Mal tienen que andar las cosas para que nadie de la primera función se haya animado a escribir; mal en el foro, no en este título. Aquí uno que estuvo ayer y que viene a contaros sus impresiones.

Lo primero es que me levanté de la cama para ir a la ópera tras tres dias destrozado por la gripe y bien que me arrepentí en el segundo acto porque las pasé canutas. Ya había perdido la Norma del Baluarte y no me apetecía perderme otra ópera así que me monté en el autobús y dirigé mis huesos hacia el Euskalduna; esos mismos huesos temblaban sin control en el acto final. Intenté no molestar a nadie; no se si lo conseguí.

¿Y la ópera? Pues bien. ¿Maravillosa? Pues no. ¿Y por qué? Permítanme aquí una pequeña digresión. Siempre me ha sorprendido de L'elisir d'amore esa línea que se traza entre los cuatro personajes principales, por la cual a dos de ellos se ls pide estricto y cuidado canto bello, respeto a la partitura y adecuación estilística mientras que los otros dos parecen exentos de todo ello, permitiéndose licencias si fin para hacer de sus personajes ya más chulos que un ocho ya unos lenguaraces mentirosos. Y digo yo que la partitura valdrá para unos y para otros, el estilo será exigible a unos y a otros, cantar será necesario en unos casos y en otros.

Porque una vez más mientras Adina y Nemorino viven en el planeta del bel canto, Belcore y Dulcamara lo hacen en el planeta del mugido, del gesto grandilocuente, del actor, del parlato,... Vamos, que la Iglesia de Dominic Cossa y Spiro Malas siguen teniendo adeptos. A mí, personalmente, desde que Samuel Ramey demostró que se puede ser bajo y cantante sin hacer gárgaras o lanzar aire caliente en lugar de notas graves, eso más que Iglesia me parece Secta. Y dañina.

Celso Albelo se presentaba en Bilbao y desde luego supongo ya le habrán firmado para los próximos años. Tiene gracia el puñetero (no hace falta mugir para ello) y cantó muy bien... si no fuera por el sempiterno problema del Euskalduna y su crueldad con las voces. No es un problema de emisión pero la voz de Albelo desaparecía en todos los concertantes. Se guardó para Una furtiva lagrima y aunque yo le hubiera pedido más recogimiento, el público le tributó una ovación espectacular.

De Mariola Cantarero había oído críticas mordaces sobre su primera función e iba expectante. Me gustó. Segura en la zona aguda, los destemples fueron los menos. Además se entendió muy bien en escena con el tenor y dibujó una Adina con mucho caracter, resuelta y decidida. A sabiendas que haga lo que haga la soprano el tenor siempre ganará la partida Cantarero se volcó con su escena final donde estuvo segura (¿segurola?) y conectó con el público, que le premió con una gran ovación.

Luca Salsi ha sido Belcore, papel bastante desagradecido. No me gustó nada. Voz tiene pero esa mania de hipotecar el canto a la actuación, de abusar del parlato, de convertir frases enteras en irreconocibles por aquello del "énfasis dramático" me exaspera, sencillamente. He visto a otros cantantes (Carlos Álvarez, sin ir más lejos) que con su sola presencia no dicen lo chuletas que son, pero luego cantan. ¿Tan difícil es? Y lo mismo con Bruno de Simone, un barítono metido a bajo, que es gracioso pero, ¡¡caramba!! no se pueden sustituir las notas graves por aspiraciones asmáticas y luego poner cara de actor cómico para que cuele. Te ries, vale, pero ¿y el canto? Creo que exceptuando a Carlos Chausson no recuerdo un Dulcamara cantado. Muy bien Itziar de Unda, que aprovechó sus pocas frases para destacar. Ya me gustó en el Arriaga la semana anterior y subrayo su buen estado vocal.

José Miguel Pérez Sierra dirigió a la Euskadiko Orkertra Sinfonikoa y tengo que decir que supiso una pequeña decepción. Me pareció que abusó de los volúmenes en más de una ocasión, no ajustandose a las voces y desprotegiéndolas en este mamotreto que es el Euskalduna. Y la puesta en escena de Mario Gas, que la veía por tercera vez, eficaz y colorista.

Yo me voy a quedar con su reflexión acerca de la crueldad de la acústica del Euskalduna. En patio de butacas, a los cantantes se les intuye más que se les escucha. Y el sonido que llega no es limpio, sino con una especie de reverberación que lo distorsiona. Un completo horror.
Aun así, comparto sus impresiones sobre la pareja titular habiendo asistido a la primera función: Albelo al nivel que acostumbra, y preocupado de que su voz no se perdiera en la descomunal sala; Cantarero mejor de lo que me esperaba, con una voz bonita y menos tirante por arriba de lo que temía; Salsi metiendo ruído, y De Simone diciendo muy bien, interpretando el rol, cantando con el material que tiene.
La orquesta tampoco me entusiasmó en exceso.

Estuve en el ensayo general, del cual no dije nada precisamente por eso, además presupongo que los cantantes se reservaron un poco respecto a lo que hacen en las funciones.

Sólo quiero comentar dos cosas:

a) 27 euros, repito, 27 euros me soplaron por una entrada para el ENSAYO general, en la parte más alta y alejada, y por mi hija menor de edad otros 12 euros.

b) La producción será eficaz, pero he visto producciones similares en zarzuela ser tachadas de aburridas, como mínimo.

¿27 euros una entrada para un ensayo general?

una estafa en toda regla. cobrar por un espectáculo incompleto, en el que no hay garantía alguna (ni obligación por parte de los intérpretes) de que se cante, es un timo importante.

¡Jopé! En Málaga es(o era)gratis...En las épocas gloriosas nuestras. ¡Me alegro por mi Mariolilla y por Celso, desde luego! Y tengo un problema grave con Belcore. Se lo escuché a uno(que lo debutaba)y el resto ya no lo pueden superar. Lo han nombrado: Carlos Álvarez.

La producción no aporta un ápice de comicidad. Todo queda de mano de los intérpretes.

Sobre la crueldad del Euskalduna, pues es que las voces son las que son, yo he oido a Ravdanosky en la Rusalka con Hans Peter-Köning, y no había ni reverberación ni nada de nada, se les oía a las mil maravillas y estaba en el palomar del Euskalduna, es decir, en la última fila del cuarto piso. Igual me ha pasado con Inva Mula, Marco Berti, Latonia Moore. el problema de Albelo es que desaparecía con los concertantes y cuando estaba para atrás, en "la furtiva lagrima", claro sin corquesta el solo y en la boca del escenario no hubo problema. Mariola Cantarero ha sacrificado el volumen y tiene menos vibrato pero tenía el mismo problema cuando estaba entre el coro y la orquesta. Por lo demás un Elixir disfrutable, de lo mejor que nos podemos permitir. La puesta en escena, ya la había visto en Madrid, y sigo sin encontrarle la gracia, por aquello de cambiar el ámbito rural a uno de ciudad. En lo que coincido en que ambos, Cantarero y Albelo, tienen gracia en el escenario y había cierta química entre ellos.

comparar a Albelo o a cualquier otro lírico-ligero con Radvanovsky, König o Berti es desproporcionado.
y por lo que tengo entendido y experimentado, arriba se oye mejor que abajo.

Ya , pero es curioso que siempre se trae a colación la ingrata acústica del teatro es en estas ocasiones, cuando las voces se disuelven y desaparecen en el acompañamiento de dos violines. Pero tanto en el Euskaduna, como en el Liceo, la Bastilla o el Arriaga.

Cuando han cantado las voces mencionadas por Crápula o las de Nucci o Waltraud Meier, y por no hablar sólo de superdivos, las de Heppner o del reciente Sartori, hablamos del timbre , legato, fraseo..., nunca de su escasa proyección en el teatro.

Y es que en la Adina que nos cantaba la Freni en los 70s caben una docena de las actuales. Incluso en el Euskalduna. O en los Nemorinos de Kraus o Pavarotti... En fin, son otros tiempos, desde luego peores para estos menesteres.

Saludos.

A mi Albelo es un chaval que me gusta bastante y que en estos años ha mostrado una mejoría evidente. Pero en la misma ópera (y con la misma compañera) en el Pérez Galdós, mucho más pequeño y con mejor acústica que el Euskalduna, también se perdía en los concertantes.

Es lo que sucede cuando no se tiene voz de tenor protagonista, algo que ahora se da muchísimo en el género operístico y que era inimaginable en cualquier otra época.

Hasta leer este comentario, creía tener como algo reglado que las entradas de los ensayos generales son gratuitas y van por invitación. Al fin y al cabo es una sesión de trabajo más (se advierte por megafonía), se puede parar, el cantante puede cantar la octava o directamente callar partes si lo estima, se puede repetir algo, etc, etc, etc. El tema consiste en además llenar la sala para estudiar tanto el feeling de los que asisten como el resultado sonoro con el teatro lleno de gente que vacío, que es diferente y de lo que se pueden sacar conclusiones para trabajar y mejorar en las representaciones "de verdad". Por lo tanto asistir a un ensayo general es algo por lo que salen ganando todos, tanto el publico, familiares de coro o profesores o estudiantes que así tienen su oportunidad como la produccion al contar con la sala llena para examinar su efecto. Por ello que sean gratis e invitaciones.
En el Real, te vas el día del ensayo y salvo que haya implicado algun Plácido o similar suele haber gente en los alredores que ofrece entradas sin coste.

Yo por lo tanto opinio que siendo encima una entrada arriba (aunque fuera de aptio igual) y encima yendo con una niña, se queda corto el calificativo de "estafa" que le han hecho a "alicia". Si es el modus vivendi del teatro, y esto es legal (cosa que desconozco: entiendo que cada teatro puede vender o no sesiones de trabajo si le sale o no del bolo, no creo que haya reglamento al respecto), pues muy mal hecho, porque es ir contra los usos y costumbres del género.

En fin, desde hoy valoraré mas estar presente en un ensayo sin haber pagado nada, ya que veo que es posible pagar algo.

No hace mucho tiempo las entradas para el ensayo las comprabas el mismo día (madrugones máximos) y quiero recordar que no valían más de 4€/6€.

Me parece denunciable que se VENDAN entradas para un ensayo general: o lo haces abierto, o lo haces cerrado, y no hay ningún problema, pero no puedes pretender que la gente pague un solo céntimo por un espectáculo en el que algunos no van a cantar, otros van a cantar a medio gas y se va a parar varias veces. No tiene razón de ser. Parte de la culpa también es de los que les pagan: si no pagase nadie, ya verán como lo hacían abierto al público y de gratis, como en casi cualquier teatro.