En primer lugar, esta es mi primera publicación en el foro, y estoy empezando a apreciar la ópera, así que disculpen por los probables errores que se verán.
El teatro Pérez Galdós volvió a ver una representación de esta obra maestra de Verdi después de una espera de 33 años. Se notaron las ganas de disfrutar de Aida, pues hubo lleno absoluto los tres días.
María José Siri hizo de Aida, y no decepcionó lo más mínimo, notándose el dominio que tiene del personaje. Especialmente destacables "O Patria Mia" del jueves y sábado y "Ritorna Vincitor" del sábado.
Desgraciadamente, no puede decirse lo mismo del tenor protagonista, Sergio Escobar. Se le vio incómodo haciendo del guerrero, costándole mucho llegar a los agudos, particularmente en la función del jueves, en la que estuvo notablemente incómodo. En el momento de mayor lucimiento, "Celeste Aida", no se salvó ninguna de las tres representaciones. Al finalizar el aria, pocos aplausos se oyeron el martes y sábado y silencio sepulcral el jueves. El sábado comunicaron antes de la entrada del director que se encontraba aquejado de una afección vocal, pero la rumorología ha difundido que ese no fue exclusivamente el motivo.
Judit Kutasi hizo de la rival de Siri. Tiene una voz oscura que sienta de lujo al personaje de Amneris.
Sin lugar a dudas, el gran descubrimiento fue el barítono mongol Ariunbaatar Ganbaatar, que realizaba su debut operístico en Europa Occidental. No solo posee una voz que consigue que el rey de los etíopes se demuestre como una gran figura de Aida, sino que su estampa también colaboró a crear esa imagen (en la entrada de los prisioneros, fueron entrando los miembros del coro de los esclavos, y en último lugar Amonasro, alzándose sobre todos sus compañeros en el campo de batalla con su altura y su anchura de hombros, que ayudó a realzar al personaje). Fue el segundo más ovacionado tras María José Siri.
Los dos bajos estuvieron completamente a la altura de los personajes: Manuel Fuentes (Ramfis) y Joroboám Tejera (Rey). Ambos con la voz profunda que revistió de solemnidad sus intervenciones.
Los dos personajes secundarios: Nora Carrasco (Sacerdotisa) y Manuel García (Mensajero), en claro aumento a medida que pasaban las funciones. Impecable en ambos casos la función del sábado.
José Miguel Pérez-Sierra dirigió a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (creo que con colaboración de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas en la sección de vientos). Excesivamente emocionado el foso el martes, que en momentos sonó más alto que los cantantes (el "Ritorna Vincitor " fue el momento en el que más se notó esto), aunque se mostró sublime el resto de días. Muy apreciada la intervención de la orquesta por el público, el cual la premió con creces al final con merecidas ovaciones. Brilló cuando tenía que brillar, excelente tanto en la parte espectacular de la ópera como en la parte íntima.
Igualmente triunfal el coro, compuesto por el Coro de la Temporada de Ópera y el Coro de la Filarmónica de Gran Canaria. Dieron un segundo acto que provocó la euforia en el teatro. También se mostraron perfectos en el juicio del acto IV.
Daniele Piscopo, quien ya había sido Director de Escena en Fedora esta temporada, repitió en Aida. Trabajó con una humilde escenografía de Italo Grassi. Evidente disonancia entre la escenografía y el vestuario, pues mientras que la escenografía llevó al antiguo Egipto, el vestuario parecía indicar que la acción se situaba varios milenios después. Solo aludían al Egipto faraónico los cetros de Ramfis y el rey. En cuanto a la dirección escénica, muy notable trabajo. Destaco una sutilidad en el segundo acto. Las trompetas de la orquesta se trasladaron a los palcos de proscenio durante la escena del triunfo, y cuando volvió a sonar la marcha más adelante en la escena, los palcos volvieron a iluminarse, aunque ya para ese momento habían regresado al foso. Una sutilidad que hizo evocar lo que se había visto hacía unos minutos, y que fue bastante bonita.
Por último, hablando de Aida, no se puede dejar de lado el ballet, llevado a cabo por la Compañía de Danza Natalia Medina. Buena actuación. Destacar en el ballet del acto 2 una pelea coreografiada entre dos bailarines masculinos con una pelea de palos de madera con los golpes coincidiendo con el ritmo de la música de Verdi.
En definitiva, no fue la Aida de la Arena de Verona, pero conociendo el presupuesto con el que cuenta Amigos Canarios de la Ópera, fue una producción muy buena.
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