¿Y yo me pregunto? Si es verdad que la obra de Verdi ya contiene un mensaje político, como presupone Zacarías, ¿a qué viene, entonces, manipular sus indicaciones escenográficas introduciendo todos esos elementos atemporales e innecesarios que, según se está contando en este hilo, ha incluido el genial Tcherniakov, y que llevan a dejar en calzoncillos al rey usurpador de Escocia, a suprimir y tergiversar el importante elemento sobrenatural representado por las brujas --decisivas en Shakespeare y Verdi--, a meter toda la acción dentro de una bombonera que impide ver la obra a parte del público, a destruir el cartón piedra del escenario sin dejar oír cómo concluye la ópera...? Todas estas patochadas que añade Tcherniakov a una música que ya lo dice casi todo, ¿en qué acentúan las grandezas y aciertos de la obra original verdiana y dónde encuentran su razón de ser, más allá de justificar el sueldo de este señor (que habrá sido bastante suculento)?
En realidad yo pongo en duda la necesidad y conveniencia de los cambios introducidos por el director de escena ruso, sencillamente porque su mensaje es falaz y malinterpreta la obra de Verdi. Y digo esto porque también rechazo esa hipótesis de nuestro compañero de foro, según la cual Macbeth incluye un mensaje político. Así es que de bien poco me vale a mí, como justificación a este estropicio escénico, la experiencia juvenil de Tcherniakov viendo el cuerpo de Breznev fiambre dentro de un ataúd colocado en el teatro Bolshoi. Por el contrario afirmo que el acercamiento realizado por el genio de Busseto a Shakespeare en las tres ocasiones que se produjo fue más una consecuencia de la simple admiración/pasión/devoción que sentía hacia el escritor inglés, antes que el deseo de transmitir mensaje político alguno a través de sus obras. La importancia del elemento sobrenatural en el caso del Macbeth --que quedó formalizada, incluso, en el contrato que Verdi firmó con el empresario Lanari de Florencia--, o la atención preferente prestada a las apariciones espectrales y a la pareja protagonista durante los ensayos --de la que ha quedado constancia epistolar de la época--, la focalización absoluta de toda la acción en torno al amor, los celos y la destrucción del moro en Otello, así como el espíritu general que impregna el Falstaff --pura comedia, pura burla-- todos estos elementos, repito, muestran que a Verdi le interesaban, por encima de todo, los tipos, los personajes. los caracteres, las situaciones, el drama en sí mismo, y desmienten la propuesta "trascendentalista" de Zacarías (que no es sino la de los actuales directores de escena, siempre dispuestos a transmitirnos sus personales fantasmas aprovechándose de obras realizadas por otros. En este caso, nada menos que uno de los mayores genios que ha dado la Humanidad). Si Tcherniakov tenía ganas de lanzar mítines, podría haberse comprometido mejor con una puesta en escena, por ejemplo, del Don Carlo verdiano (que sí incluye más referencias al poder político, aunque en la cosmovisión verdiana sigan primando las personas, los caracteres, las pasiones, antes que los acontecimientos).
De todas formas, gracias a Wotan (que es como decir "mi enemigo"), Verdi siempre será Verdi. Y por ello resulta absolutamente comprensible y acertado el último comentario que ha hecho Waltraute. Pese a todas las patochadas de Tcherniakov, siempre nos quedará el genio de Busseto...
_________________ "Tornate all'antico e sarà un progresso" (Giuseppe Verdi, compositor y genio).
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