Total coincidencia con tucker, que metió un par de estornudos en si bemol
, eso sí, en los descansos.
Alagna que yo oyera sólo metió un falsete en el dúo del primer acto y no quedó mal; parafraseando a Siddharta (que Buda lo tenga en su gloria), fue más bien un mixto. En su aria principal cantó a plena voz, fantástico, metido en el papel a pesar de ir con camiseta y frac entallado con hombreras. Patinó en el cierre del segundo acto, donde entró a destiempo, con un piano fallido y luego se le quebró mínimamente la voz. Una pena porque es mi momento favorito de la ópera. Fabuloso en el dúo de cuarto acto con Yoncheva y mejor aún en los morreos escenificados (nada de versión concierto) que se pegaron. La Kurzak debe de estar subiéndose por las paredes.
Yoncheva tiene una voz bonita, potente, lírica pero es verdad que las matizaciones y la coloratura, sin ser malas, no son lo suyo. Tampoco se metió en camisa de once varas con los agudos y en el plano interpretativo no estuvo nada mal, me la esperaba más fría y distante. Bien en los dúos, en los que aunque se la oía más que a Alagna (en los agudos, lógico) desde luego no se lo comió.
Crabassa muy bien en su aria pajarera, no eché de menos, por ejemplo, a Garanca. Yo creo que la cantó perfecta y además salió vestida de hombre. Fue justamente aplaudida a pesar de que Plasson casi no dejó tiempo para ello. Del resto de las voces, destacados Tagliavini (al que vimos luego comerse un buey) y Mikel A. (yo, como Nico, soy incapaz de aprenderme su apellido). Un lujo tener estos cantantes de secundarios. Los demás, alguno más flojo que otro sin que tampoco fuera un desastre.
Muy de agradecer que no hubiera atriles y que los cantantes semiescenificaran la obra. A veces se dio alguna situación graciosa, como que Plasson no encontraba a la primera al cantante al que quería dar una indicación. Y es que estuvo muy atento con los cantantes y es verdad que la orquesta sonó muy bien. También es cierto que el estar en el escenario influye lo suyo.
Agradable velada con tucker y señora, Tann y señora, Amelie, Despinetta, Cappuccilli, Criatura, Arnold, Gruberoviano y no sé si alguien más.
Luego, de camino a casa, nos encontramos a Le Gouverneur en la fuente de la Cibeles, descamisado, con la corbata en la frente y cantando ante una foto del Papa "Un nuevo sitio disponed/para una copa más..."
Ah, ¡gracias, Mortier, por traernos a Alagna, Plasson, Yoncheva y esta ópera tan maravillosa!