Hoy me he salido del cine pensando que hemos podido asistir a una serie de funciones históricas. Y es que Parsifal es una ópera muy compleja de montar en escena, y hoy se han llegado a unos niveles superlativos en orquesta y vocalmente.
La producción de François Girard pese a ser de corte moderno donde nos encontramos con los dichosos trajes y sillas de marras que atraen la trama a nuestros días, no aparenta la superficialidad que podríamos imaginar, y si bien tiene sus más y sus menos, de las producciones modernas que conozco de la obra me parece la más resultona (respetuosa en gran medida sin incoherencias entre texto y escena) y bella por momentos.¡Esa pantalla en el 3º acto y el cielo nublado es de las escenas más conseguidas!

En el nivel vocal realmente no sabría decir quién ha sido el triunfador de la velada. Jonas Kaufmann se encuentra en un momento espléndido y hoy así lo ha demostrado; podríamos entablar una discusión sobre si su canto es artificial o engolado, pero la verdad es que oído lo oído tiene un centro y un pasaje brillantes dignos de alguien que se enfrente al rol y ha resuelto algunas frases con una heroicidad, belleza y fraseo que no me viene a la cabeza nadie que lo haya hecho así en muchísimos años. Su canto en piano no resulta tan brillante como cuando canta en forte, pero aún así nos ha regalado unos fraseos y unas dinámicas de excelencia.

Rene Pape también ha estado en su salsa. Me atrevería a decir que el gran peso de la obra se halla en un buen Gurnemanz, y Pape suena espléndido en el rol.¡Chapeau! Nada que añadir excepto que es un cantante pese al paso de los años, que sigue siendo de matrícula.

Y aunque no lo imaginen, para mí, la grandísima sorpresa ha sido Peter Mattei en el rol de Amfortas. Con una voz que en principio no es adecuada para el papel ha conseguido ser escénica y sobretodo vocalmente un grandísimo Amfortas y me atrevería a decir que referencia en estos días. Salvando unos agudos resueltos de aquella manera en ciertos momentos, su entrega y sobretodo esa línea de canto que parecía que estaba cantando lieder han sido para mi gusto, un auténtico placer escuchar en un rol tan bramado como ése.

Katarina Dalayman en su medida de griterío y ventriculosidades, los años le han hecho flaco favor. Evgeny Nikitin como Klingsor muy correcto y digno de los aplausos recibidos.

Pero si hay que alabar a alguien en la noche de hoy ha sido a Danielle Gatti que ha firmado (y viene firmando desde el 2008) un Parsifal de antología. Dirigido de memoria y con unos tiempos más lentos que los de Hans Knappertsbusch, ha conseguido sacar a la obra de más de 5h de duración una tensión musical y unos momentos de belleza soberbios donde no han faltado unas pausas para respirar entre las frases ni un acompañamiento soberbio a los cantantes. Ahí es nada si tiene a su lado a esa fabulosa orquesta que ha respondido a las mil maravillas.

¿A vosotros qué os ha parecido?

Lamentablemente, apenas he escuchado este Parsifal por estar alejado de casa ayer pero por lo leido en el carrusel de unos cuantos en la Tertulia, ha gustado y convencido muy mucho.

Yo no fui, la cambié por una siesta wagneriana similar, cuatro horas.

No la compré de inicio y para cuando intenté ir por curiosidad ya estaba todo vendido. Bueno, salvo la primera fila. Pero no quiero ir hoy al Real con tortícolis y con flashes en la retina.

Sí iré a "Paca de Pitiminí", que por cierto, han adelantado a las 17:00.
Y al Haendel a lo mejor me acerco, también me ha entrado la curiosidad.

Estuve en la retransmisión de este Parsifal en los Yelmo de Oviedo. Sala prácticamente llena, y eso que aquí el público es muy de tradición italiana, pero no quisieron dejar pasar la oportunidad de presenciar un título que jamás cabrá en nuestro teatro , no por falta de ganas ni de interés, sino por razones de espacio.
Tip, vete a las dos retransmisiones que quedan. No te pierdas el Giulio Cesare, la producción es una preciosidad.

Excepcional Parsifal que posiblemente será la punta de lanza wagneriana del bicentenario. Todo funcionó a la perfección.

La escena correspondía al francés François Girard, director de la película “el violín rojo” que según sus propias palabras ha estado trabajando 5 años en la producción de Parsifal. Una producción moderna y a la vez muy respetuosa, donde prima la belleza plástica antes que las aportaciones conceptuales. El vestuario es contemporáneo y la escenografía está ayudada por un fondo de proyecciones de sugerentes vídeos que crean constantemente a través de colores, nubes, nebulosas y planetas una atmósfera apropiada.

El primer acto se desarrolla en un mundo del Grial sobre una tierra yerma y agrietada, donde el manantial es un pequeño surco donde corre escasa agua como preciado líquido. Los caballeros del Grial forman unos cerrados círculos separados de un grupo de mujeres que asisten a la escena apartadas de esta singular comunidad. Se escuchan los monólogos de Gurnemanz dejando claro en los simultáneos y anticipados gestos de los caballeros, la deleitación ceremoniosa del relato, como en la antigüedad clásica, idea que se encuentra desarrollada también en Parsifal. Lo que cuenta Gurnemanz no es una novedad para nadie, lo que escuchan hoy, lo escucharon ayer y antes de ayer. Los caballeros llevan impolutas camisas blancas y en la de Amfortas se hace evidente cómo invade su vestuario la sangre que brota de su herida. La sangre en esta producción es una auténtica protagonista como representación del mal, del pecado y de la caída en la tentación. Según Gurnemanz va relatando el episodio de Amfortas todo el fondo se va tiñendo de rojo.

El castillo de Klingsor en el segundo acto está inundado de sangre, su camisa completamente empapada. Las muchachas-flor no aparecen en un florido jardín, pero sí ejercen la representación de la tentación en sugerentes bailes alrededor de unas columnas de lanzas sobre el ensangrentado escenario.

El tercer acto es de una belleza visual impactante, comenzando en un apocalíptico mundo en donde todos aparecen errantes, abatidos y manchados por la propia tierra y como única actividad el enterramiento de los cadáveres. Parsifal llega casi sin fuerzas y muy envejecido para ofrecer la redención final. El Grial y la Lanza se ven como representación de lo femenino y lo masculino respectivamente y la restitución del orden supone la posibilidad de que las mujeres se desenvuelvan entre los hombres, uniéndose con ellos como hemos visto la unión del Grial y la Lanza. Se respeta la muerte de Kundry y la recupueración de Amfortas con la Lanza. Kundry al final consigue su objetivo y finaliza su desesperado vagar por el mundo, es libre de pecado, ve el interior del Grial y muere en éxtasis al contemplar tan maravilloso secreto, como le ocurre a Sir Galahad en el final del ciclo de la Vulgata. Una muerte bellísima y llena de esperanza. Gurnemanz le cierra dulcemente los ojos. Parsifal levanta el Grial y termina la representación, quizás con un mensaje un tanto pesimista, porque el florecimiento no ha existido nada más que en pequeños símbolos, más que una proyección de crisis-solución para volver a un nuevo ciclo de crisis, parece la visión de un universo abocado a la situación de crisis perpetua. La constitución de un nuevo mundo, no parece realmente despejado de sus problemas.

La dirección musical corrió a cargo de uno de los mejores expertos en la obra. El italiano Daniele Gatti extrajo de la maravillosa formación del Met unos sonidos de calidad extraordinaria en todas las secciones. Tempos lentos pero al mismo tiempo intensos y dramáticos, con un discurso perfectamente construido en el que voces y coros se incorporan a la textura orquestal con total naturalidad. Otorgó toda la trascendencia a la escena de la transformación y consiguió que los momentos celestiales fueran realmente místicos. Un excepcional trabajo que se vio reflejado en las notables interpretaciones vocales de todos los protagonistas.

Parsifal fue Jonas Kaufmann. Su interpretación fue antológica. No hubo ni un pequeño desfallecimiento en un papel que está construido completamente sobre el pasaje. La voz en todo momento sonó heroica y squillante, dando perfecto sentido al texto. Tras una primera incursión hace 7 años en la ópera de Zurich, no tan exitosa, retoma ahora el papel en la cúspide de su carrera, haciendo un Parsifal que difícilmente puede ser superado actualmente. Su Amfortas Die Wunde fue desgarrador. El color de su voz tan oscura y dramática quizás no encaje con el timbre apropiado para el joven puro e inexperto del primer acto, pero el tenor que haga justicia a la partitura, como es el caso, consigue transmitirnos todo el proceso de maduración del protagonista, porque la música está excepcionalmente escrita y todo el vigor juvenil está otorgado en la impulsiva escritura del primer acto, todo el complicado y trascendente proceso dramático en el segundo, dejando para el tercero el legato del sereno discurso final.

Noblemente conmovedor el Gurnemanz de René Pape. Este extraordinario cantante, una de las figuras indiscutibles de nuestro tiempo, está en un momento ideal para cantar este personaje. Quizás ahora a Pape lo que más le estorbe sean las tesituras extremas. Gurnemaz es un rol difícil por la implicación dramática y por todo lo que hay que cantar, especialmente en el largo primer acto, pero es una escritura más bien central. Pape está ahora en un momento glorioso para darle toda la relevancia expresiva y mostrarse durante toda la representación seguro y autoritario vocalmente. Ha sido una auténtica exhibición de buen gusto y emotividad en el fraseo.

Grata sorpresa la Kundry de Katarina Dalayman, que se ha encontrado bastante cómoda dentro de lo que cabe en este rol infernal, que exige una verdadera contundencia en los graves al mismo tiempo que necesita una solvencia importante en los agudos, con innumerables subidas incluyendo complicados Si4. Lo habitual es escuchar en el segundo acto un desfile de gritos y Dalayman ha sabido dar redondez a sus agudos sin perder la contundencia dramática consiguiendo sonidos que si no fueron totalmente perfectos, sí muy aceptables.

Tenía mis dudas sobre la adecuación al rol de Amfortas por parte de Peter Mattei por ser quizás demasiado lírico para un papel tan dramático. Pero este Parsifal ha demostrado que quizás todos los planteamientos que nos hacemos sobre las idoneidades tímbricas quedan en un segundo plano cuando un cantante se expresa con toda la intensidad en el escenario. Solo me queda aplaudir su entrega y su visión del atormentado personaje, consiguió momentos verdaderamente emotivos.

Klingsor fue notablemente interpretado por Evgeny Nikitin, un cantante que le otorga todo su faceta maléfica y que no le supone ningún problema vocal.

Los coros gloriosos, fantásticas las muchachas flor, contundentes los caballeros del Grial y adecuadamente difuminado el sonido de los coros celestiales.

Señoras y señores, esto es ópera. Alcanzar una gran nivel orquestal, vocal y escénico, todo perfectamente interrelacionado. ¿Podrá haber alguna función mejor en el 2013? Lo dudo mucho.

Gracias por las crónicas. No he ido porque la gripe hizo estragos en mi, pero en cualquier caso no termino de convencerme de la ópera en los cines.



Pues nos lo estaban vendiendo como un debut.

Espero que haya DVD, solo escuche la función por la radio, poco que añadir a lo que se ha dicho aquí, sin duda Kaufmann siente lo que canta y trasmite total credibilidad.

Esta producción es la que pudo verse la temporada pasada, hace un año aproximadamente, en Lyon, con un Zeppenfeld espléndido.

No sé si alcanzará este nivel, pero en pocas semanas se estrena en el Festival de Pascua de Salzburgo otro Parsifal a priori de bastante interés, con Thielemann dirigiendo y Botha, Schuster, Koch y Milling. Y también en Salzburgo, pero en el verano, los Meistersinger de Gatti/Herheim, aunque la verdad que aquí el reparto, Volle y Zeppenfeld aparte, plantea algunas dudas.

@TheWagnerian: Listen Now on demand: MET Parsifal March 2013 - The Wagnerian http://t.co/1bjwLRpQJI

Giulio Cesare es una ópera que siempre me ponen en cine y que por unas cosas u otras siempre dejo pasar. Y sí que tengo ganas de verla.
Para el cine donde habitualmente voy sólo quedan las primeras filas.

Esto sorprende, pero mola. Por lo que uno lee, un italiano está dejando la referencia contemporánea en la dirección de Parsifal y en pleno bicentenario del Gott...

¿Tendrá que aparecer el espectro de Don Richard a poner las cosas en su sitio?

Como se apunta por ahí arriba, Thielemann va a plantear dura competencia con ese Parsifal de Salzburgo.

Seguro. Sin haber escuchado su Parsifal, no entiendo tanta pasión por Gatti. De lo que le he visto en vivo, me gustó en Simon Boccanegra, pero no me satisfizo en D. Carlo. Tampoco su Elektra vista en DVD y amigos wagnerianos de pura cepa califican su Parsifal de "tostón".

Yo tampoco le escuche el sábado, pero lo haré esta tarde o manana por internet. Pero sí le vi en Bayreuth 2010 y sin llegar a calificarla de tostón, fue aburridilla, a bastante distancia de otras de maestros a quienes tampoco se les puede calificar de "alegria de la huerta" como Bernard Haintink en Londres en 2007 (la mejor dirección musical que he visto en vivo), o Horst Stein en Viena en 1991.

Coincido con Mr Tunner en que lo mejor que le he visto a Gatti fue el Simon Boccanegra y tambien le recuerdo una buena Aida a mitad de los 90. En repertorio sinfonico tambien le he oido varias veces y nunca me ha dicho gran cosa

Fui porque me regalaron entradas para verla. Tenía ganas, pero no sacaba el valor, son muchas horas y no estoy tan preparada. La he escuchado siempre en pequeñas dosis... Pero mereció la pena, a pesar de un error garrafal de la sala de cine.

Totalmente de acuerdo con lo dicho por Melchior y por Le Gouverneur, con la pequeña excepción de la puesta en escena del II acto. No me gustó nada la ambientación para las muchachas flor ni para el dúo Parsifal-Kundry. Tanta sangre y camisones blancos manchados no me dijeron nada. Me pareció algo feo para una música tan bella.

El resto, espectacular. Kaufmann perfecto, al pobre últimamente le toca estar pasado por agua. Pape maravilloso, como siempre. Mattei sorprendente, un Amfortas absolutamente doliente y cantado, no gritado. Dalayman como Kundry me gustó un poco menos, tiene un timbre o un algo que no me termina de agradar, pero eso ya son manías personales.

La dirección fue maravillosa. No sé cómo se oiría en directo si en cines sonaba así. Acabé llorando, en lugar de bostezando (como pensaba que me iba a pasar).

El gran error: en los cines donde yo la vi, hubo un tremendo error en la conexión en el II acto, y nos perdimos prácticamente toda la escena de Klingsor. Solventado con entradas gratis para una de las dos óperas que quedan, pero fallo absolutamente inaceptable.