Última función. Domingo 25 de abril.
Benamor es una opereta de hace un siglo y como tal hay que afrontarla.
Un enredo sencillo, una música agradable pero sin mucha enjundia y un humor tirando a simple.
Con estos mimbres la recuperación de este título se hace a todo lujo, envolviéndola en una producción a todo trapo y más tradicional imposible.
Y ante esto lo más adecuado es sentarse, dejar el espíritu crítico a un lado e intentar disfrutar.
Y eso que el inicio lo ponía difícil. El soliloquio larguísimo de Enrique Viana disfrazado de pastelero con un texto sin gracia alguna hacía temer lo peor. Absolutamente sin sentido. Me recordó con pavor aquella espantosa "Sueño de una noche de verano" de Gaztambide con unos 10 minutos de diálogo supuestamente gracioso antes de que sonara ni una sola nota (Ya lo sé, siempre menciono esta producción, pero es que....) Afortunadamente se abrió el telón y ya pude meterme de verdad en la obra.
E intenté meterme dentro de una obra de hace un siglo. La escenografía, el vestuario y la dirección de escena ayudó mucho.
En efecto, el humor es de trazo grueso y anticuado. A nadie le hace gracia ya lo del visir sordo y las confusiones de sexos son muy obvias. Pero bueno, en peores plazas respecto a los libretos cómicos hemos toreado.
¿Que se podría haber enfocado la obra desde una perspectiva de género, tan de moda ahora, y liarnos entre cis, trans, binarios y heteropatriarcados varios? Sí, pero tiemblo de pensarlo. Además, qué pereza.
El segundo soliloquio de Viana, travestido, lo justifico como entreacto (ya que por temas covid no hay intermedio propiamente dicho). A Viana unas veces las cosas le salen bien (como en 24 horas mintiendo) y otras... bueno, esto.
Resultados musicales: solventes pero no brillantes.
Más que correctos los protagonistas con sus cositas. Cristina Faus, Miren Urbieta-Vega y César San Martín.
Muy bien los secundarios: Irene Palazón, Gerardo Bullón, Gerardo López.
Actores cómicos en su sitio: Enrique Viana (como el visir, no como él mismo), Emilio Sánchez y Amelia Font (mucho más natural que la otra ampulosa mezzo característica que nos suele endilgar este teatro).
Orquesta mermada y un poco a trancas y barrancas. Coro enmascarado pero mira tú, bastante bien.
Y coreografía de Nuria Castejón excelente.
Y ahora reflexión.
Los cárteles del Teatro de la Zarzuela.
¿No os da la sensación de que los equipos de producción/artísticos son casi siempre los mismos?
Concluyendo, recuperación tradicional y muy vistosa de una obra que sin ser una maravilla de inspiración ofrece una música amable y un argumento simpático. Monólogos del director de escena absolutamente eliminables. Nivel musical notable. Público entregado (en exceso, yo hasta pensaba que al ser la última función había clac). Una producción que pulida, con descanso y con orquesta y coro a tutiplén es perfectamente exportable con éxito.
Se puede ver en Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=L186Iv2U9HAY hay otra (modesta) producción desde Elda, Alacant, en la que el papel de Benamor lo interpreta un hombre:
https://www.youtube.com/watch?v=DXtUXlH05sYFinalmente: Tras dos horas y media mi espalda se resintió. Lo que siempre me dicen: tengo que perder peso.