If you enjoy you understand if you understand you enjoy (Gertrude Stein)Maravillosa representación de ópera en el Liceu debido a la perfecta interacción de todas las partes constituyentes del espectáculo operístico.
Musicalmente tuvo un gran nivel gracias a la buena labor del director
Andrew Davis, que pese a algún sonido de la orquesta no demasiado depurado, supo ofrecer todo el romanticismo que alberga esta preciosa música, especialmente en los pasajes más suaves y tersos, con los pianos de la cuerda y ese evocador sonido del arpa. En momentos fue vibrante y no se quedó en segundo plano por la potencia de la propuesta escénica, sino todo lo contrario, se compenetró de forma magistral.
Todos los cantantes merecieron un enorme aplauso por la actuación tan conmovedora, personajes que nos hicieron vivir un sueño y vivir miles de emociones. Aunque en este caso es difícil de separar la faceta escénica, en el plano estrictamente vocal, lució de manera notable la pareja protagonista.
Camilla Nylund a pesar de que no es una gran voz, tiene una voz bella y homogénea, con un buen registro agudo, aunque le faltó expresión y carácter en la famosa canción a la luna, donde el final tiene que ser mucho más pasional.
Klaus Florian Vogt, aunque lejos de sus prestaciones en Lohengrin, estuvo a buen nivel, con su bella voz, su línea de canto ejemplar. Magnífico en el final del primer acto. Como conocemos su técnica, no nos sorprendió que fallara en el complicado agudo del final que emitió en un horroroso e inaceptable falsete. Un borrón que no empaña una entregada actuación.
Günther Groissböck,
Emily Magee e
Ildikó Komlósi cumplieron aunque destacaron más por su faceta actoral, especialmente magnífico el Genio de las aguas. Muy bien las Ninfas y en general un nivel muy aceptable en todos los secundarios.
Esta Rusalka será recordada sin duda por el debut en España del director de escena Noruego
Stefan Herheim. Amante de la ópera desde la infancia, (se autodefine con fanático de la ópera), tiene unos sólidos conocimientos musicales que le diferencia de otros directores escénicos, ha estudiado en importantes escuelas violonchelo, opera y teatro. Los estudios de dirección de teatro-musical los realiza en Hamburgo, teniendo como principal maestro al exitoso director Götz Friedrich, al que dedicó un bellísimo homenaje en su producción de Parsifal en Bayreuth.
Hay que incidir en el alto nivel musical de este director porque es la causa fundamental de que su dirección escénica de esta Rusalka esté tan coreografiada. Cada motivo está estudiado, analizado en su significación y está representado en escena, haciendo que la mera apreciación visual de sus puestas, sin entrar en detalles conceptuales, se disfrute al máximo por su correlación absoluta con la música. Ya el preludio te atrapa como un imán del que no puedes escapar hasta el final de la representación.
Pero lo que es realmente el sello de Herheim es la puesta en escena con doble dramaturgia. Herheim profundiza en las obras que representa y obtiene de ellas su esencia, estableciendo a partir de la misma una interpretación de la obra. Sus dobles dramaturgias son realmente dobles, es decir, no abandona el transcurso tradicional de la obra, no es una simple traslación temporal o un alejamiento de la trama original, sino que realmente hay dos historias diferentes que avanzan paralelamente en continua retroalimentación. Por eso a veces el seguimiento de las mismas es algo complejo que necesita de una reflexión posterior para poner en orden las ideas, atar cabos y sacar las debidas conclusiones. Pero la fascinación durante el transcurso de la obra no decrece en ningún instante aunque haya temporalmente cuestiones un tanto misteriosas. De hecho, en esta producción de Rusalka, deliberadamente, las claves se van distribuyendo paulatinamente a lo largo de la representación como si fuese un puzle que hay que componer, pero que al final de la ópera toman una gran coherencia.
En mi opinión, esta necesidad de hacerse preguntas al finalizar la representación, de necesitar una digestión de mayor duración de lo habitual, aunque exige un esfuerzo, es uno de los principales atractivos, porque si entras en el juego, en este trabajo posterior, en esta reflexión, se acaba profundizando en las entrañas de la obra e independientemente del nivel de conexión que tenga la dramaturgia con la esencia de la misma, punto que siempre será relativo y discutible, se acaba conociendo mucho mejor la ópera en cuestión y descubriendo de ella asuntos relevantes en los que no se había reparado.
Comprendo, sin embargo, que este tipo de propuestas, no son aptas para todos los públicos, aunque animo a todos a interesarse por este director. Solo se necesita un requisito: apertura de mente.
En la interpretación de cada título para la creación de la segunda historia que se desarrolla paralelamente, Herheim obtiene ayuda de la figura del dramaturgo. En esta producción no contaba con la ayuda de Alexander Meier-Dörzenbach, su habitual colaborador desde el mítico Parsifal (estrenada en el 2008, mismo año que la Rusalka) y del que hicieron una estudiada dramaturgia basada en las intenciones del propio Wagner. En este caso nos encontramos con una obra de Dvorák donde no hay tantos escritos conceptuales del compositor y además es su primera obra sobre un idioma que no conoce. Por eso su trabajo conjunto con
Wolfgang Willaschek produce una interpretación más emocional que el sesudo e inatacable conceptualmente Parsifal.
El libreto de Jaroslav Kvapil, anterior a las intenciones de composición de Rusalka por parte de Dvorák, está basado en la Undine de La Motte Fouqué y La Sirenita de Hans Christian Andersen. Es curioso que según información que ofrece Jaume Tribó, el propio Jaroslav Kvapil, fue el director escénico del estreno de Rusalka en el Liceu en 1924. Algunas fuentes señalan también como base de este cuento La campana sumergida de Gerhart Hauptmann, aunque en mi opinión en este caso es referencia más alejada, fundamentalmente conectada por la contraposición de dos mundos diferentes.
Pero en el origen de todo, las leyendas medievales centroeuropeas, donde ninfas entre lagos y bosques atraen a los hombres hasta las húmedas profundidades y la muerte. Y a partir de aquí vamos a adentrarnos en la dramaturgia de Herheim porque es una de las ideas esenciales de la misma.
Ha causado cierta sorpresa y se ha criticado en este foro la caracterización de Rusalka como una prostituta. Rusalka quiere decir en checo Ninfa de las aguas. Partiendo de su origen griego ya cargado de la sensualidad clásica, en tiempos medievales es difícil encontrar algo con mayor carga sexual que una Ninfa, unos seres muy promiscuos que tenían relaciones por el mero placer con hombres y mujeres indistintamente y que gustaban de ser observadas en sus relaciones. Es cierto que su impulso es más natural y una prostituta tiene otros matices, pero al trasladar el cuento a una época más actual y relacionando su encarnación primigenia legendaria con una simbología moderna de “femme fatale”, encaja todo de manera muy pertinente. No hay que olvidar de donde viene etimológicamente el término ninfómana, ni tampoco la música de la canción de la luna, que esconde una desbordante pasión sexual. Si a todo esto le unimos una de las ideas esenciales de Rusalka,
el anhelo de la mujer por salir de su mundo a uno supuestamente mejor donde pueda amar a un hombre, la idea adquiere todo el concepto fundamental de la obra.
La Rusalka de Dvorák y Kavpil es ante todo un océano de emociones.
Siguiendo el orden del libreto:
Acto primero: Anhelo, sacrificio, amor.
Acto segundo: Sospecha, embrujo, rechazo, inadaptación, celos, decepción, desesperación.
Acto tercero: Amargura, desubicación, crueldad, resignación, rechazo, miedo, venganza, redención.
Y lo extraordinario de toda esta catarata de emociones es que la propia Rusalka, la que quiere ser humana para amar y adquirir el alma, es la que tiene verdadero corazón.
Por todo esto la dramaturgia paralela de Herheim se convierte en un drama sicológico.
Dramaturgias paralelas de Herheim:
Dramaturgia I
Personajes principales:
Rusalka: Ondina, ninfa de las aguas
Príncipe.
Princesa extranjera
Genio de las aguas
La bruja.
Historia:
La tradicional de la ópera Rusalka.
Dramaturgia II
Personajes principales:
Un hombre maduro en una crisis existencial (Genio de las aguas)
Un joven marinero, el mismo hombre en sus recuerdos de juventud (Príncipe)
Una femme fatale (Rusalka)
La mujer del hombre (Princesa extranjera)
Una “sin techo” (la Bruja)
Pero poco a poco todos los personajes femeninos, incluyendo las tres ninfas en el tercer acto, se van fundiendo como uno solo a través de la visión de la mujer del Genio de las aguas, del hombre.
Por lo tanto realmente, personajes protagonistas en esta segunda dramaturgia:
Un hombre
Una mujerHistoria:
Es la visión de la mujer a través de los ojos del hombre. Un hombre conoce a una mujer y eso será su perdición. Como los hombres que eran atrapados por las ninfas de las leyendas medievales. Y a través de él y su inconsciente, una tras otra, veremos en escena todas las emociones relatadas en el libreto, hasta el momento en el que toda la presión se hace insoportable y le hace perder el control.
Muy resumidamente se desarrolla de la siguiente manera:
Antes de la música vemos una escena en bucle que se repite tres veces, observamos así el hastío, la cotidianidad del hombre en el penúltimo momento antes de perder el control. El hombre maduro, es el genio de las aguas, que con su motivo omnipresente es el observador de Rusalka y el que comenta todas sus desgracias. Ese mismo hombre, en su juventud, es el príncipe, el que un día conoció a una mujer que le acabó llevando a la perdición. Por eso cuando el príncipe tiene el encuentro con Rusalka, ella ya aparece con el mismo pelo que la princesa extranjera, que ya hemos visto en la casa del hombre como su mujer desde el principio, en los momentos previos a la tragedia final. Toda la acción se va desarrollando sin una linealidad temporal y alternando las escenas reales, con los recuerdos, sueños y alucinaciones del genio de las aguas, del hombre. En el segundo acto la escena del príncipe, (de nuestro hombre) y la princesa en la cama reflejan el inicio del hastío del matrimonio. También vemos la decepción de Rusalka en su inadaptación al nuevo mundo. Toda la escena del baile se transforma en un gran carnaval. En el tercer acto se contempla como el hombre termina por perder el control y asesina a su mujer. El hombre es apresado y vemos a una mujer fatal que regresa a su “faena” a su mundo inicial cuando un nuevo hombre es tentado por ella pero en un momento (el instante final de la ópera) se detiene y decide seguir su camino, en una pequeña moraleja que nos ofrece Herheim de cómo un detalle banal puede cambiar nuestro destino.
Hay escenas verdaderamente estremecedoras, como cuando en el tercer acto se nos representa la manera en que Rusalka sufre
la inadaptación a su mundo inicial, el de las aguas, cuando es sumergida en ese pequeño panel publicitario, donde en el primer acto mojaba sus aletas, pero en este cuadro está en apariencia sumergida y ahogándose, en un truco teatral un poco claustrofóbico pero desgarrador.
Quizás lo más bello es el asombroso dúo final, en ese momento onírico y acuático, en donde el hombre recuerda a Rusalka que está ensangrentada, ya que acaba de matar a su mujer y le dice que
si le abraza será su muerte y él es consciente de que eligió el camino que le llevó a la perdición y al asesinato, que está resuelto teatralmente de una forma impecable. Una escena realmente inolvidable.
Hay una pequeña broma teatral de Herheim, que siempre suele emplear algún detalle meta-teatral. En este caso en el segundo acto, después de la escena del carnaval, cuando el príncipe y princesa, están observando la ópera desde el palco, en el momento que Rusalka hace un gesto con el señor de las aguas que se sale de la historia del libreto original, se indigna, sale al escenario acompañado del libreto de Rusalka, con la misma foto del cartel anunciador de esta producción y le dice que eso no está escrito. Seguramente algún espectador había pensado hacer lo mismo mucho antes.
Los resultados tan excepcionales de Herheim son debidos en gran parte al eficiente equipo de colaboradores.
La escenografía de
Heike Scheele es muy práctica y llena de detalles conceptuales que ponen en relación las dos dramaturgias. Siendo un paisaje teóricamente urbano en la dramaturgia II, tenemos muy presente el bosque y el agua en el primer y el tercer acto de la dramaturgia I, referenciados también por la música. La iluminación es asombrosa y las escenas acuáticas de máxima belleza. El bar Solaris de día que se transforma en Lunatic de noche, las distintas simbologías a la luna como esa antena parabólica que se ilumina, lo que transcurre en la casa y no vemos pero que intuimos por las luces y sombras que nos sugieren y que, al final, realmente vemos en su episodio más trágico y trascendente cuando se levanta la pared frontal. Iluminación magnífica de
Wolfgang Göbbel y el propio Herheim.
El vestuario de
Gesine Völlm es muy simbólico y nos desvela muchas claves para entender el carácter de los personajes. Fantástica la sutil referencia de la procedencia acuática de Rusalka, al ver a una mujer y a una ondina al mismo tiempo en ese sugerente vestido plateado, referencia luego realmente completada cuando la vemos con su forma de sirena.
Son innumerables las citas cinéfilas que nos sitúan cronológicamente. La foto del anuncio de Rusalka con ese inquietante hombre con sombrero en la sombra es un paisaje urbano nocturno procede de la película de Coppola del 2007 Youth Without Youth.
http://www.liceubarcelona.cat/Esta película sitúa la acción en los años 40 en Checoslovaquia y hay muchos detalles de vestuario de películas que nos recuerdan a esa época. Vemos detalles de Cantando bajo la lluvia al inicio, Un día en Nueva York, con la llegada de esos tres marineros, Gilda en el peinado de “la mujer”, Los caballeros las prefieren rubias en el dúo Bruja-Rusalka del tercer acto.
Parte de las mujeres del coro salen a escena en una visión grotesca y deformada en la visión del genio de las aguas, como salidas de un cuadro expresionista de la primera mitad del siglo XX.
La puesta nos revela la tremenda profundidad sicológica del libreto de Kavpil, donde para desentrañarla hay que hacer un esfuerzo y atravesar esa extraña frontera que nos lleva del consciente al inconsciente.
Hace poco leía en el libro “el elemento” de Ken Robinson, en el prólogo escrito por Eduard Punset, que los nuevos descubrimientos científicos cada vez nos revelan más la importancia del inconsciente. Allí se acumulan procesos cognitivos de una complejidad inigualada por el pensamiento consciente. El inconsciente abriga la mayor parte del conocimiento. El prólogo termina diciendo que no habrá más remedio que conocerse por dentro, gestionarse a sí mismo y poder entonces abordar la tarea de controlar lo que está fuera... Algo que no hizo
“el hombre” protagonista de la producción.