Carl Tunner escribió:
Pero a veces los aplausos saltan (al igual que aquí se utiliza alegremente el insulto "energúmeno", yo podría decir de "ignorantes", pero no lo hago) y la única manera de compensarlos o acallarlos, es el abucheo. En mi caso un abucheo de "Autoridad tifosa y experto mundial en voces" :
Hombreeeeeeeeeeeeee!! No sabes la alegría que me das, usando como se debe el castellano, en vez de inventarte palabras que no existen en nuestro idioma como "vociólogo", algo lógico cuando nunca ha existido la "vociología".
¿A que queda mucho mejor y mucho más decoroso "experto mundial en voces"? Claro que sí.
Con respecto a los abucheos: yo estoy de acuerdo en el abucheo, pero siempre creo que debe ofrecerse en los saludos finales. No me parece nada bien en mitad de una función cuando un intérprete aún tiene mucho trabajo por delante. Muchas veces hemos visto funciones en que un cantante ha comenzado mal y luego a ido creciéndose y terminado dignamente o más que eso. No nos olvidemos que son personas y su instrumento es su voz, que puede en un momento dado no terminar de encontrarla, o estar preocupado por algo, y luego saber reponerse. Si cuando falla, le ponemos a parir, como persona que es, está claro que lo más lógico es que pierda aún más confianza, se ponga más tenso y nervioso, y por lo tanto gracias a nuestros abucheos, no le demos la oportunidad de mejorar en el resto de una función.
Al final, si un cantante globalmente, terminado su trabajo, es merecedor de un abucheo, el que quiera que lo haga (y el que no, tiene exactamente el mismo derecho a no hacerlo: yo no lo hago, por un gran e importantísima razón, que es que no me da la gana).
Distinto es el caso de los aplausos entre numeros; a los cantantes les gusta recibir una ovación, y a buen seguro, si hay un aplauso, aunque sea de cortesía, tras un aria cantada simplemente bien, el cantante pude coger más y más confianza, sentirse más cómodo y mejorar.
Creo, y parto del hecho, que todos los que aquí estamos nos gusta la ópera y cuando vamos, a lo que aspiramos es a ver y disfrutar una función lo máximo que sea posible. El granito de arena que podamos poner desde el aforo para que una función vaya a más, digo yo, o parto del hecho, que revertirá en beneficio de todos, el primero, el del amante de la ópera. Si ya la montamos a la primera de cambio, y queda 1 hora y pico de música... pues pobre favor estamos haciendo a esa hora y pico pendiente: va a salir peor.
Claro que el mundo es tan raro... igual hay cantantes que les pone ser abucheados y en su siguiente intervención sientan cátedra... igual existen, no lo sé, pero si existen... que se lo hagan ver... raro, raro.