Tras asistir a dos funciones de Parténope (primer reparto y segundo reparto) comento algunos aspectos.
Está claro que en el Teatro Real el barroco no funciona. Los barroquistas tenemos algo de secta (como los wagnerianos, salvando las distancias) y en Madrid donde nos encontramos a gusto es en el Auditorio Nacional. Allí, atestamos su gran sala sinfónica (2.324 localidades) para disfrutar óperas barrocas a palo seco, es decir, en versión concierto. Véase el reciente Radamisto de Handel, con Il Pomo D’Oro y Jarousski: lleno hasta la bandera, deserciones cero y público enfervorizado. O el Julio César en Egipto de mayo de este mismo año 2021, servido por el conjunto de Andrea Marcon y que fue un éxito apoteósico del ciclo Universo Barroco.
Pues bien, en el Teatro Real (1.836 localidades) el barroco no funciona. En las funciones a las que asistí había localidades vacías por todas partes y se produjeron deserciones masivas en los descansos. Para mí es evidente que el público del Real está acantonado en el repertorio tradicional y que todo lo que sea anterior a Mozart y posterior a Puccini le parece sospechoso. No había más que fijarse en el público y sus comentarios del tipo “no está mal”, “hay que conocer un poco de todo”, “tiene interés histórico, es innegable”, suma y sigue.
En fin, el barroco en el Real es como mezclar agua y aceite: no se puede. Lo siento por Matabosch, que lo ha intentado. Alcina (2015) tuvo un discreto pasar, Rodelinda (2017) fue un éxito y nos hizo creer que la ópera barroca era posible en el coliseo madrileño. Ahora esta Parténope nos devuelve a la casilla de salida: en el Teatro Real Handel puede ser respetado, pero no es querido.
Es una cuestión de química. El público es un cuerpo vivo, respira y siente, sus vibraciones lo impregnan todo. Los barroquistas debemos abandonar el Real y refugiarnos en el Auditorio Nacional: óperas en versión concierto, a palo seco, sin cortes y sin deserciones en el público, resistiendo como los wagnerianos en su verde colina, como los numantinos en Numancia. El Real debe dejarse a sus aficionados, esos que andan locos por los bises. Que los disfruten. Ni un barroquista ni un wagneriano pedirían jamás un bis.
Dicho esto, diré algo sobre Parténope en sí misma.
No es una de las grandes óperas de Handel, y se nota. La música es correcta, dos o tres arias interesantes (Furibondo spira il vento), pero no está al nivel excelso de Alcina, Julio César, Ariodante o tantas otras.
El montaje recrea el apartamento de Nancy Cunard, una escritora que vivió en el París de los alegres años 20. Ni idea, primera noticia. Al parecer la Cunard tuvo una larga colección de amantes famosos, y por eso ambientan la historia de Parténope en su apartamento (muy coquetón) ya que la Parténope de Handel tenía tres pretendientes que luchan por sus favores. Luis Gago en El País (14.11.2021) principal periodista-palmero del Teatro Real, se rompe las manos aplaudiendo la genial idea (para él) de situar la acción en el apartamento de la Cunard. A mi juicio, más interés tendría haberla ambientado en el Palacio Real de Madrid, que está al otro lado de la plaza, en tiempos de Isabel II, cuya cama también estuvo muy frecuentada y no por su marido precisamente.
En cuanto a la orquesta, no quiero ensañarme, pero la bendita orquesta sinfónica de Madrid no es una orquesta barroca, hacen lo que pueden, pero a estas alturas y después de haber escuchado a Christie en Les Arts con esta misma obra de Handel, pues la cosa no funciona, y lo siento. Por otra parte, Bolton llevaba la orquesta de forte a fortisimo. Gonzalo Alonso (en La Razón) le pidió que redujera el volumen para poder escuchar las coloraturas vocales. El maestro debió leer el periódico ese día, porque en la segunda función a la que asistí ya se podía escuchar a los cantantes.
En cuanto a los repartos, para mi gusto mejor el segundo reparto que el primero. Franco Fagioli es uno de los grandes contratenores de la actualidad, pero Christopher Lowrey estuvo a su mismo nivel.
Sin embargo, la gran triunfadora fue Sabina Puértolas en el segundo reparto. Su Parténope resultó magistral en la vocalidad y en su desempeño escénico. Dice Gonzalo Alonso que su actuación en esta Parténope marcará un antes y un después en su ya brillante carrera, opinión que comparto.
Saludos
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