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 Asunto: El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Octubre de 2019.
NotaPublicado: 11 Oct 2019 3:14 
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Hoy día, se cumplen 163 años desde la apertura del Teatro de la Zarzuela, la catedral de nuestro género lírico. Durante todo este tiempo, sobre sus tablas se han visto y escuchado las más deslumbrantes, intensas y divertidas historias cuyos creadores nos han legado, para el deleite de todos. Y por ese motivo, antes de empezar la función de esta noche, se escuchó por megafonía la voz de Daniel Bianco, el director artístico del teatro, conmemorando este importante aniversario y dedicando la velada a esos autores que llevan más de siglo y medio haciendo las delicias y éxtasis del público.

La obra escogida para inaugurar la temporada 2019-2020 de la Zarzuela es precisamente uno de sus más grandes clásicos: El Caserío, de Jesús Guridi, una de las cumbres del género grande y una apuesta segura. En mi camino de descubrimiento de la zarzuela, me interesó verla, ya que el autor me llamaba la atención. Y la experiencia ha sido muy agradable.

Guridi, a través de una partitura inspirada, descriptiva, bucólica, costumbrista y llena de lirismo, nos lleva al pueblecito ficticio de Arigorri, en el País Vasco más profundo. En la música se encuentran muchas referencias al folklore vasco, algo que puede verse por ejemplo en las danzas, pero también transmite de forma teatralmente muy efectiva, los sentimientos más profundos de los personajes. El compositor estudió en París, durante la ebullición musical que se vivía en los primeros años del siglo XX en la capital francesa, si bien su música, quizá por el propósito de la obra, aquí resulta más conservadora que la de Falla o Albéniz. Sin embargo, a veces el bucolismo de la música a veces nos recuerda, por ejemplo, a los Cantos de Auvernia de Canteloube, contemporáneo de Guridi. Las romanzas, no tienen nada que envidiar en calidad a las arias veristas más importantes de la ópera verista italiana, como la romanza de José Miguel en el segundo acto. Al comienzo del dúo de Ana Mari y Santi la música puede recordarnos al aria de Xenia del Boris Godunov de Mussorgsky.

En cuanto al libreto, el costumbrismo y la estructura típica de la zarzuela, crean, a oídos de un neófito como un servidor, una especie de "casticismo vasco", que se percibe en los diálogos. Las situaciones cómicas relajan la tristeza y las preocupaciones de los protagonistas. Sin embargo, la producción que estos días estamos viendo en Madrid, ha recortado los diálogos hasta dejarlos en la más básica síntesis de la historia, ceñido a la trama principal, algo que afecta a la parte cómica.

Y es que esta presentación de la exitosa producción de Pablo Viar, procedente del Teatro Arriaga de Bilbao, recorta la obra hasta dejarla en una función de una hora y cuarenta minutos sin descanso. Por lo demás, el montaje es de una gran belleza, sin demasiadas pretensiones de escandalizar. El ambiente rural y el verde vasco se ven en sus decorados, aunque hay algunas incoherencias con el libreto o algunas omisiones como la procesión, sustituida por la entrada del sacerdote Leoncio con una banda. Al abrirse el telón se ve un imponente muro de piedra en el que se encuentra una igualmente imponente puerta de madera: es Salsibil, el caserío de Santi que da título a la obra. Se ven árboles y vegetación. Los personajes están caracterizados como a finales de los años veinte y treinta, si bien no faltan los tradicionales trajes típicos vascos en los bailarines y los pelotaris vestidos de blanco con sus txapelas rojas. En el segundo acto se ven unas gradas donde se situará el pueblo, quien además de la liturgia y las fiestas de la aldea, será espectador de las tramas de los personajes. Al fondo, se ve un árbol marchito con el cielo del atardecer. Uno de los momentos más bellos tiene lugar al final de la obra, cuando el muro de al fondo se retira para mostrar un precioso paisaje: unos árboles con el resto del cielo en la puesta de sol, todo como fondo de la entrada final de Ana Mari. Para la ocasión, se ha contado con la compañía Aukeran Dantza Konpainia, dirigida por Eduardo Muruamendiaraz, que se ha ocupado de las danzas tradicionales vascas.

La Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del teatro, estuvo dirigida por el renombrado director Juanjo Mena. Mena logró una dirección, una vez entrada en calor, que mantuvo un nivel cada vez mayor en la función, si bien los metales a veces se excedían de volumen, y en alguna ocasión la orquesta tapó a los solistas. Sin embargo, pudo extraer los colores suficientes que transmitían la magia evocadora de la obra, con un acto segundo memorable. El coro también estuvo a un buen nivel, especialmente en el comienzo del tercer acto.

La de hoy fue función del segundo reparto.

José Antonio López interpretó al tío Santi, con una excelente voz, que si bien se mostró un tanto contenida y necesitando entrar poco a poco en calor en la romanza "Sasibil mi caserío", pero en los dúos estuvo sencillamente formidable. Memorable en el dúo con Ana Mari.

Carmen Solís fue la voz más destacada de la noche, con su imponente voz de soprano. El color vocal y las dotes de actriz de Solís le permitieron crear una Ana Mari sufrida, pero con mucha personalidad. La voz es buena, aunque nasal en algún momento, pero con unos agudos impresionantes y en general un registro alto que a veces me recordó incluso a Mariella Devia. Gran función.

José Luis Sola fue un José (o Joshe) Miguel lírico, que salió airoso del reto, con una voz lírico-ligera interesante, aunque con el volumen un tanto controlado. En su romanza "Yo no sé que veo en Ana Mari" cantó estupendamente, con un pianissimo final alargado que le salió bien y dramáticamente efectivo, a medida que abandonaba el escenario.

Jorge Rodríguez-Norton, quien cantó este verano en el prestigioso Festival de Bayreuth en Tannhäuser, fue en lo actoral un excelente Txomin, cumpliendo con la complicada vis cómica que requiere el personaje, llevándole a dar una divertida versión de "Chiquito de Arigorri" en la que dio réplica al tenor principal que tampoco le anduvo a la zaga.

El resto de solistas estuvo a un nivel tan bueno como divertido, empezando por Ana Cristina Marco como una divertidísima Inosensia que además cantó estupendamente en su dúo final con Txomin. La veterana Itxaro Mentxaka cumplió sobradamente con la matronil e hilarante Eustasia. Manu y Don Leoncio estuvieron bien servidos por Eduardo Carranza y José Luis Martínez respectivamente.

La temporada se abre con una disfrutable versión de una de los títulos más celebrados del género grande. El desempeño de los artistas, pese a los defectos , entre otras cosas, de la producción; hace que el gran triunfador de estas funciones sea Guridi con su maravillosa música. Nadie debería perdérselo.

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 Asunto: Re: El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Octubre de 2019.
NotaPublicado: 16 Oct 2019 12:34 
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Que me excusen en el coliseo de la calle Jovellanos, no voy a ir a verla.
Peeeeeero...

Mañana día 17 de octubre se retransmite por streaming en Facebook Live y en el Youtube del Teatro de la Zarzuela, donde estará después disponible, según costumbre.

https://www.facebook.com/events/522858975220769/

https://www.youtube.com/user/TZARZUELA

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 Asunto: Re: El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Octubre de 2019.
NotaPublicado: 17 Oct 2019 0:21 
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Registrado: 17 Sep 2009 1:35
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A mí me ha parecido de lo mejor que se ha visto en La Zarzuela en los últimos años. La obra de por sí es ya un portento musical, pero esta vez además ha contado con dos defensores extraordinarios: la dirección musical de Juanjo Mena (intensa, emotiva, caldeada, y al mismo tiempo de trazo refinado) y la magnífica puesta en escena de Pablo Viar quien, partiendo siempre de la música, sabe recrear una atmósfera narrativa y sentimental de gran plasticidad y exquisito acabado, con momentos preciosísimos como el final del primer acto o la aparición de Ana-Mari al final de la obra.

Ninguno de los tres protagonistas (Ódena, Lojendio y Gorrotxategui) son para tirar cohetes. Ódena presenta un estado vocal bastante defectuoso, con la voz vacilante y muy mermada; Lojendio, aunque canta con buen gusto, suena a menudo destemplada, y Gorrotxategui ya sabemos que canta agarrotado y con tendencia a sufrir él y hacer sufrir al espectador; sin embargo, gracias al estímulo y a la atentísima labor desde el foso del maestro Mena, se obra el milagro de que los tres consigan transmitir y emocionar al respetable (en el teatro el día que yo fui no se oyó ni una mosca, ni un caramelo, ni una tos en toda la función, que además va de corrido, sin interrupción durante 1 hora y 40 minutos). El caso es muy sorprendente sobre todo en lo que hace al tenor, quien logra la mejor interpretación que le he visto hasta la fecha, con una meritoria versión de la bellísima romanza del segundo acto.

Aunque es lamentable la excesiva poda que se ha hecho con el texto, hay que reconocer que el espectáculo tal cual se ha ideado funciona de maravilla. Es de esas funciones que te atrapan desde el minuto uno y no te sueltan hasta el último acorde.

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 Asunto: Re: El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Octubre de 2019.
NotaPublicado: 17 Oct 2019 7:58 
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Registrado: 03 Ago 2009 0:14
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Es cierto que a pesar de la poda de los diálogos,que deja la obra en 100 minutos sin descanso, la producción de Viar funciona, ambienta bien y tiene una gran habilidad para condensar la obra y hacerla más que dinámica, expeditiva. La escenografía de Bianco muy grata a la vista. Cualquiera que se asome deduce que estamos viendo El Caserío con todo su casticismo vasco. Algo que no sucede últimamente en el Teatro de la Zarzuela, especialmente con las obras de ambiente madrileño.

No soy yo tan entusiasta con la dirección de Juanjo Mena. Resalta la magnífica orquestación, la dota de vuelo sinfónico, con refinamiento, elegancia y estupendos detalles, obteniendo el mejor sonido posible de la orquesta, pero para mí, esa recreación implica momentos con tempi morosos, que comprometen la tensión y el acompañamiento a los cantantes que deben enfrentarse a demasiado aparato sonoro y, en algunos pasajes, a tempi demasiado lentos como el de la romanza de José Miguel "Yo no sé que veo en Ana Mari".

En cuanto a los cantantes, coincido. Andeka Gorrochategui va ganando en cada comparecencia compostura en su fraseo, aunque esa emisión tan tensa, esforzada y muscular sigue ahí.
De los dos repartos, la mejor voz es la de Carmen Solís, pero una pena que sea una cantante tan aburrida y tan inane como intérprete.

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"El canto como la belleza que se convierte en verdad" (Friedrich Schiller)


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 Asunto: Re: El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Octubre de 2019.
NotaPublicado: 20 Oct 2019 23:59 
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Registrado: 03 Jul 2018 10:25
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Estuve en la función del sábado 19, última del primer reparto. En general, una velada muy disfrutable, a un buen nivel. Sobre todo hay que destacar la excelente dirección de Juanjo Mena, de excelentes planos sonoros y búsqueda de la transparencia y el color tan bello que tiene la partitura. Mena ya grabó la obra en 2001 para Naxos en estudio con la Sinfónica de Bilbao, único registro completo de la obra, pues el clásico de Argenta tiene cortes. El problema de esta grabación, excelente en lo orquestal, es un reparto que se mueve entre lo correcto y lo ramplón (comenzando con un Vicente Sardinero como un áspero tio Santi, con problemas en el registro agudo, que no tiene color con el reparto que consiguió reunir Argenta). Han pasado diecinueve años desde aquella grabación, y como reconocía Juanjo Mena en una entrevista, ha madurado la obra. Y así es. Las filigranas que pueden escucharse son exquisitas, con detalles que nunca antes había oído en la partitura. Cierto que la acústica del foso del Teatro de la Zarzuela no es equiparable a la de los modernos auditorios, y hay algún plano sonoro que no llega a escucharse como debiera (estoy pensando en la melodía de los violines en el coro "Alegría" del final del primer acto, que es la verdadera voz protagonista, no el coro), pero esto es la excepción y lo normal ha sido un trabajo de gran calidad, extrayendo todo el esplendor de la partitura.

En cuanto al reparto, un poco de todo, pero solvente en conjunto. Sobresale por encima de todos el José Miguel de Andeka Gorrotxategi, de voz ancha, propia de un spinto, entubada y un punto engolada, pero muy efectiva. A su lado decepciona la Ana Mari de Raquel Lojendio, una cantante de la que tenía buen recuerdo (sus grabaciones de la obra vocal de Joaquín Rodrigo para Naxos son muy buenas), pero que exhibe una voz de vibrato excesivo y con evidentes problemas en el agudo, para colocar las notas cuando no calados.

Correcto el tio Santi de Ángel Ódena, oscuro en el registro medio y con agudo suficiente. Es un cantante maduro, con muchas tablas, pero también con pérdida de esmalte, aunque mejor cantado que el tio Santi de Vicente Sardinero en la grabación de Juanjo Mena. No es homologable al histórico Luis Sagi-Vela en el registro sonoro de la película de Juan de Orduña, noble y paternal, pero cumplió con su cometido.

Adecuado para la parte, con la ligereza necesaria, el Txomin de Pablo García López. Competentes la Inosensia de Marifé Nogales y la Eustasia de Itxaro Mentxaca.

En cuanto a la producción de Pablo Viar, obtiene momentos plásticamente bellos en la iluminación, aunque el decorado puede resultar demasiado funcional. Parece que se ha buscado ante todo la sencillez de la tramoya, lo que hace que algunos momentos se resuelvan con demasiada simplicidad. El escenario no se cambia en toda la obra, subiendo y bajando un murete con puerta que es la entrada al caserío. Cuando sube dicho murete, nos encontramos ante un frontón con unas gradas, y al final se abre parte del fondo para dejar entrever un paisaje de atardecer con un árbol alargado, en tonos rojizos. No tiene mucho sentido ubicar más de la mitad de la obra en dicho frontón, incluida la escena final en el propio caserío, aunque reconozco que la escenografía es respetuosa y con momentos muy simpáticos (el Bilbao gana la copa en el intermedio de la obra).

Público poco silencioso, con movimiento de butacas y llegando tarde, colocándose en primera fila de patio de butacas una vez iniciado el preludio.

Hacía más de cuarenta años que El Caserío no se veía en el Teatro de la Zarzuela. Y lo ha hecho con una producción que será recordada por el trabajo de Juanjo Mena y por la escenografía clásica de Viar, sobre todo después de algún dislate precedente, como la Doña Francisquita conocida. El hecho de ser un montaje sencillo probablemente facilitará el rodaje por el resto de España, y ciertamente me gustaría.

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com