Efectivamente.

No he dicho eso. No se estrenan zarzuelas que hayan entrado a repertorio desde más o menos la década de los 50 del siglo pasado, que se dice pronto. Hablamos de 75 años. La sequía no es solo del siglo XXI. En esos 75 años, el género del musical americano ha vivido un TREMENDO auge con títulos emblemáticos que le han comido la tostada a la zarzuela, al menos en términos creativos. Se escribe musical de nueva creación (incluso en España) pero no zarzuela. No hay más que ver ese despropósito del Proyecto Zarza en el que hacen zarzuela y revista en belter, sin cubrir el sonido, con técnica vocal de musical. ¿Por qué será? Pues por una prueba más de cómo el musical le ha comido la tostada a la zarzuela.
Por supuesto que hay óperas que son un truño, como hay zarzuelas (muchas!) que son un truño. Recordemos que en la zarzuela sí o sí tenemos que cargar con el regionalismo (¿se imaginan que Puccini tuviese que meter una tarantella en medio de La Bohème?) y con personajes de baja clase social, a menudo pretendidamente bufos con números en general insoportables (Perico y Nicasia bailando jotas en medio de La Dolorosa, por poner el ejemplo más claro). Esto quiere decir que las zarzuelas tienen, en su gran mayoría, partes, tramas, personajes enteros, que tienden al truñaco...
Pero vamos, son opiniones. Yo ya digo, para mí hacer zarzuelas ENTERAS a día de hoy, con todo el texto y toda la música, tiene justificación ante MUY pocas obras. Miren por dónde, Luisa Fernanda es una de ellas: creo que está bastante bien escrita a todos los niveles y los bufos no tienen más peso del (poco) que deben tener en lo que esencialmente es un drama.

Última función de TRATO DE FAVOR, domingo 21 de mayo.

Discutid lo que queráis pero sí, es una zarzuela, estructurada como tal y con sus elementos característicos.

Trato de favor tiene sus carencias, pero si uno consigue meterse en el desatino despiporrado que es el segundo acto, entretiene y se disfruta.

Porque a mí me ha parecido como que se empezaron a tomar la creación de esta obra con mucho esmero, mucho cuidado... y de repente les dijeron: oye, que estrenamos en tres meses. Y hala, metemos un batiburrillo descontrolado y la hacemos terminar con un chimpón. Porque la diferencia entre primer y segundo actos es abismal.

En el primer acto tenemos una presentación de personajes con unas personalidades que se van perfilando, una música casi continua muy al estilo del musical, una creación de ambiente... y luego llega el segundo acto (ah ese truco de no poner descanso para evitar espantadas) y esto es el acabose, la locura, tanto musical como argumental.

Y oye, que está bien que el argumento vire al disparate, muy bien diría yo. Pero cojostio, ¿para qué te centras tanto en la historia del hombre si luego lo abandonas por completo? O la protagonista, que parece una macarra venida a más en el primer acto y en el segundo, a pesar de estar casi constantemente en escena, desaparece. ¿Cuáles son sus motivaciones, su evolución? Ah, misterio, nos quedamos con una astracanada divertida, pero inconsistente.

Y a la música le pasa lo mismo: de ser de inspiración cinematográfica / género de musical pasa a números sueltos.
La pena que le veo yo es que solo hay dos números que se queden en la memoria: el momento discoteca y el chotis de Chelo (sin dudar, lo mejor de la obra, y con esa frase para enmarcar de Ay, qué mala puntería, Ana Mía, esa bala me pasó de refilón.) El resto se quedan en un quiero y no puedo, como el número de la Reina Isabel, un brainstorming de ideas locas que tendría que haber tenido una melodía más reconocible, recordable.

Dicho lo cual, como dice mi profe de baile, pasamos a la parte positiva:
Funciona como show en general, como espectáculo. Es divertido, visualmente atractivo y disfrutable.
Creo que hay que verlo desde una perspectiva más global, más amplia, y no buscando los detalles particulares, porque si lo haces así vas a encontrar fallos en cada uno.

Vocalmente creo que no hay mucho que añadir. Elegir como protagonistas a dos cantantes que ya están en la madurez hace que los resultados sean los esperables: estilazo cantando, detalles de altura pero algún que otro percance vocal.
Amparo Navarro en sus dos intervenciones marca un punto y aparte: está estupenda.
El tenor lucha con una tesitura complicada.
María José Suárez no es graciosa pero el papel tiene jugo. Lo contrario que Amelia Font, con un rol desdibujado que habría dado más juego cómico. Lara Chaves cumple.
Y la que se sale totalmente es Gurutze Beitia en su remedo desopilante de Rita Barberá.

Señores, no se rasguen las vestiduras. No he leído las críticas porque no me gusta ir condicionado al teatro pero me imagino lo que habrán puesto en las típicas webs de "todomeparecemal.com". Ni es un escándalo ni una chapuza. Es un proyecto interesante. Con sus defectos, que habría que pulir pero dudo que lo hagan. Y que en el segundo acto deriva a un disparate cómico. Hay que meterse en ella, y si se consigue, se lo pasa uno bien.

Las producciones propias del Teatro de la Zarzuela suelen pasearse después por otras ciudades. Si ocurre, será curioso comprobar su recepción.
Esta producción tiene el patrocinio de RTVE, así que espero que se haya filmado y la tengamos más pronto que tarde en la Teatroteca del INAEM.

Ayer domingo teatro casi lleno y gran ovación al final. Nosotros fuimos 7 personas y, reconociendo que es lo que es, a todos nos gustó.