zacarias escribió:
En principio creo que muy poca gente de los que escriben en el foro se han tomado la molestia de escuchar a Mortier, por lo tanto hablan por lo que ponen los periódicos, por ejemplo el Sr. Alberich el Negro le tilda de esnob y maleducado, sin conocerlo no haber hablado con él, vamos es de chiste .
Según la RAE esnob : Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos. De verdad cree Ud. que Mortier es eso, yo creo que no , sino todo lo contrario .Es tal cual por tanto no cumple con la primera premisa la de imitar con afectación.
¿ Que le ha hecho a Ud. para llamarle maleducado?.
Pasaré por alto lo de esnob --condición que pienso cumple indefectiblemente nuestro director artístico, si no respecto de personas, sí de posiciones o ideas-- y le explicaré por qué motivo he dicho que Gérard Mortier es un maleducado (el calificativo más grueso, creo recordar, que ha salido de mis teclas hacia él). Verá usted: creo que es un maleducado por la sencilla razón de que ha llamado idiotas --expresamente no, claro, sino por medio de una perífrasis (lo cual permite luego esconder la mano si te pillan con el carrito del helado. Ya me entiende: "yo no quise decir, sino lo otro", "me han malinterpretado")--, porque ha llamado
idiotas, decía, a todos aquellos que gustan de las arias; lo que, en el lenguaje "mortieriano" viene a significar aquellos carpetovetónicos aficionados tradicionales y chapados a la antigua que gustamos de la ópera de toda la vida y tenemos reservas respecto de su concepto de lo que ésta ha de ser. Mortier encubre estas salidas de pie de banco con un supuesto barniz de "sinceridad", "espontaneidad" y todas las "idad" que a usted se le ocurran, pero en el fondo no son sino
boutades insultantes hacia el público. Y eso, viniendo de un cargo público como él yo lo llamó mala educación.
En este sentido, ¿no cree que habría sido mejor y más constructivo decir sencillamente (es un suponer):
«se trata de una producción en la que hemos primado el trabajo escénico, dejando en un segundo plano el aspecto belcantístico de la ópera (que lo tiene y muy considerable, a pesar de los avances que Verdi dio aquí en su lenguaje musical). Por eso advierto a los muy aficionados al bel canto
que no va a ser éste el punto focal del montaje». No sé, algo así o parecido, evitando la gracieta lapidaria que, en su lugar, ha espetado. Claro, que de ese modo también se habría ahorrado la polémica de la que alimenta su trabajo (y la polvareda posterior, que él sabía que iba a producirse tras esas declaraciones). ¿Para qué cree que las hace, si no?
Por mi parte quiero asegurarle que yo no pertenezco al Patronato del Real (¡¡ojalá fuera así!!), ni colaboro en
Scherzo, ni conozco a Gonzalo Alonso o a Antonio del Moral, de modo que tampoco formo parte de esa trama judeomasónica antimorteriana que usted parece apuntarnos. Simplemente digo --afirmo a los cuatro vientos-- que no me gusta (es más, detesto) el concepto de teatro musical (o, por mejor decir, operístico) que tiene el Sr. Mortier. De hecho, estoy deseando que le cesen o que se vaya y deje su lugar a otra persona, a ver si así tenemos un poco más de suerte... Lo digo abiertamente y nunca lo he negado. Eso sí, como vecino y natural de la Villa y Corte, como ciudadano madrileño y español y como aficionado a la ópera (con arias y sin ellas) desearía que mientras el Sr. Mortier siga al frente de esta importante institución cultural española que es el Teatro Real no me llamara corto mental porque mis gustos no coincidan con los suyos. Ni más, ni menos.
Espero haberle contestado con suficiente detalle, amigo Zacarías.
Un saludo cordial (que le envío de verdad y sin ninguna acritud).