Asistí a la función del pasado viernes, siendo este el primer viaje que hago al extranjero por “turismo operístico”. Pero ver mi título favorito (queda claro por mi nick) en la ROH bien lo merecía. Disfruté mucho, muchísimo de la representación, pese a que algunas cosas no fueron del todo perfectas. Pero solo la experiencia en sí misma fue suficiente para tenerme en éxtasis. Al fin y al cabo, me he tragado muchos vídeos y grabaciones de Norma a lo largo de mi vida, pero esta era la primera vez que veía la obra en vivo…
Paso a compartir mis impresiones:
Siempre he tenido la sospecha de que, independientemente de que haya otras que puedan ser mejores, Yoncheva es la bala que el MET tiene guardada en la recámara para disparar al estrellato mediático en cuanto Netrebko empiece a decaer. Vamos, que será la próxima gran súper estrella de la ópera, marketing mediante. Y tener Norma en su repertorio puede ser una gran ayuda para esto, incluso aunque quizás el papel le haya llegado algo joven.
Lo que está claro es que el viernes hizo un “veni, vidi, vici” incuestionable, si bien es cierto que fue de menos a más, y que su segundo acto fue mejor que el primero. Tiene una voz muy bonita y poderosa, que llenó sin problemas el auditorio. Le eché de menos mejores graves y que hubiese usado algún que otro pianissimo ornamental en algunos momentos, pero imagino que eso es consecuencia de haber escuchado tantas versiones de esta ópera. En el Casta Diva me pareció que tuvo un problema de respiración que le obligó a hacer una pequeña pausa en un momento determinado, pero lo salvó rápidamente. Hubo unos breves aplausos al final del aria, aunque algo fríos y más por cortesía que por auténtico reconocimiento, en mi opinión.
Más allá de esto, sus coloraturas me parecieron impresionantes, los duetos con Adalgisa bellísimos, y al final estuvo monumental. A la salida intenté cotillear todas las conversaciones que llegaban a mis antenas, y la búlgara no se llevaba más que alabanzas. Decir ahora mismo que es una de las mejores Normas de esta generación es claramente exagerado, pero potencial para llegar a serlo a medida que ruede el papel, y que su voz adquiera ciertos matices y madurez con la edad, lo tiene sin duda.
Calleja me pareció que estuvo bien como Pollione. No llega a entusiasmar, pero creo que tampoco hay nada que reprocharle. Salvó dignamente un papel en una ópera en la que no es él el que viene a lucirse, y el público le recompensó con las ovaciones de rigor.
Ganassi también me gustó, sobre todo en los dúos con Norma, que como ya he dicho, fueron bellísimos. En sus partes en solitario o con Pollione, pues cumplió sin más. También es cierto que en esta ópera, las escenas en las que Norma no está en escena siempre me han parecido las más aburridas, y reconozco que simplemente espero que pasen cuanto antes.
El Generalísimo Francisco Franco, alias Oroveso, alias Brindley Sherratt, fue quizás lo más flojo, de la representación, ya que su potencia vocal me pareció escasa, hasta el punto que me hizo cuestionar la buena acústica de la ROH, aunque luego salió Calleja y recuperé la fe.
Y hablando de fe, paso ahora a dar mi opinión sobre la producción, ya que precisamente la religión (cristiana) tiene un peso muy fuerte en la puesta en escena. No se puede negar que el impacto visual existe, el bosque de cruces es impresionante y crea un ambiente muy especial, unido al acertado efecto de la iluminación, tenue durante toda la representación. Y el final, del que no diré mucho para no hacer spoiler, tiene su intríngulis…
Pero estoy de acuerdo con los que opinan que resulta muy confuso hacer a Norma líder de una secta militarista cristiana, porque por mucho que la escenografía y el vestuario nos digan una cosa, el libreto sigue diciéndonos otra. ¿Es entonces el “bárbaro” Irminsul el mismo dios al que rezan los cristianos? ¿Y por qué hacen algo tan pagano como adorar a la luna? ¿Y a qué dios o dioses adoran en Roma? ¿A los del panteón olímpico, o otra versión del dios cristiano? Porque otra de las cosas confusas de esta puesta en escena es la ambientación cronológica. El vestuario es moderno, aparecen armas de fuego, y en uno de los momentos más desconcertantes de la obra, se muestra que el hogar de Norma y sus hijos cuenta que una sala de estar digna de catálogo de IKEA, con televisión de plasma incluida (algo que fue recibido con risas por el público). Vamos, todo raro, raro, raro…
Y por supuesto, todos esos guiños a España y a sus tradiciones religiosas, con capuchones de Semana Santa incluidos, y el ya mencionado Oroveso-Franco. A lo largo de la representación no podía dejar de pensar que esta puesta en escena tendría más sentido si se hubiese estrenado en España y no en Londres, donde puede que no pillen muchas de las referencias.
Hace poco leí un artículo en inglés que justificaba este tipo de reinvenciones escénicas para atraer a un público nuevo a la ópera, joven principalmente. Pero sinceramente, no vi nada en esta producción que pueda despertar el interés o la curiosidad de los no afines al género. No creo que nadie diga "Ufff, no me apetece ver una ópera con romanos y druidas, pero si me la ambientan en la guerra civil española, que mola mucho más, voy seguro". Y muchos de los significados e intenciones que supuestamente tiene el montaje, quedan diluidos y perdidos en la historia, que es la que es, nos digan lo que nos digan. Tal vez el día que hagan una Norma ambientada en el universo de Star Wars, con sables láser y múltiples efectos especiales, a lo mejor la cosa cambia y hordas de gente se ponen a hacer cola para comprar una entrada a la ópera. Pero de momento, no termino de ver el éxito a estos intentos de captación.
Pese a todo, insisto en que disfruté mucho de la representación, y que ha sido una gran experiencia. No obstante, espero con ganas la Norma del Real (ver esta ópera dos veces en un año, quién me lo iba a decir), que intuyo que será más de mi agrado escénicamente.
Les pido disculpas si me he extendido demasiado, pero la primera crónica que escribo en este foro bien lo merece, ¿no?
Saludos a todos.