Trovatore escribió:
Me gustaría mirar por un agujero cómo está el teatro en el “estreno mundial” de La gata perduda xDD
Probablemente, le habría gustado lo que hubiera visto a través de ese agujero. Aclaro, primero, que sí, que era un estreno mundial, tan estreno y tan mundial como el de
El abrecartas o, en su momento,
María Moliner, que se estrenaron sin que nadie los entrecomillara, como poniendo en duda su naturaleza.
El teatro, los días que se ha representado esta
La gata perduda, ha estado lleno y las entradas agotadas. Cierto es que los precios eran mucho más bajos de lo habitual, lo que confirma que si bajaran el teatro tendría más ocupación. Era un público poco habitual, pero en cuarenta y tantos años de asistencia continuada al Liceu, podría decirle que nunca había visto un público tan entusiasta y unos aplausos tan sentidos y tan sinceros. Y que una obra musical, probablemente la primera de este tipo que la mayoría veía, haya conseguido esto tiene su mérito. La experiencia ha sido un completo éxito y tendría que tener continuidad. Parece que el proyecto consiste en hacer algo parecido, estas llamadas óperas participativas o comunitarias, cada tres años, con gente de otros lugares. Puede ser realmente interesante, si funciona como esta.
La obra en sí tiene elementos de ópera y de musical y algunas incursiones de rock o rumba son episódicas, casi diegéticas ya que se dan en momentos en que aparecen los grupos como personajes. Están, eso sí, los dos géneros están muy bien combinados. Toda la pieza es cantada: no hay diálogos hablados, pero como incluso los cantantes operísticos y que cantaban en un estilo operístico estaban sonorizados, podríamos decir, ateniéndonos a este factor diferencial, que era un musical. La partitura merece la pena. Arnau Tordera es un músico excelente y demuestra un conocimiento y un talento musical considerables. Buenas melodías, remarcable orquestación y un excelente tratamiento vocal, diferenciado según los personajes: netamente operístico en algunos personajes (el "malvado", sus tres ayudantes...) y vocalidad "de musical" en el secretario y la gata, personajes claramente positivos. El libreto es ingenuo, un cuento musical con trasfondo social, con momentos críticos y momentos tópicos, pero teatralmente funciona y se sigue bien, mantiene la atención del público y se complementa bien con la música. Buen libreto, pues, que permite una música con contrastes y tensión. Obviamente, Tordera opta por una música alejada de vanguardias crípticas y recurre a la tonalidad y la melodía, pero con armonías, contrapunto, riqueza tímbrica... no es una música facilona ni simple. Hay partes importantes para los coros, ya que los auténticos protagonistas de la parte central son diversos coros de aficionados del barrio (más o menos, una docena de coros de entidades del Raval); son momentos brillantes, aunque pesa el hecho de que los coros son de aficionados y les falta cuerpo y proyección, pero la música destinada a ellos es espléndida. Quizás porque quiere dar oportunidades de lucimiento a todos, es una parte que se alarga un tanto y que podría recortarse sin perder ideas musicales ni acción dramática.
La interpretación ha sido efectiva y correcta. Los solistas "operísticos" bien, pero la sonorización les ha perjudicado y alguno no se ha oído bien. Esta sonorización ha funcionado mejor con los cantates de musical, especialmente con la gata, una voz espléndida, al final de la obra. Los coros, entusiastas y entregados, pero les ha faltado brillo. La orquesta, con estudiantes del Conservatori del Liceu, espléndida.
En la interpretación, podrían mejorar algunas cosas y, seguramente, una mejor sonorización, o su eliminación parcial hubiera beneficiado a los cantantes. En la obra en sí, algún recorte o nueva ubicación de alguna escena podría mejorarla, pero como obra de teatro musical (independientemente de que la consideremos ópera, musical, etc.) funciona muy bien, mantiene un pulso dramático y se sigue con interés. Vamos, que ha sido de los mejores estrenos en años, aunque sea en un género difícil de definir. Pero si se ha de destacar algo, es el ambiente, la sensación de haber asistido a algo irrepetible, a una comunión de un público hasta entonces ajeno al teatro con lo que estaba viendo y viviendo. Desde ese punto de vista, ha sido impresionante y ha valido la pena.