Pasada la "resaca" y con la tranquilidad del fin de semana, me animo a publicar mi opinión, aunque creo que no aporto nada nuevo.
Objetivamente, no ha sido una producción redonda. Sin embargo, lo tengo que reconocer: yo también he caído en las redes de Nadine Sierra. Fui a la función del sábado con cierto recelo ante lo que me iba a encontrar. Por un lado, nunca había entendido la adoración de muchos por Sierra, a la que nunca había visto en directo, pero sí en numerosos videos. ¿Voz bonita? Sí. ¿Buena técnica? Pues quizá también, aunque en algunos detalles muy técnicos me pierdo más. Pero vamos, que tampoco me parecía tan espectacular como para tener el carrerón que está teniendo. Por otro lado, las opiniones sobre su actuación el día del estreno eran encontradas. Así que iba con cierto escepticismo, o incluso pesimismo. Hay veces que uno se boicotea a sí mismo, y pudiendo optar por ir con la mente abierta, a veces adopta la postura contraria: "voy a ver dónde falla".
Sin embargo, no hizo falta mucho para darme cuenta de que era bastante absurdo buscar el fallo. Que.. ¡ojo!... algunos defectos tuvo: cierta debilidad en algunos graves (no en todos. Pero eso parece un mal endémico en la ópera moderna), algún que otro sobreagudo ligeramente portamentado, (ligerísimamente en el Quando repito in estasi, algo más evidente en el sexteto. Debió pensar que el resto de voces lo camuflarían... pero cometió el error de entrar al Mi bemol ligeramente antes que los demás), o cierta chapuza en el agudo con Camarena del Verranno a te sull’aure, pero siendo justos, ahí fallaron los dos. (Por cierto, sobre esto añado una duda al final).
Pero lo que esperaba que fuera una tarde de tensión fue, poco después de empezar, un... "qué tranquilidad". Puede que no sea una Lucia perfecta, pero a mí, (y por lo que se vio, al resto del público), me pareció (perdón por la cursilería)... deliciosa. Sí, tiene una voz más lírica, pero no creo que eso sea nada malo, y me gustó mucho esa manera de afrontar el papel. Ya en el Regnava nel silenzio y su cabaletta Quando rapito in estasi se da uno cuenta de que ese fraseo, esa facilidad para el agudo, esa coloratura nítida (había leído en alguna crítica anterior que "no sabía trinar". ¿Perdón?) ese timbre de voz, y sobre todo, esa presencia escénica que uno sólo aprecia cuando lo ve en directo, no es de la soprano mediocre que creía que era. Tal y como ha expresado Tucker, llevaba ella la voz cantante (nunca mejor dicho) durante toda la ópera, pasando por la partitura sin aparente esfuerzo. Destacó en el primer dúo con Camarena. Lo mismo en el duo con Daza (que pese a su rudeza, me da la sensación de que fue elegido a propósito por el aire de "despiadado" que le han dado al personaje), y directamente se comió a Palazzi. A mí si me gustaron las variaciones que hizo en ambas cabalettas, y creo que logró ganarse a los presentes con bastante facilidad. Por supuesto, el plato fuerte, Il dolce sueno, no decepcionó a nadie. ¡Qué ovación!
Aunque sea claramente una ópera para soprano, tenía la sensación de que la gente iba a ver más a su adorado Camarena que a Sierra. Pero se dio la vuelta a la tortilla, y al final, la gente sólo hablaba de ella. Sospecho que es el comienzo de una larga relación con el teatro barcelonés.
En cuanto al resto... meh! No comprendo para nada la producción. Si bien es cierto que mientras veía la función no me molestaba, siendo justos, no vale un pimiento. No me parece mal ambientar la ópera en los años 50 estadounidenses, pero creo que desaprovecharon el contexto. Creo que restaba más que sumaba, porque arrastraba a todos.
La orquesta sonó irregular: excesivamente lenta en las cabalettas de Lucia, totalmente anodina en el sexteto (que pasó sin pena ni gloria), y "chapucera" en el final del segundo acto. La dirección de actores también brilló por su ausencia: Lucía enloquece porque lo sabemos todos, pero en el caso de Sierra, no se ve una transición tan evidente. Me gustaría saber si Oropesa (que sí, yo también soy de la opinión de que su Lucia es probablemente superior a la de Sierra) hubiera sido capaz de mostrar en esta producción esa transición a la locura que mostró en el Real hace dos años.
En cuanto al resto del reparto, yo sí que disfruté mucho de Camarena (aunque de verdad que se me quedó en un segundo plano), y no me disgustó Daza, con la explicación que he puesto antes. El resto... totalmente prescindibles. Especialmente Emmanuel Faraldo. Todo lo que tenía de apuesto lo tenía de insignificante. Menos mal que canta poco. No entiendo bien qué hace en un teatro como el Liceo.
En resumidas cuentas... a mí me conquistó tanto que recaí: tiré la casa por la ventana y compré una nueva localidad, esta vez, un palco en el primer piso, sobre el foso, bien cerca del escenario, el miércoles en la última función. No quería dejar pasar la oportunidad de volver a verla. Y vaya si mereció la pena. Parece que en cada función han ido mejorando todos (bueno, todos los que pueden mejorar), porque tanto Camarena como Sierra estuvieron sobresalientes en la función de despedida: los defectillos vocales fueron menos evidentes (salvo el agudo de la pareja, que sonó igual de atropellado), y a Sierra se la veía más cómoda y más entregada que el sábado. Si bien el sexteto volvió a pasar desapercibido, la ovación tras la cadencia del dolce suono se prolongó durante casi cinco minutos (hasta cuatro veces cambió de postura). Qué buen sabor de boca para cerrar la temporada.
Así que me quedo con ganas de verla en otras producciones. Aprovechando el mono de viajar que tiene uno tras este año largo de pandemia, no descarto alguna escapada a ver su Violetta y su Gilda este invierno. Intrigadísimo me tiene. De momento, no quiero ver nada en YouTube: prefiero descubrirlo en directo.
Bueno, para ser mi primera crónica, creo que ya he escrito demasiado. ¡Perdón por el tostón!
Un saludo.
PD: Respecto al agudo antes referido del "Verranno a te sull’aure", que ocurre antes de concluir la pieza (en el momento en el que cantan "Spargi una mesta lagrima su questo pegno allor", tengo una apreciación. En la transmisión de radio (que obviamente, me he descargado) dicen que ese agudo es opcional. Pues bien, lo he mirado en varias partituras y, o están ambas mal, o a Donizetti se le fue la cabeza, porque no sólo sí está escrito un agudo ahí (otra cosa es que otros cantantes no lo hicieran, o directamente, lo cambien por otro), sino que además, a la soprano le marca un Do natural, mientras que al tenor... ¡le casca un Mi bemol sobreagudo!
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