Beczala y Opolais para cantar Puccin, les falta " fuego o sangre ". Parecen a veces confuncdir la Bohème con la Russalka, es decir bastante carentes de italianità
Dentro de un par de meses, temdremos por Barcelona a Beczala previsto como uno de los Werther

Yo estuve el sábado y sí que se aplaudió al caballo. Si uno va a la Bohème al Met sabe a lo que va (1300 representaciones llevan, todas las temporadas desde 1900 menos 9 según el programa de mano y esos números no se mantienen a base de puristas). Pero, ojo, que yo tenía al lado a gente claramente conocedora de la ópera y que no contuvo varios «wows» en ciertos cambios escena.

El público estuvo más caluroso durante la representación de lo habitual en el Met (fuerte ovación para «Che gelida manina»).

No comenté mi representación porque me tuve que marchar antes del cuarto acto (y porque está muy vista creo con ese elenco), pero coincido bastante con lo que ha narrado el señor Rubini. Beczala y Opolaïs correctos pero fríos. Cavalletti aburrido, Kele me gustó al principio pero luego se ahogó un poco.

Aún así, ojo, una Bohème con cantantes que no pasan de correctos pero una buena orquesta (por no hablar de la producción de Zeffirelli) sigue siendo una gran noche. Que la Bohème es mucha Bohème.

La Bohéme de Zeffirelli es una joya -el acto segundo es la pera- y es normal que se ovacione y llene cada vez que se repone. Parece que ahora haya que pedir perdón por decir esto o que de vergüenza.

Yo la ví con Netrebko y Beczala (efectivamente, el tenor menos carismático y más sosainas que pueda existir, por muy mono que cante, es ajeno a la passionalità pucciniana) y está en segunda posición de mi lista de mejores producciones vistas en teatro.

Tampoco creo que se haya dicho eso, pero es un poco como la atinada apreciación de Kandaules con la Aida que recordaba Tip: es un poco preocupante que los decorados y figurantes levanten más pasiones que los cantantes.

Pero vamos, que yo me hice un pesado viaje a Nueva York fuera de mi abono explícitamente por ver la producción (pesado porque la razón por la que me perdí el cuarto acto es que tenía que salir corriendo de vuelta a mi ciudad para llegar antes de una gran tormenta que nos dejó dos pies de nieve). Y no me arrepiento.

Pues espérate a su Werther prox.enero en el Liceo! ( y teniendo en cuenta que el último Werther cantado en el Liceo, fue con Scotto y D.Alfredo Kraus)

Después de los recientes Werther parisinos de Kauffman y Alagna, parece que Beczala ya no gustó al público de Bastille ( falta de romanticismo y carisma por parte del tenor `polaco )

En mi opinión, Bros a día de hoy es mejor Werther vocal que Beczala. Si voy a ver el Werther, sacrificaré muy a mi pesar el ver y escuchar a mi admirada Anna Caterina Antonacci.

Pues coincidimos, sin conocernos. Espléndida mañana en NY, sol y casi 20º. Teatro lleno salvo cuatro butacas en el Grand Trier, asientos 2, 19, 21 y 23. El papá y la mamá con los hijos, supongo.

Monastyrska espléndida, uno de los atractivos del viaje, aunque me la esperaba aún mejor. Creo que algo reservona en los primeros actos y el filado final de "O patria mia" muy bueno pero no excelente. Cierto, como dice Kandaules, que en algunos momentos la voz parece írsele por unas frecuencias incontroladas. Espero que nos dure mucho.

Berti sigue tan brusco como siempre, con esos..., cómo decirlo, más que portamentos..., bostezos intersilábicos que afean el canto. El agudo sigue muy sano y en piezas de conjunto sale muy fortalecido. En las partes líricas, sin embargo, patina más que Javier Fernández.

Muy bien Gubanova, con menos potencia que sus compañeros de reparto, pero realizó una actuación muy meritoria. Probablemente no sea su papel estrella pero no desde luego no desmerece en absoluto.

A Amonasro (Delavan) lo debió delatar su hija en cuanto abrió la gola, digo..., la boca. Aunque eso sí, audible pese a lo mate de su timbre. Mejor los bajos, aunque tampoco para volverse loco.

La puesta en escena, colosal, con más personas que futbolistas en la era Jesús Gil. El segundo acto, ya de por sí majestuoso, es de una espectacularidad que dan ganas de subir al escenario y portar algo. El ballet no se eliminó y en el último acto Aida y Radamés no mueren ahogados, ni quemados, ni electrocutados, ni degollados, ni nada por el estilo. La orquesta muy bien, sin obligar a los cantantes a desgañitarse. Una ópera para hacer afición.

Si es la producción de Aida que yo conozco del Met, no hay tantos, son los mismos que van entrando y saliendo dando vueltas por detrás del escenario y cambiándose de ropa. Muchos de todas maneras, sí.

Jesús Gil en cambio sí que quería sacar elefantes en su marcha triunfal, pero el ayuntamiento se lo prohibió porque podían dañar el pavimento.

La verdad es que en el mismo acto de La bohème había más gente.

[quote="toni"]En mi opinión, Bros a día de hoy es mejor Werther vocal que Beczala.[/

Opino lo mismo, al menos más implicado al personaje .

AIDA es mucha Aída, D. Tip
Para el rol de Radamés actualmente, Berti con sus virtudes y sus defectos , es de las voces más aseadas o idóneas, junto quizás a Fabio Sartori ( a ambos , los prefiero antes que los dos Marcelo A. y Marcello G. )

Un Werther quizás ahora más maduro, del que le miramos hace unos años en el Real y donde no estuvo mal.

Y con mayor volumen o peso vocal que entonces. Por cierto, misma producción o coproducción Real/Liceo, bastante irregular y decepcionante de W. Decker

Lunes 21, función de la tarde, cambio de tiempo en NY, frío aunque no extremo (2º C) pero muchísimo viento, la mayor racha desde 1929 en este mes. Mucha menor afluencia de público, aunque no por ello menos variado. A nuestra derecha dos amantes bandidos, ella mejicana, abroncando a su hija por colgarla (telefónicamente). Él pintiparado y quizás austado del jardín en el que se había metido. Pero ya no había vuelta atrás. Marcha atrás no lo sé. Nos cambiamos a un sitio seis filas detrás para no molestarles en sus arrumacos.

La función no merece mucho comentario, ya que fue idéntica a la que transmitieron en cines en marzo. Si allí canceló Kaufmann, aquí lo hizo Netrebko. Opolais fue su sustituta, que ya estuvo en febrero/marzo y más o menos igual. No soy capaz de descifrar en qué idioma canta pero no lo hace nada mal. Fue mejorando con la función y es una soprano que transmite, al menos a mí.

Marcelo Álvarez fue el tenor, y al igual que con Berti, no iba muy ilusionado. Sorprendentemente lo encontré mejor que la última vez, buen volumen, bien empastado con Opolais y sin voz ronca. Eso sí, el agudo se lo prepara no con portamentos ni con bostezos líricos (como Berti), sino con impulsos pedestres, o sea, saltitos. Pequeña paradinha (si Alberich necesita explicación para este término, yo gustoso) justo antes del momento y ascenso vocal y físico. Menos sollozos de los habituales.

A diferencia de Aida, se dedicó más tiempo en los saludos.
A la vuelta cayeron algunos copitos.
Y una botella de vino.

Algo a lo que un servidor nunca se ha animado en el MET, para no pasar el papelón de que me vengan a correr los acomodadores por audaz.

O bien, para no pasar por la pena de que lleguen los dueños que suponía iban a estar ausentes.

Hay gente que llega al acto segundo o tercero, habiéndose perdido el primero.