Fue un recital magnífico, así de fácil. El programa oficial, sin pausa, eran 10 piezas: se alternaban él y ella con arias y, después de cuatro, hacían un dúo. Después del dúo de Ballo in maschera y los aplausos, de propina, dieron cinco pieza más con el mismo esquema para acabar con un dúo de La viuda alegre. Como era con piano, no había lugar a las habituales oberturas o fragmentos orquestales. El teatro, muy bien en lo referente a protocolos y medidas sanitarias. Entrada gradual, de dos zonas cada cuarto de hora, dispensadores, etc., una o dos butacas libres entre grupo y grupo y aforo del 50 %, pero de manera uniforme en todos los pisos. Habían redistribuido las butacas para dejar los espacios; por ejemplo, a mí, respecto a la que tenía, me la mejoraron al desplazarme más al centro. La verdad es que la sensación transmitida es de tranquilidad, aunque pueda pasar lo que sea.
Salieron los dos y, en inglés, explicaron, sobre todo ella, que es más locuaz y extrovertida, la emoción de abrir el teatro meses después, el honor de ser los primeros... a ella se le saltaron las lágrimas con un "me había prometido no emociarme, pero...". Y adelante. Los dos se compenetran bien y tuvieron su gracia escenificando las salidas y entradas. Curiosamente, ella, al acabar de cantar, se ponía la mascarilla y entraba para dejarlo a él solo, pero él no la usaba.
Él estaba en forma: una voz preciosa, con un centro deslumbrante y un fraseo cuidadísimo, buena dicción y subida al agudo fácil y potente, con brillo pero sin gritos, ni en la Cavalleria, donde puede ser que llegara más justo. Impecable. Cantó Quando la sere al placido, Come un bel dì di maggio, Vicino a te (el último dúo de Andrea Chenier), Mamma, quel vino..., E lucevan le stella i Teco io sto, del Ballo. En todos sobresalientte. De propinas, una preciosa aria de Halka y Pouquoi me réveiller?
Quizás ella escogió un repertorio más de quedarse con el público, más "redondo". El caso es que lo bordó. Pace, pace excelente, con una modulación exquisita, una voz que agranda y adelgaza como quiere y unos agudos brillantes, sostenidos, eternos... A lo largo del recital, dio una lección "in crescendo" de capacidad de frasear, de regular la voz, de apianar, de subir sin gritar, de sostener la nota. Sensacional el Vissi d'arte, como la Mamma è morta, un Sola, perduta, abbandonata de antología, los tres dúos y los bises de la canción de Russalka e Io son l'umile ancella. Quizás, por el repertorio y porque la voz sobresale más, brilló más que Beczala y tuvo mayores ovaciones, sobre todo en un Vissi d'arte modélico. Además, transmiten algo, no se limitan a cantar bien: saben interpretar el papel y hacerlo creíble, sobre todo ella.
Excelente comienzo, pues, de temporada. A ver si sigue igual.
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