Suscribo casi por completo lo escrito por Radamés. De entrada tengo que decir que estos recitales de “cancioncitas” (como dice Jose Luis, que se ha negado a venir), a mí tampoco me dicen nada, es como si coges un fórmula 1, y lo pones a hacer chorraditas en las calles de una ciudad, con algún trompo y cuatro acelerones, es eso, un bolo. Como se dice aquí en Valencia, res de res (nada de nada).
Yo creo que estos recitales deberían empezar con los bises….después seguir con los bises, y terminar con mas bises. Así por lo menos podriamos apreciar a los/as considerados/as fórmulas 1.
La Yoncheva ha tenido algunos momentos cuando ha apretado el acelerador, que ha mostrados sus grandes cualidades, sobre todo con varios agudos que me han puesto la carne de gallina, pero han sido tan pocos que casi me cuestan recordarlos.
Y al final han llegado los bises, y como dice Radamés, ha empezado con el aria de La Boheme (no recuerdo el nombre) que es en la que mejor ha estado, después ha seguido con La Habanera, en la que incluso ha llegado a desentonar y parecía que se le había olvidado la letra, y que ha vuelto loco al pianista. Podemos dar fe de las miradas de Martineau para intentar coger el hilo, porque estábamos en las primeras filas. Para terminar con el “O mio babbino caro”, que tampoco ha estado muy allá.
Hay una cosa que a mí particularmente me ha sorprendido, que es lo que ha comentado tanto durante el concierto como después, el que para ella era un día muy especial porque hacia mucho tiempo que no cantaba con público. Si eso me hubiera pasado a mí, yo aún estaría en el teatro cantando. Ella al revés, lo ha hecho muy cortito y sin esforzarse nada. Cosas de diva. Sin embargo tratándola ha estado simpatiquísima y muy sencilla.
Bueno, y lo mejor del programa el estupendo rato que he pasado con Radamés , Dufol y Mandryka tanto antes como después del conciercito. Nosotros no hemos escatimado nada.
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Era tan pobre que solo tenía dinero.
La vida está llena de pequeñas cosas que son las que te hacen felíz.