jorge de Leon de ser lo que en estadística se llama técnicamente un “ruido” (*) al respecto de su cuerda. Fue lo mejor de la noche junto al coro de una ópera como pocas es “Turandot” que teniendo tanta enjundia teatral y vocal, nos dejó con un balance algo escaso, la verdad; no solo se puede vivir de un "Calaf".
Desde el punto de vista personal, termina aquí mi temporada 22-23 para la que cogí un abono muchos años después de no hacerlo, y me da cierta pena no haberlo renovado, pero la 23-24 no lo merece. Volveremos a la práctica de la entrada suelta para lo que interese, y cuando haya una temporada mas jugosa, pues analizaremos el tema de abonarse: ahora coger abono en el Real es tarea fácil, antes era un mito.
(*) Es evidente que la estoy poniendo botando para que lleguen los detractores del canario a hacer el chiste fácil. Ahí lo dejo.
_________________ Harmoniously, NICO
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